Otra movida digna de ser foreada: la madrugada del viernes me robaron el móvil, un pickpocket, mira que voy con cuidado consciente de ese es uno de los problemas en cuanto a seguridad aquí, pues al entrar a un garito el tipo que estaba en la puerta a modo de falso segurata me chocó disimuladamente y trincó el teléfono muy profesionalmente, al momento me di cuenta pero el tipo se perdió echando hostias y no había quién lo viera.
Lo despollante es lo que vino a continuación, y es que cuando ya lo daba totalmente por perdido se me dio la oportunidad de poder recuperarlo. Comenté con varios niggas lo que había pasado y se me ocurrió decirles que si alguno conseguía recuperar el móvil podía pagarles, pero no mucho, no se fueran a pensar que llevaba encima el sueldo de un mes, 10€ ofrecí de recompensa, que ya es el sueldo de varios días, y ahí vi cómo le hicieron chiribitas los ojos a más de uno...
Rápido se corrió la voz y apareció el supuesto jefe de la mafia de los pickpocket diciendo que sabía quién lo tenía (les di una descripción del perla pero ni falta les haría) y que me lo podía devolver pero había que negociar... Se subió a la parra pidiendo 30€

de primeras no me creí nada pero le seguí el juego y me solté el farol de que soy
@topbox en España y tenía hamijos en la policía ugandesa local y blao, que el teléfono era malo y viejo (mentira también) con la pantalla quebrada (eso sí, por una caída que casi me mato la última vez en Manaos cuando se vino abajo una tabla de unas escaleras de madera, otro de los días que volví a nacer), total que viendo que colaban las trolas y podía ser verdad que me devolvieran el teléfono cedí un poco y subí a otro sueldo diario la oferta, 2€ más para 12 y ahí me planté. El patrón de la chusma aquella me dijo le esperara allí.
Tras una hora esperando perdí la leve esperanza de que se obrara el milagro, pero cuando ya me iba a dormir la mona reapareció el gangster pidiéndome la pasta, obvio pedí ver primero el teléfono y el malparío se me acercó frente a frente y vi que echaba mano a urgar en sus cojones morenos, pensé que me iba a sacar un cuchillo, pero lo que sacó fue un móvil, efectivamente era el mío. De película (de serie Z ugandesa).
Esto es lo más parecido a estar viviendo dentro de un jodido videojuego como bien decía
@Desmond Humes que se sentía en Medellín, bienvenidos al puto GTA Negroland Edition.