Siete fueron, siete, las señales que le hicieron pensar que le estaban siendo infiel

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Edu fue invitado y partícipe en algunas ocasiones, sin embargo, no era al tipo de ambiente que a él le gustaba. Son demasiado... ¿cómo decirlo? Intensos -solía afirmar-. No sé, parece que todo es una fiesta constante, con risas exageradas.

Pero qué gente tan falsa y cargante coño... Al fin y al cabo parece que la mujer de esta persona está integrandose en el grupo que merece. Mismos sentimientos estoy experimentando, como los que le suscitó a @kalkulon

... Y qué gran hilo es este.
 
Es el tipo de amigos falsos q en 10 años ni se hablaran y ella,obviamente no recordara ni quien era tucu tucu, mientras se borza su proxima polla.


Digale a su amigo q se pase por el subforo putas.

Al menos sabra q la que se folla,es puta y el puñal solo seran 50 pavos,no 7 señales.
 
QUINTA SEÑAL

Imagino que, ahora que encaramos la recta final, es un buen momento para mirar atrás. Hacer un breve alto en el camino para entender la trayectoria de Edu y Marta, sus rutinas y proyectos juntos. Sólo así, creo, se podrá entender la angustia -quizá para algunos exagerada- con la que Edu empezó a plantearse la existencia de una más que posible cornamenta.

Como comenté hace algunas páginas, desde que se conocieron en un verano en que ambos tenían 16 años y empezaron a descubrir las virtudes del sexo adolescente, la vida de ambos cambió radicalmente. Sé que esto puede sonar excesivamente exagerado y, probablemente, si no lo explico, pueda sonar a poco creíble. Edu era un estudiante brillante. No bueno, no, brillante. Su media de Bachiller, incluso después de que supiera que una buena mamada es siempre mejor que cualquier tema del libro de Historia de España, fue de 10. En Selectividad consiguió estar entre las primeras notas a nivel nacional y, sin que él lo solicitase y a consecuencia de ello, a su casa llegaron algunas cartas de diversas universidades privadas -algunas carlistas y situadas en el norte- que le ofrecían una plaza sólo a cambio de un precio simbólico y que no se apartase de los estudios en lo más mínimo. Viniendo como venía de una saga universitaria, esto hubiera colmado las expectativas de un padre catedrático venido a menos y de una madre eterna ama de casa pero con suficientes contactos en el rectorado. Marta, por su lado, no era tan sobresaliente, pero sí notable. Sus calificaciones eran relativamente buenas y podría labrarse un buen porvenir en el bufete de abogados de la familia a nada que decidiera cursar Derecho.

Sin embargo, por más que tuviesen bien amueblada la cabeza, ambos estaban borrachos de amor y sólo pensaban en pasar la vida juntos. Así que decidieron que toda su vida giraría en torno a ellos exclusivamente. No eligieron las carreras según sus preferencias y gustos sino que se decantaron por aquéllas en las que con más facilidad pudieran prosperar. Edu era muy capaz pero, tras haber cursado dos bachilleres a la vez - el Científicotecnológico y el de la Salud- no se había despertado en él ningún especial interés, así que optó por la rama en la que la familia más podía enchufarlo, Psicología. Ser profesor en la Universidad, si bien puede que no le rentase a nivel espiritual, le garantizaría un buen dinero de manera indefinida. Marta eligió estudiar Filología, no tenía que moverse de Granada y, además, después opositaría. Conseguiría plaza fija en algún momento y ganarían, entre ambos, sobradamente para vivir como se les antojase.

Pasados unos años, dado que tenían claro que su vida era de ellos y de nadie más, ni amigos ni posibles hijos, abordaron el problema de frente. A Marta la píldora le iba regular y, además, le impedía beber o fumar ocasionalmente y, como no querían depender de condones, convinieron en que lo mejor era la vasectomía. Los amigos les pusimos sobreaviso, pero no hubo manera de hacerles reflexionar. Lo tenían claro y los canales tenían que ser segados.

Con un par de trabajos -el de él fijo, el de ella dependiente de interinidades- no muy satisfactorios pero sí rentables, optaron por vivir la vida. Todo el tiempo que tenían -y que Marta no tenía que pasar estudiando- lo compartían por completo. Puede parecer que exagero, pero, incluso cuando la bolsa de trabajo solicitaba a Marta, si el puesto era excesivamente lejano y no podía ir y venir en el día a Granada, recurría a los contactos de la madre para que le firmasen algún tipo de incapacidad médica temporal -hormonal o el típico lumbago- que le forzaba a rechazarla. Alguna vez, muy excepcionalmente, se tuvieron que separar más de la cuenta -no siempre l chanchullo colaba- y, entonces, era Edu el que solicitaba algo por el estilo para poder pasar la semana que correspondiese junto a Marta. Ni que decir tiene que la Erasmus la hicieron juntos.

Todo esto devino en perder casi contacto con todo humano que no fueran ellos dos -salvo contadas excepciones y aquél derivado de las rutinas propias de la jornada laboral-. La relación se cerró tanto que era muy difícil verlos si no era juntos. Si tomabas quedábamos para tomar una cerveza, aparecían ambos. Ir a una despedida de soltero era algo impensable para Edu, pues Marta no era invitada.

Cuando coincidíamos no eran el alma de la fiesta. La típica pareja reservada que casi no habla y sólo participan cuando se le hace un pregunta directa o el silencio es excesivamente tenso. Eran los primeros en irse y, mientras estaban, parecían más preocupados en contar los segundos que les quedaban por irse que en disfrutar del rato entre amigos.

Sólo en WhatsApp se comportaban como entes separados pero, como ya he dicho, ambos eran tremendamente dejados para contestar y casi siempre dejaban los mensajes con el doble tick azul que indica que han sido vistos y leídos.

En resumen, habían condicionado toda su vida al hecho de compartirla. Los ascensos y oportunidades laborales, la descendencia, las amistades y, en parte, la familia, habían quedado en un muy segundo plano a cambio de apostarlo todo a una relación que ellos confiaban sería eterna.

El paso de que Edu viniese a jugar al fútbol con nosotros un día a la semana sólo se consiguió cuando, a modo de regalo de cumpleaños, entre todos los demás pagamos su parte de alquiler de pista para todo el año. Y, aún así, nos costó convencerlo. De hecho, fue Marta la que terminó de mediar y le hizo ver que un poco de rato cada uno a su aire no les vendría nada mal.

Es fácil entender ahora, creo, que a Edu se le empezara a venir el mundo encima cuando su idealizada pareja comenzaba a tener unos comportamientos tan erráticos en los que casi renegaba de la forma de vida llevada hasta ahora. Dos horas a la semana de CrossFit podían estar bien; todos los días, si ella era feliz, era aceptable; salir de fiesta sin él empezaba a rayar una frontera no dibujada pero fácilmente identificable; no irse, tras 15 años de relación, de vacaciones juntos por primera vez en la vida era saltar esa barrera y difuminarla con un chorro de orín.

Para Edu fue demasiado.

Sé que discutieron. Que Marta no entendía que hacía mal yéndose. Le contaba que el resto de compañeros de CrossFit iban a hacer lo mismo. Le dijo que algunos se llevaban a la pareja, que se fuera él con ella si quería. Pero Edu estaba dolido e intuía que ella sólo se lo decía por compromiso, no porque realmente desease que él estuviera allí dando vueltas sin nada que hacer en Tenerife. Él le echó en cara tomar una decisión así sin consultárselo y ella respondía que lo habían decidido sobre la marcha, no sólo ella, sino todos. Pero tú no eres todos, tú eres mi todo. Lo que hagan los demás me da igual -le decía-. Yo no soy de nadie, Edu, hemos decidido estar juntos, pero yo no soy tuya y tú no eres mío -me dijo Edu el primer día que nos fuimos de vacaciones juntos.

Ante el mensaje que recibí tras la cena en que me enseñaba todos los preparativos, ése en el que confesaba que Marta se iba sin él, hablé con mi pareja y le propuse irme de vacaciones al monte con Edu. Le vendrá bien, creo, despegado del teléfono y la civilización. Quizá sólo le haga falta pensar. Mi chica no puso ninguna objeción. no era la primera ni la última vez que nos íbamos de vacaciones por separado y, además, no teníamos nada planificado. Así pues, nos fuimos al norte, a Cantabria, a un hotelito rural que tiene una antigua amiga en medio de la nada. Pensaba yo que pasear, deambular y descubrir nuevos paisajes le ayudaría a desconectar. Y, sino, al menos podría desahogarse conmigo y yo encontrar un resquicio por el que poder hablarle con total sinceridad. Y, efectivamente, así ocurrió.

Los primeros días intentaba mostrarse entero, dicharachero y alegre. Sin embargo, pasadas unas horas de caminata, a nada que veía que perdía cobertura y que no podía ver si Marta le escribía o no, se ponía nervioso. No lo decía, pero consultaba el móvil constantemente, con excusas de mierda: que si ver la hora, que si comprobar el track de la excursión. Yo le decía que lo bueno de ir a un sitio así es olvidarse de las ataduras de la civilización, abrazar una libertad temporal y dejarse llevar. También le decía que, bueno, si Marta estaba en una competición de CrossFit no iba a estar pendiente del teléfono móvil para decirle cuánto lo quería. Él hacía como que me entendía y aceptaba mis consejos pero, por dentro, dejaban poco poso.

Un día me enfadé, no mucho, pero sí un poco. Deja el puto móvil, coño, que no hay manera de que alguien te escriba y contestes y ahora que estás en medio de la nada parece que seas un ministro esperando una llamada del presidente. Se me puso a llorar. En mitad de la nada, en un peñasco perdido de Dios donde sólo estábamos nosotros dos y un par de cabras se puso a berrear con un niño al que le hubieran quitado su helado. Coño, ver a un tío de trentaypico años, profesor de universidad, llorando como una magdalena, me tocó. ¿Qué te pasa ahora? -pregunté oliendo la respuesta y sintiendo el picorcito en el vientre. Es Marta, tío, que yo creo que ya no... -dijo entre sollozos entrecortados-. Que ya no, ¿qué? -contesté-. Que ya no es mi Marta, que yo creo que... que yo creo que se está follando a otro -yo me hice el sorprendido, qué otra cosa podía hacer. Evidentemente esa posibilidad rondaba por las cabezas de todos y ahora, al fin, parecía germinar en la suya. Pero, vamos a ver, ¿a qué vienen ahora esos miedos? -pregunté. Algunos pensaréis que perdí aquí la posibilidad de lanzarme a la piscina y hacerle ver que sus sospechas podían tener una besa cierta pero estamos hablando de un amigo de hace mucho tiempo y necesitaba ver si, en ese momento de debilidad, podría contar algo que no supiéramos los demás y que tuviera el suficiente peso como para cometer la temeridad de hablar con total sinceridad sin arriesgarme a perder a un colega para siempre. Es en los momentos de flaqueza de nuestros seres queridos cuando más hay que medir nuestras palabras, de lo contrario, se puede salir muy escaldado y yo no estaba dispuesto a cagarla.

Me contó que la notaba rara, cosa que era obvia, y que yo intenté justificar con su cambio laboral. Es normal, a los opositores les suele pasar. Han llevado una vida tan estresada en los años de estudio, que es coger la plaza y se liberan. Es algo pasajero, dale tiempo y mira a ver cómo evoluciona la cosa. Él negaba con la cabeza, entendía mi argumento pero había algo tras él que no le convencía. Me hablaba de sus salidas, de que, de repente hubiera cambiado tanto sexualmente. No es que antes fuera una mojigata, pero es que ahora a veces parece una actriz porno, tío. Yo le dije que pensaba que eso le gustaba, que, como hacía tanto y tanto alarde, pensaba que era feliz. Todo tiene un límite, ¿sabes? Y a veces te da por pensar... ¿de dónde habrá sacado esa idea? El picorcito de mi vientre se hizo más intenso y yo tomé eso como una señal de mi cuerpo que me indicaba que ahí se ocultaba algo. No sé, se habrá vuelto más creativa, a lo mejor le ha dado por ver porno o algo. Él siguió negando con la cabeza. Si no me dices algo más concreto, no sé... Quizá alguna del grupo de CrossFit le da pistas, ya sabes que ellas son de ir a sexshops y cosas así -dije restándole importancia al asunto-. Precisamente ése es el problema. Me contó que una noche, una semana antes del viaje a Grecia, tuvieron una discusión en la cama. Él estaba boca arriba y ella sentada a horcajadas sobre él, con el coño en la boca de Edu mientras éste se lo chupaba y lamía. Me confesó que ella siempre le había felicitado por su maña haciendo cunilingus -cosa que no entiendo porque no tenía mucho donde comparar- y que ése día, sin embargo, estaba quejicosa, que nada le iba bien. Él le preguntó si le pasaba algo y ella negó. En un momento dado, le dijo que le tocara de una determinada forma, que le lamiera de otra y que le metiese dos dedos más allá. Él se quedó en shock, era algo que jamás habían hecho. A qué venía aquello. Tú, hazlo, que me va a gustar. El lo hizo lo mejor que pudo: con la nariz le rozaba arriba, con la lengua lamía los labios y con los dedos la exploraba por dentro. Era jodidamente difícil, tío, ortopédico -me confesó-. Pero se corrió como jamas de había corrido. Me tuve que limpiar con la sábana y todo. Yo creía que se meaba encima. Qué cara de felicidad. Yo le dije que eso era bueno, que de eso trataba el sexo, sobre todo el oral. Pero él, de nuevo, negó con la mirada.

Y es que siete fueron, siete, las señales que le hicieron pensar a Edu que Marta estaba siendo infiel.

Me confesó que esa noche no pudo dormir. Que, de madrugada, se levantó de la cama y se fue al salón, al sofá. Estaba inquieto, había algo dentro de él que le decía que aquello no estaba bien. Hizo zapping y, al final, amaneció allí. Marta lo vio, lo vio y fue a despertarlo chupándole la polla, es algo que hacía últimamente. Se arrodilló frente a él y empezó a lamerle hasta que estuvo lo suficientemente dura como para succionar. Edu se despertó, se incorporó y se dejó llevar. Pero le costaba, por más que quería no era capaz. Había una pregunta en su cabeza que tenía que hacer ya que, ni aunque se la estuvieran comiendo, era capaz de apartársela de encima. Marta se sacó la polla de la boca y, de rodillas y con el falo en la mano, le preguntó que pasaba. Anoche me dijiste que te hiciera una cosa, bueno, que te lo hiciera de un amanera en concreto. Nunca antes lo habíamos hecho así, ¿cómo sabías que te gustaría tanto? Tuviste un orgasmo eterno... Ella lo felicitó, le dijo que había estado genial, que era mejor de lo que esperaba e intentó volver a meterse la polla en la boca sonriendo pero Edu la detuvo. No me has contestado -dijo-. Ah, bueno, es algo que me ha contado Míriam, un pareja que tuvo un tiempo se lo hacía y dice que nunca nadie se lo ha comido así que, desde entonces, cuando se topa con alguien, si ve que no tiene mucho dominio, le indica un poco cómo hacerlo. Lo llama la regla de los tres pasos, ella -contestó con cierta indiferencia mientras le masajeaba la polla-. ¿A Míriam? ¿Un chico? Pensaba que era lesbiana... -contestó el pobre Edu-. Marta sonrió. Lesbiana no, bisexual. Le da a todo. Es muy liberada. Si se ha follado a medio Box... A Edu le surgió una pregunta. La obvia, la irremediable, la que sospechaba era cierta y cuya respuesta le daba un pavor terrible. Empezó a verbalizarla, a hacer el pensamiento palabra pero en ese momento Marta se incorporó y se dejó caer sobre su miembro erecto para moverse lentamente arriba y abajo y él ya no supo hacer más que perderse entre sus pechos.

Y es que siete fueron, siete, las señales que le hicieron pensar a Edu que Marta estaba siendo infiel. Siete, como los días que pasé con él en Cantabria.
 
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Es el tipo de amigos falsos q en 10 años ni se hablaran y ella,obviamente no recordara ni quien era tucu tucu, mientras se borza su proxima polla.


Digale a su amigo q se pase por el subforo putas.

Al menos sabra q la que se folla,es puta y el puñal solo seran 50 pavos,no 7 señales.

Quizá su amigo no necesite a una prostituta de 50 pavos, quiza lo que necesite no sea ya una buena persona, sino una persona que no se deje deslumbrar como una adolescente de un grupo de gente que es sólo superficie, que le repiten unos lemas de pelicula americana con la única intención de deslumbrarla todavía más, borrando su "yo propio" y dejarse follar.

Quizá sólo quiere una persona que le diga que cuando no funcionan, pues que intenten arreglar las cosas juntos. Y si a pesar de todo no funciona nada, pues se acabó y cada uno por su lado. Ya sabes, gente lo suficientemente madura emocionalmente.
 
@Spawner le dejo mi like y le emplazo a poner el siguiente hoy,es pronto y le da tiempo fill de felpuda :jew:
 
Qué va. Estoy saliendo ya de casa, que, como siempre, voy justo de tiempo.
 
Edu era consciente desde el minuto 2 que relé había saltado y que Marta estaba con otro.

Conozco una historia análoga a este relato. En ese caso fue un ascenso laboral y un cambio notable en el entorno de trabajo. También eran una pareja que llevaban juntos desde muy temprano.

Jamás se me olvidará lo que me dijo la persona que se llevó el palo

" Desde el principio lo sabía, lo sabía, pero era yo quien me negaba una y otra vez que eso fuera posible".

A este tipo le costó años, no pocos, reconstruirse a nivel emocional para poder conseguir una relación estable, ya que a la mínima que algo le trastocaba se acorazaba y tiraba por a calle de enmedio
 
Conozco varias mujeres de 50 y pico, y todas están con su novio de la infancia. Eso me hace suponer que ellos son unos puteros y ellas unas putas amargadas. A veces, cuando surge algún comentario de algun o alguna joven que viajan, estan con unos y otras, se les ve la cara de desesperanza y a veces se les escapa un lamento: "aprovecha tu que puedes", "si yo lo hubiera sabido..."
 
Conozco varias mujeres de 50 y pico, y todas están con su novio de la infancia. Eso me hace suponer que ellos son unos puteros y ellas unas putas amargadas. A veces, cuando surge algún comentario de algun o alguna joven que viajan, estan con unos y otras, se les ve la cara de desesperanza y a veces se les escapa un lamento: "aprovecha tu que puedes", "si yo lo hubiera sabido..."
No.
Lo q pasa es q con 50 estan fuera de mercado.quitales 15 años de encima a ver si suspirsn,lo q pasa es q muchas seran unas putas mantenidas que "no van a ponerse a currar con 50" eu teño ladillas como centollos eu teño ladillas como centollos eu teño ladillas como centollos
 
Edu era consciente desde el minuto 2 que relé había saltado y que Marta estaba con otro.

Conozco una historia análoga a este relato. En ese caso fue un ascenso laboral y un cambio notable en el entorno de trabajo. También eran una pareja que llevaban juntos desde muy temprano.

Jamás se me olvidará lo que me dijo la persona que se llevó el palo

" Desde el principio lo sabía, lo sabía, pero era yo quien me negaba una y otra vez que eso fuera posible".

A este tipo le costó años, no pocos, reconstruirse a nivel emocional para poder conseguir una relación estable, ya que a la mínima que algo le trastocaba se acorazaba y tiraba por a calle de enmedio
Pues imaginate decirle a un tío que su prometida esta liada con un compañero de curso. Que te lo niegue y te diga que es imposible. Días después ponerle pruebas delante, que te diga que el era feliz sin saberlo, que por que cojones tenía que hacerle esa putada, que no la va a dejar por que esta enamorado y que no podría vivir sin ella ya. Y para rematar la faena que te mande a la mierda

Y al poco ver como te retiran el habla ellos dos y sus padres. Y los padres han dejado de hablarles a los míos y todo. A saber que habrá dicho el anormal.

Podría decir que pasé del tema, pero no. Era de mis mejores amigos de toda la vida y me ha dolido lo más grande. Que no me invitará a la boda me sudo la polla. Pero no salir a correr con el, no irnos de cervezas o de fiesta, no ver el fútbol juntos, ir a matar palomas y luego comernoslas.... Todo eso lo hecho de menos.

Todas putas
 
Pues imaginate decirle a un tío que su prometida esta liada con un compañero de curso. Que te lo niegue y te diga que es imposible. Días después ponerle pruebas delante, que te diga que el era feliz sin saberlo, que por que cojones tenía que hacerle esa putada, que no la va a dejar por que esta enamorado y que no podría vivir sin ella ya. Y para rematar la faena que te mande a la mierda

Y al poco ver como te retiran el habla ellos dos y sus padres. Y los padres han dejado de hablarles a los míos y todo. A saber que habrá dicho el anormal.

Podría decir que pasé del tema, pero no. Era de mis mejores amigos de toda la vida y me ha dolido lo más grande. Que no me invitará a la boda me sudo la polla. Pero no salir a correr con el, no irnos de cervezas o de fiesta, no ver el fútbol juntos, ir a matar palomas y luego comernoslas.... Todo eso lo hecho de menos.

Todas putas
Es el k-arma, por llevar años corneando, sin el más mínimo amago de arrepentimiento o dilema moral, a la que va a ser la madre de tu hijo.

Te jodes.
 
Última edición por un moderador:
Reitero.te comiste ya ese par de collejas diarias? Pq no posteas con tu user original?pq tus padres eran hermanos?
Cosas que algun dia contestaras.
Bueno quien dice collejas....dice pollas bo-nini-ato.
:liachu:
-Reitero.te comiste ya ese par de collejas diarias? xd xd xd..................

:lol:
 
liachu69 rebuznó:
Lo q pasa es q con 50 estan fuera de mercado.
Al menos alguna vez estuvieron dentro.
liachu_caretaaa.webp

xdxd......
 
También el Edu enseñando videos de su mujer follando a los amigos... Menudo subnormal, imbécil... Yo me entero de una cosa así y, no sé si entraría en shock y me deprimiría perdiendo toda mi energía o si me enfurecería y le molería a palos a lo bestia, de acabar en el calabozo, nada de un guantazo, a sartenazos. Es que es muy fuerte.
 
También el Edu enseñando videos de su mujer follando a los amigos... Menudo subnormal, imbécil... Yo me entero de una cosa así y, no sé si entraría en shock y me deprimiría perdiendo toda mi energía o si me enfurecería y le molería a palos a lo bestia, de acabar en el calabozo, nada de un guantazo, a sartenazos. Es que es muy fuerte.
¿Temes algo?¿Te has grabado haciéndolo?
 
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