-AGATHA LYS: Ninguna mujer provocó durante mi infancia tantas y tan variadas erecciones como este zorrón hoy ya víctima de una cruel menopausia. Recuerdo verla con un vestido "busco a Jacks style" en el programa de Pepe Narrabo y sentir cómo mi pene, ya adulto, pedía a mi infantil mente desahogo a base de manotazos. Bellos momentos que auguraban un futuro solitario.
-ANTONIO FONTANEDA: Celebérrimo manager de grupos de rock and roll de prolongado éxito, como las Sex Bomb, Antonio Fontaneda alcanzó la cima aquel verano en el que se folló en la playa a Sonia Monroy (o Estíbaliz Sanz, nunca las he sabido diferenciar) y, a pesar de su estrabismo, logró hacerse un hueco en el Olimpo de los DIOSES.
-CHIQUI MARTÍN: Ríos de lefa desbordaban la Península Ibérica y hacían que Paco Montesdeoca se echara a temblar cada vez que esta pelirroja con pinta de chupar pollas hasta con los pieses se contoneaba alrededor de una barra americana en Crónicas Marcianas. Sin embargo, un resbalón, una caída desde lo más alto del fálico objeto de metal sobre el que actuaba, le sumió en la inmundicia. Desde entonces, sólo los PL warriors nos masturbamos con ella, pensando que quizá algún día se presente en nuestras casas haciendo la vertical sobre una silla de ruedas, vendiéndonos un calendario de RETO.
Waja Waja Wajajajja Meirio
-PACO AGUILAR: Toda España llegó a adorar a este enérgico andaluz que contaba chistes sobre heces, maricas, curas, pollas y suegras. Ahora, Nintendo está pensando si suprimirle del próximo Mario Kart, pues la gente prefiere cogerse a la princesa, a la seta y a Takuma Sato antes que a él.
-HERR PETER: Al principio, todo el foro adoraba a este intrépido pedófilo, piloto de avión y amante de las armas de largo alcance. Era el jodido Quagmire de PL y todos intentaban imitarle asaltando cunas. Pero el tiempo desgastó su figura y comenzó a ser odiado por la masa borreguil. Ya no hacían gracia sus historias en suburbios thailandeses a lo Joseph Fritzl y acabó con un baneo eterno que hoy relata en su web. No obstante, probablemente ahora descanse sobre un colchón de Alcalá Meco sujetando el bolsillo de un preso magrebí.