pai-mei
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Coño, pues bien que conviviste con una muchos años, imagina todo lo que podrías aportar.Ni de coña, hombre.
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Coño, pues bien que conviviste con una muchos años, imagina todo lo que podrías aportar.Ni de coña, hombre.
Pues parece ser que sí que hay que repetirlo en todos los casos. Nunca falta el que hace apología del "eh, pero vamos a ser amigos", y casi siempre el fulano de turno se piensa, fruto de su amor, que por qué no. Es muy difícil no intentar autoengañarse con esa amistad más falsa que Judas, uno siempre se aferra a algo.Vamos a descubrir ahora que el "vamos a ser amigos" de las tías es la excusa para limpiar su conciencia y mitigar el daño que saben que estar causando, y tiene de amistad real lo que Polveteador de cochino marxista. A estas alturas.
Y que tienen unos tetones de órdago, eso también.Vete a UK y deja que surja el amor en los brazos de una de las muchísimas inmigranes polacas que hay ahí estudiando o trabajando y que todavía mantienen algo de esos valores tradicionales que hacen que una mujer merezca la pena.
Un amigo mío se fue ahí porque es ingeniero aeronáutico y hace cobetes y encontró a la dulzura hecha mujer. Profesional, ama de casa, servicial, rubia hasta en el coño y más maja que las pesetas.Y que tienen unos tetones de órdago, eso también.
Pues si yo fuera tú, lo tendría clarinete. A por la última a rozar el velcro. Quítate la pereza y mándale un Whatsapp para veros este fin de semana. O esta noche, que es juernes.El coñazo ahora es no dejarse llevar, ni por la pereza ni por la hiperactividad. Al haber un vacío importante, no sólo afectivo sino también de cosas en las que ocupar un tiempo que antes se compartía con otra persona, surge la tentación de dedicarse a todo y más. A inventar mil hobbies que nacerán muertos porque, en el fondo, sólo responden a un impulso inmediato que persigue anestesiar un duelo que aún se tiene.
Me ha pasado con algunas cosas, y no me han durado más de dos días; otras, por suerte, persisten. Hay que ser muy racional, sobre todo si ese hobby del que te aburres antes de empezar implica un hachazo a la cartera. Así que ahora soy mucho más cauto. Cuando me viene una idea, así, de golpe, la maduro, le doy tiempo y luego decido. Igual que todas estas cosas no se las cuento a los amigos, que pueden tener la imagen de que uno anda perdido en la vida, habiendo olvidado dónde está su norte y apuntando a todo como si no hubiera mañana. Y, aunque en parte es cierto, no es plan de dar esa imagen que de poco sirve transmitir a los demás.
Lo mismo con los Tinders. Ahora mismo, les estoy dando tiempo. Aunque con alguna he quedado y la cosa ha sido, siempre, rara de cojones. No se libra ni una. Será que eso está lleno de locas o que sólo atraigo a las locas.
Por suerte, por otro lado, hay una conocida que hace tiempo no veía y con la que me topé hace poco. Siempre ha estado buenísima y eso no ha cambiado. A los días de vernos me escirbió, que le hizo ilusión que nos encontrásemos y que estaba muy guapo, mejor que nunca. Que a ver si quedábamos un día. Pero es tan dejada para el móvil como yo, y tiene una vida igual de ajetreada así que, por ahora, nanai. Y, con ésta, sinceramente, sí que me gustaría rozar velcro. O sólo quedar para echar un vino, lo que encarte, vamos.
Me dio mucho asco. Mucho. Pero morbo también.Aquí se está dejando de lado un tema muy importante: ¿qué tal sabía el calostro?
Pues vete a ayudarla y así la rozas bien la cebolleta entre el mostrador y la estantería, no seas tímido.El tema es que trabaja a jornada completa de camarera y, además, estudia a distancia. Así que ella misma me dijo que hasta el 26, niente. Mejor dejar la pelota en su tejado, que debe tener rebaño detrás de ella. Y, pasados unos días, volver a retomar el contacto.
Dedícate a la contemplación. Yo dejé el deporte dos años tras mi separación, y tan a gusto. Antes no me permitía unos torreznos, ni estar sentado tres horas con los amigos en una terraza a base de cervezas y tapas. Haz lo que el cuerpo te pida, como si es tirarte 24 horas en el sofá. Y dedícale tiempo a mantener una salud mental, la actividad física la retomarás cuando el cuerpo te lo pida también. Los hobbies lo mismo. Igual es un momento de introspección, de razonar lo que quieres de ti y de la vida, de ver quién te quiere y quién no, de pensar a quiénes quieres en realidad. Te sorprenderán muchos, para bien y para mal. Y haces limpieza.El coñazo ahora es no dejarse llevar, ni por la pereza ni por la hiperactividad. Al haber un vacío importante, no sólo afectivo sino también de cosas en las que ocupar un tiempo que antes se compartía con otra persona, surge la tentación de dedicarse a todo y más. A inventar mil hobbies que nacerán muertos porque, en el fondo, sólo responden a un impulso inmediato que persigue anestesiar un duelo que aún se tiene.
Me ha pasado con algunas cosas, y no me han durado más de dos días; otras, por suerte, persisten. Hay que ser muy racional, sobre todo si ese hobby del que te aburres antes de empezar implica un hachazo a la cartera. Así que ahora soy mucho más cauto. Cuando me viene una idea, así, de golpe, la maduro, le doy tiempo y luego decido. Igual que todas estas cosas no se las cuento a los amigos, que pueden tener la imagen de que uno anda perdido en la vida, habiendo olvidado dónde está su norte y apuntando a todo como si no hubiera mañana. Y, aunque en parte es cierto, no es plan de dar esa imagen que de poco sirve transmitir a los demás.
Lo mismo con los Tinders. Ahora mismo, les estoy dando tiempo. Aunque con alguna he quedado y la cosa ha sido, siempre, rara de cojones. No se libra ni una. Será que eso está lleno de locas o que sólo atraigo a las locas.
Por suerte, por otro lado, hay una conocida que hace tiempo no veía y con la que me topé hace poco. Siempre ha estado buenísima y eso no ha cambiado. A los días de vernos me escirbió, que le hizo ilusión que nos encontrásemos y que estaba muy guapo, mejor que nunca. Que a ver si quedábamos un día. Pero es tan dejada para el móvil como yo, y tiene una vida igual de ajetreada así que, por ahora, nanai. Y, con ésta, sinceramente, sí que me gustaría rozar velcro. O sólo quedar para echar un vino, lo que encarte, vamos.
Es que leo esto y me dan ganas de vomitar. Esto sí que esconde el infierno detrás. Qué manera de utilizar a las personas y a sabiendas de que las estás utilizando y sin importarte una mierda cómo las vayas a dejar después de usarlas. Que compañeros de piso forever. Encima: oye, que ya no te quiero, pero como eres cómodo que me pagues las facturas del piso donde YO quiero vivir hasta que el nuevo pringao venga a ocupar tu lugar.Que sólo eres la liana a la que está agarrada ahora que parece que el suelo se desquebraja. Que, cuando no haya restricciones, pasarás a ser el que sobra. Pero ella dice que no, que compañeros de pisos forever. Y, de hecho, la convivencia es buena. Buena hasta que dice que se va, porque no es 'sano' para los dos. Sin mediar nada, de un día para otro, hala. Lo encajas mal, porque no sabes qué coño pasa y por qué hay tanto bandazo sinsentido.
Repugnante. Ni a la cara se merece una mirada.La respuesta a todo es que me lo dijo ella misma.
Evidentemente, no. De hecho, nuestro contacto es nulo salvo, si por accidente, coincidimos en un bar; y, ahí, sólo hay un saludo cordial y poco más. Pasado un tiempo y cuando todo haya cicatrizado, puede, porque yo no le guardo rencor a nadie, por muy mal que se haya portado conmigo, pero, hoy por hoy, ni de Blás. Y, en un futuro, lo que pudiera haber, sería cualquier cosa pero no una amistad. Más que nada porque una amistad se basa en la honestidad y la confianza y esto es algo que se ha roto definitvamente con ella.Es que leo esto y me dan ganas de vomitar. Esto sí que esconde el infierno detrás. Qué manera de utilizar a las personas y a sabiendas de que las estás utilizando y sin importarte una mierda cómo las vayas a dejar después de usarlas. Que compañeros de piso forever. Encima: oye, que ya no te quiero, pero como eres cómodo que me pagues las facturas del piso donde YO quiero vivir hasta que el nuevo pringao venga a ocupar tu lugar.
Te meto una puñalada por la puta espalda, y luego, cuando estás echando la sangre por la boca te sostengo de pie, te digo que tranquilo, que no pasa nada, que todo va bien y aprovecho tu estado de shock para ponerme rebuscar en tus bolsillos a ver si encuentro billetes. Y cuando ya no hay nadie mirando, entonces patada en el culo.
Pero mira a ver si quedas como AMIGO de quien te hace eso, eh, tú mira a ver si quedas como AMIGO de quien te apuñala, te esquilma y te tira al arroyo.
Está bien que no guardes rencor, aunque también estaría bien si lo guardaras. El rencor, o el odio, tienen muy mala prensa, pero son en realidad un mecanismo de defensa ante lo que nos ha hecho daño y que te previenen de volver a herirte con la misma espina. Cómo no vas a tener derecho a odiar a quien te ha apuñalado por la espalda, cómo va a poder reprocharte nadie con dos dedos de frente que no quieras ver ni en pintura a quien te ha reventado la vida. Si hoy tienes claro que amistad no puede haber, mañana, cuando el tiempo haya hecho su trabajo ayudado por la distancia, lo que quedará será nada entre tú y ella. Y será bueno, porque habrás soltado amarras y estarás en el camino de poder seguir viviendo sin arrastrar la pesadísima losa de una relación terminada, algo con lo que, francamente, no se puede vivir ni ser mínimamente feliz y que condiciona no sólo tu día a día sino también tu futuro.Evidentemente, no. De hecho, nuestro contacto es nulo salvo, si por accidente, coincidimos en un bar; y, ahí, sólo hay un saludo cordial y poco más. Pasado un tiempo y cuando todo haya cicatrizado, puede, porque yo no le guardo rencor a nadie, por muy mal que se haya portado conmigo, pero, hoy por hoy, ni de Blás. Y, en un futuro, lo que pudiera haber, sería cualquier cosa pero no una amistad. Más que nada porque una amistad se basa en la honestidad y la confianza y esto es algo que se ha roto definitvamente con ella.
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