Antes, como todos, salía por ahí los sábados, pillaba mis puntos (o directamente grandes borracheras), y miraba a todas sin conseguir nunca llevarme una al huerto. Nada nuevo bajo el sol.
Pero en los últimos meses que salí, empecé a analizar lo que me rodeaba y me dí cuenta de varias cosas:
1. No me lo pasaba bien EN ABSOLUTO. Siempre volvía a casa medio beodo (o sin beber, según la época) y con una sensación de vacío - tristeza - insatisfacción manifiesta.
2. Era EL EXTRA DE LA PELÍCULA. Estaba ahí, haciendo bulto, un +1 en multitud para aportar el ambiente, el fondo adecuado para que los cuatro chulos de turno y las putas de siempre tuvieran un entorno adecuado para ligar.
3. Tenía que cambiar el chip.
Empecé a salir sólo y por otros lugares. Descubrí una nueva pasión: el cine, y una forma de divertirme novedosa: tomarme las cosas con tranquilidad, no beber, disfrutar de la noche a mi modo, conmigo mismo y con mis pensamientos.
Así que empecé a salir por varias ciudades, descubriéndolas y descubriéndome a mi mismo. Y me di cuenta de la increible farsa. El absurdo de salir de copas un sábado por la noche.
Para hablar con los amigos ya están las tardes de domingo y el cafelito.
Y para follar y tener contacto carnal con la mujeres... eso ya cada uno, mis opciones están claras.
Así que contestando al autor del hilo: Ahora SI me divierto por la noche, pero nunca, JAMÁS, saliendo de copas por pubs, discos, o demás lugares predispuestos para el hipotético encuentro de hombres y mujeres con el alcohol como lubricante social.
Que os den, me habeis jodido la vida...