LeChuck
Freak total
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La cerveza esa del día me quedé yo sin probarla, junto con alguna cosa típica más.
El café es religión en Vietnam. Hay muchas más cafeterías propiamente dichas que en Esñapa, si no contamos los baretos de toda la vida. Un paquetito bien presentado es un souvenir muy habitual, igual que el te.
De mis experiencias en las cafeterías puedo sacar dos observaciones sobre el comportamiento de la gente. En Vietnam pueden ser extremadamente profesionales y educados al atenderte si están habituados a turistas. Por alguna razón las cafeterías siempre las atiende gente jovencísima, que además tienen a sus amigos siempre rondando por allí, o al menos así lo vi yo en muchas ocasiones. El caso es que si te metes en un sitio nada frecuentado por turistas se levanta un gallinero del copón, en plan levantarse uno de los colegas y salir disparado a avisar al amigo que trabaja tras la barra entre risas nerviosas. Para cuando entras tienes a una docena de adolescentes levantando la mirada del móvil para observarte con curiosidad, y cada movimiento que haces provoca el nerviosismo general. Porque no manejan muy bien el inglés, supongo.
Recuerdo entrar en un sitio. Me atendió una chica que estaba con amigas. Me dieron la carta para que eligiese y mientras la miraba estaban allí tiesas como estatuas, aguantando la respiración. Cuando elegí y fui a sentarme vinieron por detrás silenciosamente para preguntarme si quería wifi. Cuando noté una presencia justo detrás me giré con normalidad y pegaron un bote, como si fuese un caimán encabronado, para luego romper a reír histéricas. Y yo ahí en plan WTF.
No sé, imaginaos a unas adolescentes intentando controlar un cerdo de 200 kilos entre una colección de jarrones Ming. Ese es su comportamiento. No me pasó una vez, sino cuatro o cinco. El caso es que me leí un libro que se llama Destination Saigon. Es de un tipo que hizo varios viajes al país para estudiar las religiones y el idioma, y cuenta diferentes aventuras en diferentes zonas de Vietnam. Me lo estoy releyendo y me ha hecho gracia que mencione muy brevemente este comportamiento. Es altamente recomendable, sobre todo si has estado, no puedes mas que reconocer alguna faceta del país y su gente en cada párrafo.
Hace muchos años leí que los japoneses tienen un comportamiento de cara al cliente y es que siempre evitan la negación, el enfrentamiento. Me sorprendió mucho ver que en Vietnam también lo hacen. Por ejemplo, vas a una cafetería de noche cuando ya ha pasado la hora del cierre. Hay clientes dentro pero ya no sirven más, aunque tú no lo sabes.
-Hola buenas. ¿podrías ponerme un café descafeinado con hielos para llevar?
--Mmm, no estoy segura de que sea posible
-¿No tenéis descafeinado, o no ponéis para llevar?
--Eh... mmm, tal vez no podamos ofrecerle exactamente lo que pide
-Solo quiero un café para llevar, no me importa si no hay descafeinado, y tampoco si no hay hielo
--Bueno, es posible que no podamos ayudarle
(pausa para analizar la situación y recordar el articulo sobre los japoneses)
-Entonces...
--¿Si?
-Lo que quieres decir es que es la hora de cerrar y ya no podéis atender a clientes
-La hora de servir a nuestros clientes ya ha pasado
-Bueno, venga hasta luego
Una cosa que me encantó es que el clima tropical provee una enorme cantidad y variedad de fruta, y en las cafeterías y restaurantes siempre hay opciones de batidos y zumos. Es muy fácil encontrar un zumo de lima mañanero, o uno de azúcar de caña con coco, menta, melón y fruta de la pasión.
Uno cuando viaja a estos paises espera que se le presente la oportunidad de probar todas esas frutas tropicales. Lo que yo no sabía es que están por todas partes y no hay ni que buscarlas. En su forma natural, en zumos, o en bandejitas de poliespan listas para su consumo.
De arriba a abajo: zumo de fruta de la pasión o maracuyá en la calle de mi hostal (Cocoon Inn) en Hanoi. Jugo de caña de azúcar. Un coco. Puesto de verduras sin apenas frutas a la vista (por alguna razón las piñas son mucho más pequeñas, aunque saben igual). Una señora vendiendo longan, una fruta de la familia del lichi.
El caso es que hay que aprovechar y probar tantas como se pueda. Algunas son sorprendentes en su textura, otras en su sabor y algunas son meh total.
Una vez en un supermercado aquí vi que vendían la fruta del dragón. Estaba a 14€ el kilo. 5 o 6€ la pieza. Pasé. En Vietnam vale 1,30€ como mucho.
Por cierto, en los templos se ponen como ofrenda unos cítricos llamados Mano de Buda. Preguntando por ello después de verlos en muchos puestos callejeros y templos me dijeron que prácticamente no se consumen. Solo se usan para ofrendas.
foto de internet
Dejo este articulillo sobre frutas tropicales y me piro, que estoy enfermo porque arrastro desde hace semanas el catarro de pasar del calor tropical al aire acondicionado helador de estos hijos de puta amarillos.
Frutas del sudeste asiático que debes probar antes de morir
A ver si avanzo que andaba contando lo que hice el puto primer día.
El café es religión en Vietnam. Hay muchas más cafeterías propiamente dichas que en Esñapa, si no contamos los baretos de toda la vida. Un paquetito bien presentado es un souvenir muy habitual, igual que el te.
De mis experiencias en las cafeterías puedo sacar dos observaciones sobre el comportamiento de la gente. En Vietnam pueden ser extremadamente profesionales y educados al atenderte si están habituados a turistas. Por alguna razón las cafeterías siempre las atiende gente jovencísima, que además tienen a sus amigos siempre rondando por allí, o al menos así lo vi yo en muchas ocasiones. El caso es que si te metes en un sitio nada frecuentado por turistas se levanta un gallinero del copón, en plan levantarse uno de los colegas y salir disparado a avisar al amigo que trabaja tras la barra entre risas nerviosas. Para cuando entras tienes a una docena de adolescentes levantando la mirada del móvil para observarte con curiosidad, y cada movimiento que haces provoca el nerviosismo general. Porque no manejan muy bien el inglés, supongo.
Recuerdo entrar en un sitio. Me atendió una chica que estaba con amigas. Me dieron la carta para que eligiese y mientras la miraba estaban allí tiesas como estatuas, aguantando la respiración. Cuando elegí y fui a sentarme vinieron por detrás silenciosamente para preguntarme si quería wifi. Cuando noté una presencia justo detrás me giré con normalidad y pegaron un bote, como si fuese un caimán encabronado, para luego romper a reír histéricas. Y yo ahí en plan WTF.
No sé, imaginaos a unas adolescentes intentando controlar un cerdo de 200 kilos entre una colección de jarrones Ming. Ese es su comportamiento. No me pasó una vez, sino cuatro o cinco. El caso es que me leí un libro que se llama Destination Saigon. Es de un tipo que hizo varios viajes al país para estudiar las religiones y el idioma, y cuenta diferentes aventuras en diferentes zonas de Vietnam. Me lo estoy releyendo y me ha hecho gracia que mencione muy brevemente este comportamiento. Es altamente recomendable, sobre todo si has estado, no puedes mas que reconocer alguna faceta del país y su gente en cada párrafo.
Hace muchos años leí que los japoneses tienen un comportamiento de cara al cliente y es que siempre evitan la negación, el enfrentamiento. Me sorprendió mucho ver que en Vietnam también lo hacen. Por ejemplo, vas a una cafetería de noche cuando ya ha pasado la hora del cierre. Hay clientes dentro pero ya no sirven más, aunque tú no lo sabes.
-Hola buenas. ¿podrías ponerme un café descafeinado con hielos para llevar?
--Mmm, no estoy segura de que sea posible
-¿No tenéis descafeinado, o no ponéis para llevar?
--Eh... mmm, tal vez no podamos ofrecerle exactamente lo que pide
-Solo quiero un café para llevar, no me importa si no hay descafeinado, y tampoco si no hay hielo
--Bueno, es posible que no podamos ayudarle
(pausa para analizar la situación y recordar el articulo sobre los japoneses)
-Entonces...
--¿Si?
-Lo que quieres decir es que es la hora de cerrar y ya no podéis atender a clientes
-La hora de servir a nuestros clientes ya ha pasado
-Bueno, venga hasta luego
Una cosa que me encantó es que el clima tropical provee una enorme cantidad y variedad de fruta, y en las cafeterías y restaurantes siempre hay opciones de batidos y zumos. Es muy fácil encontrar un zumo de lima mañanero, o uno de azúcar de caña con coco, menta, melón y fruta de la pasión.
Uno cuando viaja a estos paises espera que se le presente la oportunidad de probar todas esas frutas tropicales. Lo que yo no sabía es que están por todas partes y no hay ni que buscarlas. En su forma natural, en zumos, o en bandejitas de poliespan listas para su consumo.
De arriba a abajo: zumo de fruta de la pasión o maracuyá en la calle de mi hostal (Cocoon Inn) en Hanoi. Jugo de caña de azúcar. Un coco. Puesto de verduras sin apenas frutas a la vista (por alguna razón las piñas son mucho más pequeñas, aunque saben igual). Una señora vendiendo longan, una fruta de la familia del lichi.
El caso es que hay que aprovechar y probar tantas como se pueda. Algunas son sorprendentes en su textura, otras en su sabor y algunas son meh total.
Una vez en un supermercado aquí vi que vendían la fruta del dragón. Estaba a 14€ el kilo. 5 o 6€ la pieza. Pasé. En Vietnam vale 1,30€ como mucho.
Por cierto, en los templos se ponen como ofrenda unos cítricos llamados Mano de Buda. Preguntando por ello después de verlos en muchos puestos callejeros y templos me dijeron que prácticamente no se consumen. Solo se usan para ofrendas.
foto de internet
Dejo este articulillo sobre frutas tropicales y me piro, que estoy enfermo porque arrastro desde hace semanas el catarro de pasar del calor tropical al aire acondicionado helador de estos hijos de puta amarillos.
Frutas del sudeste asiático que debes probar antes de morir
A ver si avanzo que andaba contando lo que hice el puto primer día.
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