jorgevm
Asiduo
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El método Montignac, lejos de las acusaciones de dieta milagro, me parece ya de entrada la única dieta que se puede mantener durante largos años o incluso para siempre. Está hecha para gente que le gusta comer, guiándolas para rechazar ciertos alimentos que no merecen la pena, o que los procesos industriales han hecho que no merezcan la pena. Cuando era tenía doce años, salía de misa (otro hábito que felizmente abandoné) lo primero que hacía era comprarme una bolsa de patatas de las grandes, preferentemente unas Lays Campesina. Zampársela entera era una tarea considerable, que yo abordaba con mucho gusto. No por nada el slogan de Lays es "¿A que no puedes comerte sólo una?" (desde luego que no para un yonki de los carbohidratos, las grasas saturadas y la sal a granel). A la 1 y pico me relamía los dedos grasientos de las patatas, aparentemente lleno. Pero luego a las 2 llegaba a casa y me comía el platazo de spaguettis que me había hecho mi madre, con el mismo hambre que si no hubiera comido nada. Si alguien se ha comido alguna vez una barra de pan entera es lo mismo, parece que es imposible y que no puedes comerte tanto pan, pero una vez que te lo acabes es como si no hubieras comido nada. La única conclusión es que estos alimentos no nos aportan una puta mierda.
THE METHOD está pensado inequívocamente para gente de buen comer. Y sobre todo, nuestro amigo francés, era realista. Y para nada lo son las dietas habituales que pretenden que un francés vaya a renunciar de por vida a sus patés, a sus quesos, a sus vinos. Dietas que prohíben alimentos cuyo valor nutricional encima es magnífico deberían estar censuradas por la mismísima Constitution Française. Y esto es aplicable para nuestros productos españoles. Seguir determinadas dietas nos puede volver gilipollas y rechazar un morcón de lomo ibérico de bellota jabugo.
Montignac hablaba del modelo norteamericano, que en realidad no es otra cosa que el modelo globalizador, que en Europa ya está más que instalado, solo que aquí tiene que convivir con un legado gastronómico difícil de pisar (por ahora). En el documental Super Size Me (aparte de la chorrada del reality zampacolestor, tiene algunos datos interesantes) salía un colegio estadounidense, donde en el comedor todo el rancho era pura mierda. Una niña coge una ración patatas fritas y un tetrabrick cutre de estos de leche, cuyo contenido es una mierda artificial.
Pues la niña en cuestión dice "estoy comiendo verduras y calcio" :121 Es así, hay una publicidad incesante que trata de convencer (y lo hace) de que cualquier producto es sanísimo, de que la basura más engordante es light, de que lo que lleva azúcar no lo lleva, de que lo malo es bueno, de que la mierda es crema. El bollicao te lo venden como que contiene muchísima leche y los niños crecen fuertes y sanos. Señora, déle un puto vaso de leche al niño en vez de tanta mierda.
Pero la fuerza publicitaria que tienen estas compañías en muy fuerte, y las pobres naranjas no tienen nadie que las anuncie. Ya ocupa el poder de reclamo que tiene la naranja los Sunny Delight, no pasa nada.
Pero por mucha mierda que nos metan por los ojos, estas Navidades mi mesa estará llena de viandas 100% aptas Montignac. Sí, no tengo que modificar el cochinillo, ni los buenos mariscos, ni la tabla de jamón, ni los vinazos ni hostia bendita. Pero no puedo comer pan, qué pena
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THE METHOD está pensado inequívocamente para gente de buen comer. Y sobre todo, nuestro amigo francés, era realista. Y para nada lo son las dietas habituales que pretenden que un francés vaya a renunciar de por vida a sus patés, a sus quesos, a sus vinos. Dietas que prohíben alimentos cuyo valor nutricional encima es magnífico deberían estar censuradas por la mismísima Constitution Française. Y esto es aplicable para nuestros productos españoles. Seguir determinadas dietas nos puede volver gilipollas y rechazar un morcón de lomo ibérico de bellota jabugo.
Montignac hablaba del modelo norteamericano, que en realidad no es otra cosa que el modelo globalizador, que en Europa ya está más que instalado, solo que aquí tiene que convivir con un legado gastronómico difícil de pisar (por ahora). En el documental Super Size Me (aparte de la chorrada del reality zampacolestor, tiene algunos datos interesantes) salía un colegio estadounidense, donde en el comedor todo el rancho era pura mierda. Una niña coge una ración patatas fritas y un tetrabrick cutre de estos de leche, cuyo contenido es una mierda artificial.

Pues la niña en cuestión dice "estoy comiendo verduras y calcio" :121 Es así, hay una publicidad incesante que trata de convencer (y lo hace) de que cualquier producto es sanísimo, de que la basura más engordante es light, de que lo que lleva azúcar no lo lleva, de que lo malo es bueno, de que la mierda es crema. El bollicao te lo venden como que contiene muchísima leche y los niños crecen fuertes y sanos. Señora, déle un puto vaso de leche al niño en vez de tanta mierda.
Pero la fuerza publicitaria que tienen estas compañías en muy fuerte, y las pobres naranjas no tienen nadie que las anuncie. Ya ocupa el poder de reclamo que tiene la naranja los Sunny Delight, no pasa nada.
Pero por mucha mierda que nos metan por los ojos, estas Navidades mi mesa estará llena de viandas 100% aptas Montignac. Sí, no tengo que modificar el cochinillo, ni los buenos mariscos, ni la tabla de jamón, ni los vinazos ni hostia bendita. Pero no puedo comer pan, qué pena
