También me gustan los callejones asquerosos y siniestros. Cuanto menos inviten a meterse en ellos más me atraen. Una atracción similar siento por calles o carreteras que quedaron a medio hacer y nadie las transita, o cualquier zona llana urbanizada por la que no pasen ni los perros. Los barrios de extrarradio siempre tienen algún parque así, o un proyecto inacabado para estafar dinero público en forma de ludoteca, skatepark... Los polígonos industriales tienen montones de parkings llenos de maleza, carreteras que terminan en secarrales o aceras entre naves que no usa nadie porque nadie se desplaza a pie por un polígono. Todos esos espacios amplios y dejados de la mano del hombre me transmiten paz.
También los puentes por debajo cuando no hay agua o los canales de riego cuando hay poca y se pueden transitar con botas de goma. Me gustan las azoteas de los edificios grandes y desoladas, las que huelen a brea y que sólo pisan los antenistas.