Poti-Poti rebuznó:
No sé si habéis mencionado el pasillo.
No sé si habéis mencionado lo de leer los hilos; va de que tú entras en un hilo y le echas un vistazo antes de ponerte a postear cual mongolo redomado una historia que ni chicha ni limoná.
Porque tú vienes, te pasas por el forro la lectura del hilo pero cuentas una historia amaza y se diluye el riesgo de ban purificador.
Y eso contando que no estés usando un cloncojón para situaciones mierder, cosa, por cierto, muy mal vista por el equipo de
Mods. de esta sucia, perra, triste y lacerante letrina, nuestro hogar.
Se echa en falta pirotecnia, y aquí viene vuestro tito
Mongüiver con la pólvora:
De nenes había un parque "de madera" en el Paseo da Ferradura
que habían traído de Alemania o Suecia u otro lugar civilizado, que chanaba mil porque todo era nuevecito, uropedo, con castillitos, cabañas, toboganes y mierda random.
Algo asín pero con menos seguridad y a lo largo de todo el paseo.
El parque era en blanco y negro, porque aún no había la manía esa de mierda de colorear las tablas, para que los
niños-Mundele se sintiesen integrados. En fin. El parque era TAN moderno que los orificios por los que se metían los pernos para unir la estructura tenían unas tapas de plástico que hacían un perfecto mortero de 81 mm.; y, a su vez, los orificios tenían el grosor PRO del "Cola de Ratón"
que tantas alegrías depara
Bueno, la historia es que nos íbamos al alba y con fuerte viento de levante para poder estallar los petardos y ver cómo salían disparadas las tapas antes de que llegaran los mayores (calculo unos 9/10 años) Lo cierto es que la emoción de los petardazos se volatilizaba con el último de los petardos (de 100 pelas!!!), que volábamos.
Mierda nº 2
Recordaréis ésta foto:
Una vez quisimos probar uno de estos tierra-aire como tierra-tierra a lo largo de la calle
Pues bien, enfrente del puesto de mi haminjo moro había una panadería para la que tuvimos el feliz pero involuntario obsequio de un misil Qassam lanzado desde nuestra posición
, resulta que el pavimento no es uniforme, por lo que el misil, en vez de bajar toda la calle se metió en la panadería, ocasionando un susto y encabrone por parte de los presentes.
Ni que decir tiene que corrimos como parguelillas de tres al cuarto cagando patatillas por todo el camino.
Por estas cosas soy TAN triste y he acabado aquí, con vosotros.