Joder, y eso que eres un putero consumado (signore
Hidiondino, :1)
El vídeo es una
meraviglia del visionado; sobre todo con la segunda, que se resiste a ser perforada y que con las melífluas palabras del percutor se deja penetrar el culo sintiendo cómo el carnoso falo avanza; primero con una redondeada punta de lanza. Luego con su corona rimbombante. Más allá, con el precipucio tenso y como a punto de reventar por la presión (
lic. poét.), y, finalmente, por el lomo embuchado, nerviado de vénulas que le recuerdan a su esfínter cómo el paso del expresso de medianoche no deja a nadie indiferente.
Pero claro, como el rabo es no tórbico, pronto llega a la zona gris y se trae un poco de muesli,
Muesli del que da cumplida cuenta la cervatilla deslumbrada por el potente faro de la Mikado.