Bueno, ahora en serio...
Resulta que vienen unos alienígenas desde Tiran-Liran, cruzan parsecs de distancia en el equivalente galáctico a un Seat León, abducen a algún paisano despistado para introducirle sondas anales y se largan tal cual de vuelta...
Todo ello de extranjis, sin ser detectados en un planeta rodeado por un millar de satélites y una red de monitoreo de espacio cercano, y cuando son descubiertos escapan haciendo simpáticas cabriolas perrunas porque tienen una tecnología súper futurista y la mala educación de no saludar ni presentarse.
No hay ni una sola prueba convincente de ello. Pruebas de verdad, contrastables, palpables e irrefutables, no chaladuras de señoras aficionadas al ocultismo ni pajeos de jipis aburridos.
Es improbable que una misión estelar proveniente de más allá del cinturón de Kuiper no sea detectada por la red mundial de seguimiento de asteroides. Cada noche el cielo es barrido específicamente para buscar objetos que se muevan en órbitas del sistema solar interior.
Habrá aún conspiranoicos recalcitrantes que digan que "los aliens controlan los viajes por el hiperespacio y los agujeros de gusano y llegan de un salto a La Tierra".
Bien, un evento de esa clase necesariamente provocaría perturbaciones en el espectro electromagnético que serían detectadas por los innumerables instrumentos dedicados a escudriñar el cielo en todos los espectros conocidos, visibles e invisibles; ondas de radio, infrarrojos...
Y luego, si esa nave se acercase al planeta, tendría que sortear la chatarra espacial y la red de satélites que nos rodea, una franja orbital igualmente monitorizada y no solo desde tierra. La ISS y determinados satélites militares observan esa franja para evitar colisiones entre objetos orbitales.
Un acontecimiento de la envergadura de un contacto con viajeros interestelares no pasaría desapercibido, no podría hacerlo. Hay demasiados ojos y aparatos mirando como para no detectar semejante anomalía.
Es altamente probable que el Universo esté lleno de vida, alguna incluso inteligente. Pero es igualmente probable que las distancias entre ellas, tanto espaciales como temporales, sean lo suficientemente apabullantes como para que nunca lleguen a encontrarse, ni siquiera a detectarse...