Comandante Cobra rebuznó:
El resto es un hipocondriaco desquiciado dando voces toda la cinta.
Es que si lo hace en "el resto", no lo hace toda la cinta, obviamente. De hipocondría no se habla nunca, que yo recuerde, que igual recuerdo mal.
Comandante Cobra rebuznó:
Lo mismo me pasa a mi con esta película, no encuentro a un Hitler humanizado salvo en la breve intro del principio. No sé, lo mismo fue así, pero me esperaba algo más. Yo que sé Hitler era ecologista, le gustaba el arte, al parecer encantador con las niños e incluso, como dijo la propia Imperio Argentina que lo conoció en persona, un tanto seductor. A lo mejor es lo que esperaba ver.
Pero si el tío era encantador, amable e increíblemente atento (además de seductor, y la presencia femenina en la cinta es muy importante) -en la película- con cualquiera que no fuera subordinado directo suyo (a los cuales metía caña por razones obvias). Aparte de los lógicos buitres que esperaban a que cayera, todo era devoción hasta el extremo de la muerte y amor sublime por un Hitler que no da una sola muestra en el film de ser un hijo de puta (aparte del pequeño detalle de que su pueblo se la suda).
A punto de darle un señor morreo a su querido can.
Diciéndole al pequeño nazi que ojalá sus generales tuvieran su valor.
A esta zorra en especial se le hacía el coño pepsicola con el führer.
Aquí una enfermera que no le conoce de nada pero se la hubiera sorbido con gusto. Y digo con gusto, no coaccionada.
Aquí hablando de la preservación del arte durante milenios, citando la Acrópolis, el Medievo, las catedrales...
Vamos, que a cualquiera le pueden quedar claras estas facetas, que además están metidas con suma habilidad y correcta dosificación en un contexto -el de los últimos días- que debía de ser de tensión máxima, de ambiente no especialmente amable ni propicio para el amor y los juegos de alcoba, ya fuera con hembras, niños o animales.