Pues sería un contrapunto la mar de interesante, la verdad. Leyéndote, parece que pueda ir uno por esos mundos de dios alegremente, como el que se da un paseo por la plaza del pueblo, y no sé yo hasta qué punto esto es así. El mundo es un lugar peligroso, y no hemos visto nada de todo eso.
Dejé varios apuntes sobre lugares realmente peligrosos en los que no pienso poner un pie, por ejemplo en la "guía-ladrillo" ugandesa hice referencia a varios países donde la vida no vale nada.
He recordado este comentario que aportó en su día
@Desmond Humes, explicó bastante bien el problema de la seguridad viajando por lugares supuestamente muy peligrosos:
Lo de la seguridad es un tema muy interesante que debería tener hilo propio.
Porque pese a que se puedan sacar gráficas, d@tos y estadísticas, todo eso no sirve sin un contexto y muchísimos matices. Para nada es un concepto del que se puedan extraer conclusiones definitivas. Se puede decir que en equis país mueren al año diez mil personas en crímenes violentos, pero a lo mejor el noventa por ciento de esas muertes son debidos a ajustes de cuentas entre cárteles, conflictos guerrilleros vs. policía militar, o indígenas en disputas por terrenos.
También es cuestión de cómo lo vea cada persona. Yo estoy seguro que al autor del hilo alguna cosa le habrá pasado en algún viaje, pero quizá eso no le haya empañado la experiencia, por su manera de ser o de ver las cosas. Pero otra persona podría ver esa misma situación de forma totalmente diferente.
Y luego está el concepto de seguridad o de peligro del propio lugar y sus habitantes. Puede darse la situación de que haya más pánico a que les roben el celular, a que haya una balasera tremenda en su barrio, porque cuando eso sucede están avisados y es muy raro que muera algún "inocente". Ejemplos mil, y esta gente que viaja tiene que tener una carretilla de anecdotones en cuanto a estos temas.
También compartí un relato estremecedor del caminante que recorrió el mundo a pie, cómo estuvo a punto de morir macheteado en México (quizá no lo leíste) y a pesar de eso siguió en el país durante varios meses y compartió grandes relatos hablando de la mejor manera sobre el pelís, merece la pena leer las historias del tipo:
Ojito, que es cosecha del 2008.
foropl.com
Deberías también contar los momentos desagradables, porque eso te humaniza. Dejarás de ser uno de los dioses del foro, pero se aprende más de lo malo que de lo bueno y también es interesante conocer los sinsabores de tu way of life
No he contado muchas desventuras, no por falta de ganas, más bien no saco tiempo para contar todas las anécdotas del día a día o para resumir viajes de años atrás por aquí, pero inevitablemente momentos desagradables también los hay. Ya contaré, ya.
Me autocito y ya puestos retomo esto.
Recuerdo que dejé también el apunte de que Namibia está entre los países a los que no volveré y que me intentaron robar varias veces (no solo por esto descarto regresar).
En este país hay zonas en que no se ve la pobreza, pero de aquí la desigualdad es aún más grande.
Uno de esos intentos de robo fue un jovenzuelo borracho que en la entrada de una discoteca me tiró las manos a los bolsillos del pantalón, el hijoputa se me acopló queriendo dar charla y pasé de él, tenía varias cicatrices en el cuerpo bien feas y me acabó amenazando con marcarme igual que le marcaron a él, todo esto delante del segurata de la discoteca que me cuidó lo que buenamente pudo. Siempre intento dar charla y tener buen rollo con los tipos de seguridad por lo que pueda surgir. El perla se acabó yendo entre amenazas y el segurata en un gran gesto me llevó al hotel en su coche, todavía era temprano pero esa noche de sábado se me quitaron las ganas de cachondeo.
También en Namibia me robaron el móvil. Fue un Xiaomi de los baratos, ningún problema. "Lo peor" es que perdí algunas buenas fotos (me la trae floja) y varias notas sobre mis días allí y del anterior viaje a Ecuador, por gilipollas de no escribir todo en alguna APP en la nube.
Hasta comenté en el foro que me llegaron señales y el robo se veía venir. Fue en una gasolinera donde paró mi autobús, después de un largo viaje me bajé y eché mano del móvil para ver la dirección del hotel al que me tenía que dirigir. Error de novato. Había bastante gente rondando y ahí el nigga me habría fichado nada más bajarme, me lo quitó de las manos y salió por patas como Carl Lewis en sus mejores tiempos dopado hasta las trancas.
Corrí un poco detrás de él pero con mis bártulos encima no pude seguirle mucho. Otros niggas intentaron cazarle, el tipo se jugó la vida cruzando la carretera y se perdió por el monte. Por suerte el pobre diablo enganchó el teléfono y no la mochililla con el pasaporte y el cash. Perder el pasaporte en mitad de un viaje sí puede ser un pequeño desastre.
Bloqueé el teléfono y borré los datos a través de Google. Los robos de móviles en África son para el mercado de segunda mano, ni idea de si aun bloqueándolo por el IMEI los que se dediquen a ese sucio negocio podrán mantener el teléfono útil.
En Brasil conté cómo me intentaron robar en el centro de Sao Paulo en un Uber. También allí vi palizas o como reventaban una botella en la cara a una mujer delante mía, al día siguiente me dijeron que había perdido un ojo. Una zorra en Colombia me partió las gafas de un tortazo, y gracias que conté hasta 10 y no pasó más.
Más desgracias. Me caí de la moto un par de veces, en Filipinas y en Vietnam, por suerte nada grave. Otra vez yendo de paquete junto a uno de mis mejores amigos iba súper cansado tras días durmiendo poco, estuve a punto de dormirme en la moto, di una cabezada hacia atrás y del pingo que pegué no nos fuimos al suelo de milagro. Sin casco. Esa tarde noche volví a nacer.
En Uganda ya expliqué lo peligrosos que son los caminos por los que hay que conducir, dejé pendiente de subir alguno de los vídeos que grabé circulando en moto, este es en una carretera bastante decente, comparada con otros caminos diabólicos en los que no me atreví a sacar el móvil para grabar:
VÍDEO (*ahorita lo subo, no se lo pierdan)
En ese momento que grababa me acordé de la vez que casi me mandan al otro barrio en Santiago de Cuba, al intentar robarme el puto casco yendo de paquete a toda ostia en una scooter. Conducía un abuelete español forrado con el que hice amistad que vivía entre esa ciudad y Santo Domingo, era un viejo cascarrabias, aún así perdí la cuenta de las jóvenes y apuestas novias que me presentó el cabrón. Total que faltó el canto un duro para salir volando con la moto, como el famoso machupichu que voló por la alborada. Fue porque llevaba el casco desabrochado, se fijaron dos hijoputas que iban detrás nuestra y pasaron pegados soltando de repente el manotazo en mi cabeza, no lo pudieron enganchar bien y se fueron sin la mierda de casco. No pudimos seguirles, aunque tampoco creo que hubiera sido buena idea, el viejito estaba para repartir pocas ostias.
El casco sería como este que usé en Vietnam, ni 5€ valdría:
Espectacular aquella ruta vietnamita de varios días en moto. Los buenos momentos ganan a los malos por goleada.
Disfruto mucho leyendo y escuchando a grandes viajeros que asumen muchísimos más riesgos que yo. Se las precauciones que debo tomar, aunque a veces a posta las olvide.
Sin duda para mi los buenos momentos vividos compensan sobremanera los pequeños sustos, que no son muchos pero a veces acaban llegando, aunque tirando de sentido común se esquivan muchas balas y van a quedar en nada casi siempre.
Algún día se que tendré algún susto no tan pequeño. Gajes del oficio.