Lo del Briatore y la otra no es más que una transacción más, un “yo te doy y tú me das...”. Sólo tenemos derecho a especular, porque no conocemos los sentimientos de cada uno. Si a muchos de vosotros el día de mañana lo que os interesa es un coñito veinte años más joven que vuestro decaído pitilín, y resulta que lo podéis tener, me parece genial. Si luego ella os pone los cuernos, os jorobáis. Los que lo criticáis es por envidia.
Ahora bien, otra cosa es el tema de las diferencias de edad en la pareja, y cómo se nos ha manipulado a las mujeres SIEMPRE. Desde Mahoma (que se casó talludito con Aixa, de 9 años) hasta el Briatore éste, durante siglos ha venido siendo “lo normal” que un viejales se casara con una jovencita. Ya Moratín en El sí de las niñas denunciaba lo impropio de esto y se reía de los viejos, porque ellos morían y ellas quedaban desamparadas, pues aún no se habían inventado las pensiones de viudedad. Por no hablar de las altas posibilidades de una gran cornamenta con un buen mozo...
El caso es que hemos seguido dejando que nos coman el coco con eso de “es que el hombre madura más tarde...”; como si la igualdad de madurez no se alcanzara una vez terminada la adolescencia. Por no hablar del consabido “Es que la mujer envejece antes...” ¿¡Pero es que sois subnormales?! (es una pregunta retórica a las mujeres del siglo XXI que aún se creen todo esto, que ya sé que las foreras no).
Todavía siguen en los medios de comunicación presentándonos como normales parejas donde el hombre le lleva a ella 15 o 20 años; pero cuando ella tiene 7 u 8 más, enseguida aparece la consabida frasecita: “A pesar de la diferencia de edad, la pareja está muy enamorada”. Vamos, vamos...
Que a todo dios le ha parecido lo normal que James Bond, con sus patas de gallo y sus descolgamientos, lidiara con muchachas que podrían ser sus hijas:
O ver a Humphrey Bogart con la Bergman, 15 años menor, en Casablanca:
Lo malo es que hoy día seguimos igual. Véase al señor Clooney (que por lo menos es atractivo y se conserva bien) en el anuncio de Martini; obsérvese la naturalidad con la que se nos presenta semejante pareja:
O al Willis, que no piensa operarse esas arrugas, no (¿pa qué?):
Que a todo esto, me viene a la mente la anécdota de Napoleón, cuando preocupado por su futura descendencia hablaba con su médico, al cual le iba preguntando:
“Si un hombre de 40 se casa con una de 20, podría tener hijos?”, “Y si lo hace uno de 50?”. El médico respondía a cada pregunta que sí, de manera cada vez menos convincente, hasta que al llegar a los 70, le contesta:
“Si se casa a los 70, los tendría seguro.”
Ahora bien, otra cosa es el tema de las diferencias de edad en la pareja, y cómo se nos ha manipulado a las mujeres SIEMPRE. Desde Mahoma (que se casó talludito con Aixa, de 9 años) hasta el Briatore éste, durante siglos ha venido siendo “lo normal” que un viejales se casara con una jovencita. Ya Moratín en El sí de las niñas denunciaba lo impropio de esto y se reía de los viejos, porque ellos morían y ellas quedaban desamparadas, pues aún no se habían inventado las pensiones de viudedad. Por no hablar de las altas posibilidades de una gran cornamenta con un buen mozo...
El caso es que hemos seguido dejando que nos coman el coco con eso de “es que el hombre madura más tarde...”; como si la igualdad de madurez no se alcanzara una vez terminada la adolescencia. Por no hablar del consabido “Es que la mujer envejece antes...” ¿¡Pero es que sois subnormales?! (es una pregunta retórica a las mujeres del siglo XXI que aún se creen todo esto, que ya sé que las foreras no).
Todavía siguen en los medios de comunicación presentándonos como normales parejas donde el hombre le lleva a ella 15 o 20 años; pero cuando ella tiene 7 u 8 más, enseguida aparece la consabida frasecita: “A pesar de la diferencia de edad, la pareja está muy enamorada”. Vamos, vamos...
Que a todo dios le ha parecido lo normal que James Bond, con sus patas de gallo y sus descolgamientos, lidiara con muchachas que podrían ser sus hijas:
O ver a Humphrey Bogart con la Bergman, 15 años menor, en Casablanca:
Lo malo es que hoy día seguimos igual. Véase al señor Clooney (que por lo menos es atractivo y se conserva bien) en el anuncio de Martini; obsérvese la naturalidad con la que se nos presenta semejante pareja:
O al Willis, que no piensa operarse esas arrugas, no (¿pa qué?):
Que a todo esto, me viene a la mente la anécdota de Napoleón, cuando preocupado por su futura descendencia hablaba con su médico, al cual le iba preguntando:
“Si un hombre de 40 se casa con una de 20, podría tener hijos?”, “Y si lo hace uno de 50?”. El médico respondía a cada pregunta que sí, de manera cada vez menos convincente, hasta que al llegar a los 70, le contesta:
“Si se casa a los 70, los tendría seguro.”