"Lo único que tienes que hacer para que una mujer no te abandone nunca es follarla y hacer que se corra".
"A las mujeres les gusta más follar que a los hombres pero lo disimulan."
Creencias medievales de otro tiempo, de hombre que, a modo de sol, reflejaban sus propios y ardientes deseos en el páramo selenita, en el desierto framauro lunar de esa entidad carente de toda vida e iniciativa llamada mujer.
Hoy, y gracias a los avances de la ciencia, sabemos que lo único que hay que hacer es cambiar todas esas zarandajas de sexo y orgasmos, por sustantivos como zapatos y vestidos, y nos da el verdadero mapa interestelar de las cabezas de estas sucias hienas.
Siempre vendrá el magufo, el supersticioso que nos asegurará que a una prima de una amiga de una estudiante de erasmnus, le gusta más follar que nada en el mundo y blao blao, patrañas imposibles de verificar de pobres diablos que quieren creer lo que les cuentan esas putas.