Los tíos como Thorndike follan mucho y con muchas, pero no suelen ser buenos folladores.
Follar bien es un arte, y el donjuán promedio que capta la atención por su físico apolíneo y su labia desprejuiciada, acostumbra a tener un desempeño mediocre precisamente por la falta de constancia y profundidad de su carácter amoroso.
Mucho mejores amantes son aquellos que han estado con menos mujeres, pero más tiempo: comparativamente, son como el artista que ha desarrollado tiempo y disciplina para cultivar su obra, a pesar de las dificultades, las limitaciones y los momentos menos inspiradores. Como bien es sabido, nunca mar en calma hizo buen marinero. Los trondikes ya muchas sabemos que son mucho ruido y pocas nueces, y que a dos polvos medianamente memorables por el factor novedoso, lo que sigue es un desierto de egoísmo sexual.
Y esta es la razón por la que muchas, ya resabiadas de los pichabravas del Tinder, ponen el filtro para evitarlo y ahorrarse experiencias ulteriormente decepcionantes. No es que no quieran follar: es que no quieren malfollar.