Cuando era adolescente y pensaba que la gente era buena por naturaleza y que era "la sociedad" y sus patrañas la que les envilecía, también me daba pena la gente.
Pero es que "la sociedad" es precisamente eso, la gente. Y cuando vas conociendo una a una a esas personas, todas pretenden ser víctimas, todas son gente que espera inspirar pena, compasión y ser ayudada.
Nadie se posiciona como parte del problema, todos requieren solución. Todos son justos y nadie es "mala persona".
Pero el ser humano es un animal abyecto y repulsivo, incapaz de comprender todavía que su única salvación es la de ayudar y ser ayudado, porque no es más que el más débil e inútil de los monos, cuya capacidad de supervivencia es tan limitada que por sí solo no es capaz ni de resistir el frío. Solamente en cazar y elaborar las vestimentas que le protejan de las inclemencias del tiempo ya empeñaría todo su tiempo el asceta solitario.
Pero ahí tienes a toda la caterva de imbéciles que no pueden parar de repetir el YO YO YO YO... Unas fábricas de mierda ambulantes que sólo valen para convertir los recursos en basura, deshechos que jamás serán aprovechados, somos la única forma de vida en el planeta no reciclable, ni siquiera valemos de abono para los cipreses, nos entierran en cajas o nos queman en un horno que no cocina nada. Eso por no hablar de las megaconstrucciones más duraderas construidas en los últimos 300 años y que serán lo que encuentren los alienígenas tras nuestra extinción: los vertederos.
Una especie tan incapaz de comprender su propia naturaleza, tan reacia a renunciar al privilegio de ser como es, no merece compasión alguna.
Un perro sabe que es parte de una manada y moriría por el líder. Su lealtad no es bondad, es supervivencia bien entendida. La bondad resultante y el amor incondicional de esos animales son el efecto, no la causa. Un felino se siente superior al resto, pero sabe que necesita de unas hembras que cooperen para cuidar a sus crías mientras él conquista más territorio y elimina la competencia. Alguno incluso aprenden a domesticar a humanos, los hay que desarrollan la habilidad de dar un cariño que bien parece la compasión de un Dios ante un endeble fiel.
Nosotros pensamos que hay seis mil millones de individuos ahí fuera y que todos son menos protagonistas que YO.
A la puta mierda la lástima por los humanos.