Hormigas asesinas
Aunque individualmente las hormigas no representan generalmente una amenaza para el ser humano, no se debe nunca subestimar el poder destructivo de este increíble animal capaz de formar colonias de más de 20 millones de individuos. Y es que la principal fuerza de este voraz depredador no consiste en sus poderosas mandíbulas ni en su aguijón capaz de inocular ácido fórmico, el arma más peligrosa de este insecto es su gran número.
La posibilidad de que un animal de un tamaño medio o grande pueda ser "cazado" es minúscula, nuestra capacidad de desplazamiento es muy superior a la de una incursión de hormigas, solamente animales o personas que por alguna circunstancia se vieran impedidas a defenderse o huir podrían sucumbir ante sus ataques. De este modo por ejemplo aves de corral que se encuentran encerradas para evitar el ataque de depredadores de mayor tamaño, animales enfermos o desvalidos pueden formar parte de su dieta si no consiguen escapar a su marabunta, se ha hablado incluso de casos de grandes reses atacadas y muertas por las hormigas debido a su incapacidad de huir al encontrarse atadas para evitar que escapen, es estos casos la muerte es horrenda pues se produce antes por la invasión de las vías respiratorias que por causas de los mordiscos o inyecciones de su aguijón, las hormigas literalmente entrarían en los pulmones y atacarían desde el interior causando un fallo respiratorio. De igual modo por escalofriante que parezca cualquier ser humano que no pueda defenderse o incluso huir de sus ataque podría entrar en su dieta, se han reportado casos de ataques a personas borrachas, enfermas e incluso a bebes con funestos resultados.
Al menos un centenar de personas falleció en Estados Unidos en 1984 a causa de estas hormigas endémicas de Suramérica y el sureste de EEUU.