-"Puedes montar en la moto de Solomon"
No dudé ni un segundo en aceptar la invitación. Les entendí que su aldea estaba cerca, como a un kilómetro, pero qué carajo, entendí mal y me llevaron por las montañas atravesando caminos pedregosos, a unos 20 minutos en moto.
En Google Maps no aparecía el lugar pero se puede ubicar cerca de otro pueblo o aldea de nombre Olare. Puro monte. Aquello no era siquiera lo que en España consideraríamos una aldea, pero se notaba que había mucha gente viviendo por la zona en casas muy desperdigadas. El trayecto en moto estuvo bien pero mejor fue después recorrer la zona caminando.
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Al llegar me llevaron a la escuela donde trabajaban que al ser sábado estaba sin niños, pero me presentaron a algunas personas que vivían allí mismo, quienes me saludaron con enormes, radiantes y genuinas sonrisas.
-¿Qué hace exactamente aquí la gente para ganarse la vida? pregunté.
-Viven de la agricultura, la pesca y la ganadería. A veces la gente viene a comprar y a veces vamos a vender a la ciudad. Come, come, haz lo que harías en casa, no seas tímido.
-¿Y cómo es trabajar aquí con los niños?
-Trabajamos desde temprano en la mañana hasta la tarde. Algunos niños caminan varios kilómetros para venir a la escuela y vienen con ganas de aprender y compartir tiempo con sus amigos. Algunas clases son en luo o kisuajili y otras en inglés.
Después de un rato conversando al aire libre nos sentamos dentro de una sala alrededor de una vieja mesa de madera. Habían cocinado un pescado delicioso que tocaba compartir. Colocaron en medio un enorme plato con un masacote de nombre ugali o posho, una masa de harina de maíz con agua que es plato básico en Kenia, Uganda o Tanzania, que a falta de pan no acompaña mal. Nos repartirnos con el cucharón y ya a la vieja usanza, a mano.
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Mientras almorzábamos me preguntaron si quería acompañarles por la tarde a ver un partido de fútbol que estaba programado entre chavales de la zona. Félix, el onlypagafan del Barça y Mourinho, entrenaba a uno de los equipos. Por supuesto acepté y tras hacernos un
@Ferris descomprimiendo la comida media horita emprendimos el paseo. El campo de fútbol estaba a un buen rato caminando y por donde pasábamos la gente alucinaba al ver a un mzungu (hombre blanco) allí. Algunos niños se asustaban, me decían que para muchos pequeñajos era el primer mzungu que veían.
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Por el camino me preguntaban:
-¿Cuánto tiempo te quedarás con nosotros?
-Bueno, si no os importa, ¿creéis que podría quedarme a cenar?
-¡Nos encantaría! gritó Félix el entrenador con su voz resonando por encima de los demás. ¡Puedes quedarte también esta noche, una semana, el tiempo que quieras!
Cuando llegamos al "estadio" vi que aquello era cualquier cosa menos lo que aquí se entiende por un campo de fútbol. Las porterías eran, cómo diría... mejor lo ilustramos
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Pero lo importante por supuesto es poder practicar deporte entre hamijos, y de eso sobraban. Tenían hasta jueces de línea
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¡Y espectadores! y no eran pocos.
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Los espectadores eran casi todos niños que alucinaban con mi cámara compacta, se agolpaban a mi alrededor pidiendo que les tomara fotos y riendo a carcajadas al ver los resultados en la pequeña pantalla. Smartphones por allí no se veían todavía por lo que algunos quizá no se habrían hecho una foto en su vida.
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-¿Ves lo pobres que somos? me dijo Félix sentado en el "banquillo". Se han olvidado de nosotros, el gobierno, el resto del mundo. Mucha gente ha intentado llamar a los políticos para decir que no tenemos electricidad, que las casas y los campos han sido destruidos, que el camino se ha derrumbado, pero no vendrán. Se olvidaron de nosotros, nos dejaron que nos valiéramos por nosotros mismos. Pagamos impuestos por esta tierra y por la electricidad, ¿te imaginas? ¡No hay carretera para llegar aquí! Solo unos viejos caminos que necesitan reparación. Lo viste, pero no lo harán. Sin carretera nuestras pequeñas tiendas están vacías, el punto médico no tiene medicamentos... y eso somos nosotros, ¡imagina los pueblos más allá en las montañas! Algunos de ellos tienen que caminar durante muchas horas para llegar a algún lugar y de todos modos están peor que nosotros, ni siquiera pueden cultivar frutas y verduras allí. Aquí tenemos personas enfermas. Solo estamos orando para que alguien venga a reparar ese camino y ni siquiera es posible imaginar que en algún año futuro podamos tener asfalto...
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El fútbol concluyó y tocaba regresar antes de que anocheciera. No dejaba de saludar gente por el camino hasta llegar de nuevo a la escuela.
-Kenia debe ser el país número uno en el mundo por corrupción, simplemente los que tienen poder se llevan todo para ellos y no devuelven nada....¿No temías venir a un lugar como este?
-Miedo no. Sabía que la tribu de los Luo tienen fama de ser gente hospitalaria.
-¡Por supuesto! respondió. Eso es lo que vivimos, amamos la hospitalidad. La mayoría solo somos personas buenas, sencillas y honestas. Sin embargo, no confíes en todos, algunas personas son buenas pero otras son malas. ¿Cuáles son tus impresiones sobre el condado de Homa Bay y de la gente de aquí?
Tuve que pensar con cuidao, ya que la verdad directa podía sonar demasiado como adulación.
-Conocí gente humilde y amable. Me sorprendió que es muy fácil para mí hablar con las personas y construir relaciones, muchos son muy amigables. Muchas personas me han ayudado a pesar de que soy un completo desconocido para ellos.
-La gente aquí es buena porque tiene fe. Trato de ayudar a las personas todo el tiempo y siempre hago el bien. La gente necesita fe. Creo que si no tienes fe obtienes muchos delincuentes, drogadictos y alcohólicos. ¿Pero qué piensas de esto como un lugar para vivir, sobre la calidad de vida de las personas?
Esa fue una difícil. ¿Me estaba poniendo a prueba de alguna manera?
-Obviamente los salarios son bajos... comencé.
-Por supuesto que sí, intervino uno de ellos. Recibo 500 dólares al mes trabajando para una gran empresa y se me considera muy acomodado. Tengo tres casas alrededor del pueblo, las construí todas yo mismo. Pero un guardia de seguridad obtendrá 70 dólares al mes y un maestro en esta escuela igual. Por eso todos van a trabajar a Nairobi.
Luego terminé lo que había estado a punto de decir: Pero ten en cuenta que aquí puedes ser mucho más rico que mucha gente de Europa o Norteamérica. Tienes tradiciones muy fuertes de hospitalidad, apoyo de tu comunidad, fuertes lazos familiares, aire fresco, comida natural saludable, casi no hay delitos...
-¡Eso es lo que pienso también! se emocionó Félix, casi extasiado. Es por eso que nunca volveré a Nairobi, porque preferiría vivir aquí antes que en cualquier otro lugar. Aquí, si alguna vez necesito algo, solo tengo que preguntarle a mi familia, amigos y vecinos. A veces ni siquiera pregunto, como ahora, mi vecino vio que tenía un invitado y sacó estas frutas del árbol en su jardín. Y lo mismo para ellos, si alguna vez necesitan algo o tienen un problema, todos se reunirán y ayudarán.
-¿A dónde irás después de Homa Bay? preguntaron.
-Probablemente a Kisumu antes de regresar a España.
-Esa ciudad es peligrosa. Deberías quedarte en Homa Bay o ir a otros pueblos cercanos, como Olare.
-Creo que tienes razón, prefiero lugares como este, la naturaleza, conocer gente como vosotros. Sonrieron complacidos.
-Si quieres mi consejo... Se hizo el silencio al hablar el más anciano: Estamos viviendo en un mal momento, hay borrachos agresivos y bandidos por todas partes. No es seguro para ti ir solo a las grandes ciudades, están llenas de gente mala. Y llama a tus padres y diles que estás bien. Lo más importante es que tu familia no se preocupe. Si no tienen noticias tuyas, se preocuparán.
-Gracias por el consejo.
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La conversación continuó divagando y haciéndonos una pregunta tras otra. ¿Y qué haces en Madrid, en qué trabajas? ¿Puedes hablarnos de tu familia?
Pero fuera de las preguntas protocolarias me llovían otras curiosas, en un intento por saciar su apetito aparentemente insaciable de información sobre España, al mismo tiempo que demostraban que ya sabían infinitamente más sobre mi país de lo que yo sabía sobre el suyo. ¿Considero que España tiene una democracia real? ¿Apoyo a los Reyes? ¿Había viajado por Cataluña? (hasta aquí llegó la turra que dio Piqué). Tales temas continuaron hasta que empezaron a recogerse para no mucho más tarde ir a descansar.
-Lamento que hayas tenido tan poco tiempo con nosotros. Deberías conseguir una esposa keniana y venirte aquí a vivir
Tengo una tienda de campaña que puedes instalar detrás de la cabaña y vivir en la aldea mientras encuentras casa
Cuando por un segundo estuve solo con el míster, Félix, le dije: Por favor, toma esto. Realmente me gustaría daros un regalo para agradecer vuestra amabilidad, es una tradición que siempre doy un regalo a mi anfitrión cuando me quedo en su casa, pero ahora mismo no tengo nada que dar más que dinero así que, si no te ofendes, me gustaría darte esto para invitar a algo a todos.
Los ojos de Félix cambiaron de manera casi imperceptible, una especie de mirada vacía e indiferente apareció en ellos, incluso podría haber insinuado una hostilidad apenas perceptible.
-Guarda eso, no lo tomaré, dijo, mirándome a los ojos.
-Escucha, sé que es tu tradición no aceptar dinero de la gente, pero ¿no puedes hacer una excepción aquí? Me harás sentir mucho mejor si me dejas seguir con mi tradición y dar este regalo, aunque desearía que hubiera algún otro detalle que pudiera regalar.
-No te invitamos aquí por dinero, dijo Félix solemnemente.
-Te pido disculpas. Solo quería agradeceros de alguna manera, dije, retrayendo mi mano extendida con el dinero en ella. Habéis sido muy amables, lo he pasado muy bien.
Ya fuera de su casa, junto a la última sombra de un árbol, nos despedimos sinceramente. Toda frialdad y torpeza habían desaparecido ahora que el dinero había sido olvidado. Volvieron las sonrisas. Salí de la escuela y recorrí el camino de piedras hasta donde una vieja moto destartalada esperaba para llevarme de regreso a Homa Bay.