¿Qué es el mal? Yo creo que esta cuestión atañe única y exclusivamente al comportamiento humano. Más allá de lo que hace un ser humano con otro, ni el mal ni el bien existen.
Por ejemplo: que un meteorito del tamaño de Madrid cayese mañana en nuestro planeta provocando una extinción universal, no sería una manifestación maligna, sino simplemente un hecho natural. Sería una maldad solamente a los ojos de los hombres.
Ahora bien, ¿Qué es el mal entre los seres humanos?
Yo pienso que el mal podría definirse como algo muy parecido al egoísmo desmedido. El egoísmo desmedido suele contener rasgos psicopáticos. Según los criterios de Cleckey (“La máscara de la salud” 1941), entre los rasgos psicopáticos encontramos:
Encanto externo y notable inteligencia.
Egocentrismo patológico e incapacidad de amar.
Gran pobreza de reacciones afectivas básicas.
Falta de sentimientos de culpa y de vergüenza.
Indigno de confianza.
Mentiras e insinceridad.
Conducta antisocial sin aparente remordimiento.
Irresponsabilidad en las relaciones interpersonales.
Según Karpman (1961), "dentro de los psicópatas hay dos grandes grupos, están los depredadores y los parásitos" (haciendo la analogía biológica). "Los depredadores toman las cosas por la fuerza y los parásitos a través de la astucia y de la pasividad"
Volviendo a las categorías de Cleckey, desarrollo algún ejemplo:
Encanto superficial: “No todos los psicópatas son encantadores [...] El grupo de los que utilizan el encanto corresponde más a los explotadores (estafadores, vividores, parásitos) que lo usan como un medio de captación.”
Mentirosos: “El psicópata suele mentir, pero hay que distinguir la mentira banal de la mentira psicopática. El psicópata utiliza la mentira como una herramienta de trabajo más, está tan acostumbrado a mentir que es difícil captar cuando miente; son los que mienten mirando a los ojos y con una actitud relajada.”
Cosificación del otro: “La cosificación del otro es quitarles los atributos que hacen a las personas semejantes a uno.”
Etc.
La maldad implicaría una alta dosis de inconsciencia o indiferencia hacia los demás en el comportamiento, de modo que la persona de esta calidad vería a sus semejantes fundamentalmente como “cosas” que pueden o no servir a sus intereses. Todos tendríamos un cierto grado de “psicopatía” variable. La educación y el entorno social tiene mucho que ver en ello.
Una sociedad que fomenta la amoralidad y hace de la rivalidad y la competencia su motor esencial crea conductas de carácter psicopático.
Yo tengo una visión pesimista del mundo de los humanos. Creo que, en general, los triunfadores no son buenas personas. Además de sus méritos personales deben dejar a un lado los escrúpulos, estar dispuestos a eliminar rivales que podrían ser tan merecedores del éxito como ellos.
Cito textualmente:
Desalmado en la paz, héroe en la guerra
"Siguiendo a Darwin se podría especular sobre un porqué del psicópata. Tal vez estas personas sean un reaseguro de la especie, del grupo. Ante una emergencia alguien debe responder con características no habituales para hacer frente a la situación totalmente anómala, imprevista o extraña. Así, en un caso de guerra, aquel que es tildado de desalmado, cruel e insensible es el héroe. Es aquel que va al frente, que asume riesgos que el grueso no, se arriesga, y lleva adelante acciones que la mayoría no se animaría a realizar, es el comando de un grupo de guerra. O sea, esa potencialidad es totalmente desfavorable en tiempo de paz, y puede llevar a esta persona a desarrollar conductas muy agresivas a su entorno [...]"
Así pues, allí donde se imponen las “categorías naturales” y el triunfo de los “mejores” en una sociedad transformada en una contienda o competición permanente, o peor aún, en una selva sin otra ley que la recompensa, el desarrollo de las conductas psicopáticas transformadas en “modelos y pautas de éxito” está servido.
Si eres ambicioso, si crees que tienes talento y deseas llegar a ser algo en tu vida, ser buena persona puede resultar un gravísimo inconveniente. Puede arruinarte la carrera.
Nuestro mundo, construido con ídolos y vidas ejemplares en la cúspide del olimpo cultural, es perverso; es una farsa. Quizás muchos, la mayoría de estos ídolos, triunfaron gracias a sus rasgos psicopáticos.