Bueno chavales allá vamos...
TITAN DESERT 2019
Varias novedades este año. Iba con Fatbike por primera vez, el recorrido muy desértico invitaba a probar en esta bici. Esto tenía varias ventajas e inconvenientes a priori, pero habría que ver cómo se comportaba. Por otro lado, la previsión meteorológica era completita, daban calor, lluvia y tormentas de arena potenciales. Tras pasar el día de verificaciones, prueba de bici y tal, vamos al lío.
Etapa 1. Sobre un recorrido de 100 km, siempre recortable en algún punto, pues os recuerdo que en la Titan tienes que pasar los puntos de control pero el cómo vayas de uno a otro es cosa tuya, puedes seguir el track oficial o innovar y navegar por otro sitio. Como siempre pasa en todas las ediciones, la peña sale descerebrada a toda hostia, como si fuera una carrera de un día de 3 horas. A 5 km de la salida, vamos directos a las dunas de Erg Chebbi. Y empieza la Titan con momentazo. Con la Fatbike, paso por encima de todo cristo que van andando, y tan sólo en un par de dunas altas que hay que bajarse y empujar pongo pie en arena, pero apenas unos minutos. En cuanto cojo altura, me monto y jugando con las inercias y cresteando paso por primera vez en mi vida las dunas gozando como una perra e incluso el CP1 lo paso montado pedaleando, y de ahí la parte final sin bajarme de la bici. Resultado: el grueso del pelotón tarda como una hora y pico en cruzar el cordón de dunas y yo apenas media hora. Eso me sitúa en una posición de carrera que no es la mía para nada, ya que en el tramo hacia el siguiente punto, algo más rodador, me pasan grupos a velocidad hiperespacio, que con la Fat no puedo seguir. Estaba asumido, pero que me quiten lo bailado. Antes del CP2, un pedazo de banco de arena que ya conozco de otros años y que de nuevo paso como si nada, con todo Dios andando. Qué gozada, coño. Pero la historia se vuelve a repetir en la pista, un llano de unos 25 km en línea recta donde me quedo en solitario. La temperatura está siendo jodida, por encima de 40 grados casi toda la etapa, y ya veo un par de golpes de calor en forma de corredores en el suelo con la manta térmica y jodidos. Yo comienzo a tener calambres en los cuádriceps, a pesar de haber ido bebiendo bien, el calor, el ser la primera etapa y el desgaste de pasar los bancos de arena pedaleando, que se pasan pero hay que hacer fuerza, me está matando las piernas. Levanto mucho el ritmo los últimos 20 km y después del CP4 situado en lo alto de un puto monte enfilo hacia meta soltando piernas, y con 45 grados ya marcando el Garmin. 6 horas y media de etapa y contento a pesar del desgaste muscular, y sobre todo con unos 6 km menos de los previstos gracias a un par de recortes que he hecho.
Etapa 2. La jornada de navegación 100%. No hay track, te dan los puntos de control y búscate la vida. Y había dos pasos de dunas. Y la previsión de temperatura era más jodida aún que el día anterior. Y la previsión de viento también era divertida. Tenía todos los ingredientes para ser lo que fue, una de las etapas más duras que he hecho nunca en la Titan, sólo superada por la primera de 2015, que fue el infierno en la tierra. Tras la salida y navegar bien para pasar el CP1, un par de cordones de dunas pequeños avisaban de lo que venía, porque apenas a las 10 de la mañana el termómetro ya pasaba ampliamente de los 30 grados. Tras el primer avituallamiento, enfilamos el gran paso de dunas de la jornada, una cabronada en forma de ascensión casi vertical de una gran duna enorme. Al mirar de lejos el paso, veo que girando y dando un pequeño rodeo por la izquierda se puede subir algo menos bruscamente. Tardo como 20 minutos en llegar arriba de la duna, con el calor que quema en los brazos y con las pulsaciones disparadas de empujar la bici. Decido parar un par de minutos a recuperar el resuello y beber bastante, está siendo un día jodido de cojones. Lo bueno es que desde arriba veo claramente un cresteo y con la Fatbike me lanzo, aprovechando inercias y consiguiendo llegar al CP2 muy fácilmente. De ahí a la salida de las dunas tardo otros 15 minutos. En total estuve en las dunas unos 45 minutos, la mayoría del pelotón disgregadísimo estuvo como hora y media o dos horas tirando de la bici. Brutal. Hasta ese momento había navegado de puto lujo, paso el CP2 en la posición 140 de los 675 participantes. Y en ese momento se me fue a tomar por culo la etapa. Emprendo camino hacia el CP3, veo unos corredores que giran a la derecha y yo veo clarísimo un recorte en línea recta. Lo que vino después fueron 3 horas y media navegando por montañas de piedrolos, un río seco que tengo que zigzagear constantemente y tras llegar a las coordenadas que tenía en el GPS veo que, tal y como llevaba tiempo pensando, la había cagado estrepitosamente: había puesto mal esas coordenadas, ahí no hay nada. Me paro y por curiosidad pego un par de gritos en plan "Hola, hay alguien?" por si por un casual estuviera el puesto detrás de alguna loma, pero nada, hay que resignarse, me he perdido y lo único que puedo hacer es tirar hacia el siguiente punto, porque cualquiera se pone a buscar ahora. Y que me caerán 5 horas de penalización por fumarme un CP. Por fortuna, voy bien de agua, comida y estoy orientado. Tras ponerme a rodar ya en dirección EH3, el helicóptero de la organización aparece haciéndome señales. Les hago saber que estoy bien con el pulgar para arriba y se van. A los 10 km un coche de la organización venía en mi búsqueda. "Chaval, vaya susto nos has dado" Les indico que estoy perfectamente, simplemente que la he cagado. Otros 10 km llego por fin a la EH3, donde vuelvo a ver personas después de muchas horas. Pero voy tocado, he metido 20 km de gratis, en solitario y con vientorraco y calorazo, lo voy a pagar en la parte final. Quedan unos 30 km a meta que son un puto suplicio. El viento pega más fuerte en contra, a lo lejos se ve venir una tormenta de arena brutal y voy realmente cocido. Vamos llegando con cuentagotas a meta. Llego justo a las 8 horas de carrera. Hacía 4 años que no invertía yo ese tiempo en una etapa. Y llego literalmente vacío. Me avalanzo a por dos Coca Colas que trago seguidas y ya me dispongo a descansar. A los pocos minutos de llegar yo, empieza a pegar la tormenta de arena que había visto a lo lejos y que salvo in extremis, pero el resto de participantes se la van a comer con patatas en ruta. Hablando con la gente en el campamento, estamos todos igual, fritos, y coincidimos en que ha sido una etapa brutal. A eso de las 8 y media de la tarde nos dan la fatídica noticia, un compañero ha muerto de un infarto, y la etapa 3 se suspende y será neutralizada de unos 60 km. Menudo palo. Estas cosas pasan, si, pero allí la intensidad hace que nos afecte mucho y personalmente me quedo como un boxeador medio grogui.
Etapa 3. Neutralizada. Nos indican que cada uno vaya a su ritmo, que habrá una EH y que son 30 km de pistas y luego 30 de carretera asfaltada. Vamos en grupo y es un día raro, la gente habla muy poco, y por otra parte va a servir para salvar a muchas personas que al término de la etapa 2 se planteaban abandonar. Las cosas como son, esta jornada salvó a muchos corredores, porque también iba a tener dunas y calorazo. Por primera vez me siento pro al llegar al campamento apenas en 3 horas y pico, con todo el día por delante para descansar, reponer líquidos bien, masajes, etc. Pero la Titan decide que no todo va a ser felicidad y que una tormenta de lluvia es muy divertida en un campamento montado con haimas que impermeables, pues no son.
Etapa 4. La carrera arranca de nuevo, con una etapa algo más montañosa en teoría y más larga, 119 km. Sin embargo la temperatura es más amable y empezamos a unos 24 grados a las 8 de la mañana. Desde el principio se nota que va a ser más rápida, pues aunque con más distancia el terreno tiene menos bancos de arena y es más rodador. Esto me perjudica con la Fat, pero bueno, es cuestión de poner ritmo chino chano y ya llegaré. El ritmo que pongo tiene que ser bueno, porque me siguen como 20 corredores. Yo en estos casos soy muy carretero, pongo un pasodoble alegre pero fácil de seguir... durante un rato. A los 30 km de empezar hay corredores que se van soltando, y eso que voy tirando yo y con Fat, cabrones, que ni un relevo me dan. Lo prefiero, yo marco los tiempos y así no me sacan de punto. El principal problema para mí es que tengo una herida en el culo, la Fat es rígida total y eso se paga, y es realmente incómodo y doloroso. Sólo hay un banco de dunas pequeño, que paso con facilidad y a partir de ahí vamos rodeando montañas pequeñas pero chulas que dan variedad a la etapa. La temperatura ronda los 30 grados, pero está nublado y eso ayuda a que la sensación térmica sea buena, nada que ver con los primeros días. Vamos avanzando y metemos la etapa sin contratiempos en algo menos de 6 horas, y eso que he aprovechado el final favorable picando hacia abajo para bajar el ritmo los últimos 10 km y soltar piernas. El campamento de esta etapa es espectacular, entre dos montañas con unas vistas acojonantes de las más altas. A media tarde subimos unos amigos la montaña que tenemos al lado y las vistas son la repolla.
Etapa 5. En distancia, la etapa reina de esta edición, 125 km. Además la única que se podía considerar montañosa, con un puerto de 15 km en la primera parte. Salimos con un viento en contra horrible los primeros 6 km, pero en seguida giramos y volamos durante 20 km, de hecho casi me quedo sin desarrollo en algunos tramos. Casi sin darnos cuenta llegamos a la EH1 y ahí empieza el puerto. En realidad eran 5 km llanos, otros 5 con alguna rampa pero todo el desnivel estaba concentrado en los últimos 5, ahí si había bacalao. Pero el puerto es una chulada, las vistas de los valles son impresionantes y como nos lo tomamos con calma, pues vamos 3 compañeros juntos toda la etapa, no es ningún problema. Arriba, comemos algo, fotos de rigor y hala. La bajada, que no es tal, pues tiene tramos de subida, es fácil hasta que se llega a una zona rocosa que con la Fat hace mis delicias, la Fat es una bici que cuanto más cabrón es el terreno, mejor para ella. Tras unos km ondulados, llegamos a la EH2, y ahí empieza el suplicio para mí. 30 km de carretera asfaltada, el terreno donde más se sufre con la Fat, y por supuesto el viento pegando fuerte. La temperatura, por encima de 30 grados pero no demasiado. Tras 25 km tengo una pequeña crisis, voy fatigado, con la Fat vas regalando vatios a lo loco en carretera, así que decidimos parar 5 minutos a reponer fuerzas, echar una meada y hala, palante. La última parte de la etapa, ya por terrenos más rocosos, es mejor para mí y llegamos a meta por debajo de las 7 horas, que está de puta madre. Pero justo al entrar a meta tenemos una anécdota, con un soplapollas de estos típicos que se dedica a esprintar por el top 400, tan tonto que se pasa el último giro y como soy buena persona le tengo que avisar "eeeeh, que te pasas la metaaaaa". En el campamento amenaza tormenta de arena, pero esto se queda corto para lo que ocurre. La peor tormenta de arena en las 14 ediciones de la carrera. Las carpas de las asistencias empiezan a volarse, junto a las haimas que están en primera línea. Esto es increíble. Entre todos sujetamos lo que podemos, pero esto tiene pinta de que va a durar. Son dos horas de tormenta que destrozan buena parte del campamento, se suspende el servicio de comidas y avisan que no saben si podrán dar la cena, y aún hay corredores que tienen que llegar. Nos refugiamos en mi haima, que está en la parte central del campamento y aguanta, 9 personas que vamos sacando de las maletas lo que hay de comida, unos llevan jamón, otros chucherías, frutos secos, pan de molde... y hacemos una merendola mientras los palos de la haima se mueven pero aguantan. Por fortuna tras dos horas y pico de tormenta la cosa amaina y más o menos va todo volviendo a la normalidad.
Etapa 6. En mi opinión la última etapa de la Titan debe ser así, 60 km facilitos y rodadores para disfrutar del último día. Todo va como la seda, aunque un paso de dunas pequeño en el km 15 hace sufrir a los que van más justitos. Yo me lo paso teta, de hecho lo paso a lo ancho, para gozar más y me hincho a hacerme fotos. Incluso le presto la bici un rato a una chica que iba conmigo y nos echamos unas risas. Pego un par de recortes y de los 60 km iniciales dejo la etapa en 54. Como siempre me ocurre, a 10 km del final las emociones empiezan a burbujear, la Titan tiene la llegada más emocionante de todas las carreras que conozco, y si eres debutante es casi imposible no llorar como una maricona, porque aquello se vende muy muy caro en todos los sentidos. Pero oigan, ¡la quinta Titan Desert ya está en el bote! Además llego muy entero, mi diesel funciona de lujo y las 3 últimas etapas me he encontrado pletórico, es la edición que más entero termino, de piernas estoy para seguir más días sin problema.
De hecho... que ya me he inscrito para la edición de 2020, señores. A tomar por culo...