Main man
Limpia, fija e invita a putas a coca-colas
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Algunos ya lo sabéis, porque me he molestado en mirar el hilo-esquelas, otros no, y tal vez la mayoría no sepa ni quién era. Pero esta noche ha muerto uno de los más grandes, Juan Antonio Cebrián.
Era un maestro de la radio. Hablar de él en pasado, con su voz aún tan reciente en mis oídos, me suena muy extraño, como en un sueño. Porque la voz de Cebri me acompañó infinidad de noches desde que lo descubrí, en el verano del 97. Eran los tiempos del Turno de noche. Luego vino La rosa de los vientos, de tardes o de madrugadas.
Me precio de haber participado en la multitudinaria "Alerta OVNI" que lanzó en julio de 1997 por toda España, desde Onda Cero. En cada ciudad se señaló un sitio y cientos de personas fuimos allá para participar en un acontecimiento nunca vivido en nuestro país. En Montserrat, en la playa de la Malvarrosa, en la Malagueta, en la sierra de Madrid... Pocos fueron los que pudieron relatar haber visto luces inexplicables, pero nos dio igual; unidos por la radio, aquella fue una noche mágica.
Nadie como él abordó los pasajes de la historia, la ciencia, el espionaje, la ecología, Internet y, sobre todo, el misterio. Su tertulia de los domingos noches, la de las Cuatro C (con Bruno Cardeñosa, Carlos Canales y Jesús Callejo), pasará a los anales del buen hacer, de la radio bien hecha, documentada y, sobre todo, entretenida.
Y antes de rendir mi último saludo a un amigo, deciros algo que mucha gente no sabía y que aún lo hace más grande: era ciego.
Cebrián se merece un hilo en este foro.
Era un maestro de la radio. Hablar de él en pasado, con su voz aún tan reciente en mis oídos, me suena muy extraño, como en un sueño. Porque la voz de Cebri me acompañó infinidad de noches desde que lo descubrí, en el verano del 97. Eran los tiempos del Turno de noche. Luego vino La rosa de los vientos, de tardes o de madrugadas.
Me precio de haber participado en la multitudinaria "Alerta OVNI" que lanzó en julio de 1997 por toda España, desde Onda Cero. En cada ciudad se señaló un sitio y cientos de personas fuimos allá para participar en un acontecimiento nunca vivido en nuestro país. En Montserrat, en la playa de la Malvarrosa, en la Malagueta, en la sierra de Madrid... Pocos fueron los que pudieron relatar haber visto luces inexplicables, pero nos dio igual; unidos por la radio, aquella fue una noche mágica.
Nadie como él abordó los pasajes de la historia, la ciencia, el espionaje, la ecología, Internet y, sobre todo, el misterio. Su tertulia de los domingos noches, la de las Cuatro C (con Bruno Cardeñosa, Carlos Canales y Jesús Callejo), pasará a los anales del buen hacer, de la radio bien hecha, documentada y, sobre todo, entretenida.
Y antes de rendir mi último saludo a un amigo, deciros algo que mucha gente no sabía y que aún lo hace más grande: era ciego.
Cebrián se merece un hilo en este foro.
