[RETARDS] Gustos distópicos y una vieja

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Los kiwis me los como con piel, son geniales.
El ayuno acuático le ha afilado el colmillo.

Me gustan los bares o restaurantes vacíos, aunque sea indicativo de mala calidad. Cuanta menos gente mejor.

Me gusta más la grasa del entrecot que la parte magra (cuidadín @Cenobita )

Me gusta pasar una hora sentado en el inodoro, cagando, leyendo, foreando... Debería comprar un trono más cómodo.
 
A mí como a mi preopinante, me gustan los bares vacíos, pero además tienen que ser cutres y vetustos.

Me gustan las zanahorias. Puedo comer un kilo al día. De aperitivo, de postre, de guarnición.

Me gustan las jóvenes (sobre 20 años) algo regordetas. Más bien gordas.
 
Me gusta una barbaridad cómo huelen mis pedos. Al punto de ir por la calle y dejar de caminar para quedarme degustando la delicia que acabo de soltar, al punto de estar durmiendo con alguien y meter la cabeza bajo las sábanas para embriagarme con el olor de mis entrañas.
 
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Me vuelve loco el acné, en especial el conglobata y el quístico y las ojeras muy negras y muy marcadas.
Las bolsas de los ojos me parecen hipnóticas y si encima son ojerosas y negras puedo tirarme horas viendo fotos y recortando las bolsas negras con la herramienta pluma del photoshop y pegándolas sobre un fondo blanco.
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Me gusta sacarme mocos en los semáforos (normalmente cuando estoy en el coche), rebañar con la uña del meñique los rincones en busca de las láminas secas y crujientes, y llevármelas a la boca como quien saborea lascas de parmesano de 24 meses. Todo con mucha discreción, por supuesto, comprobando con el rabillo del ojo que ningún transeúnte esté ojo avizor, pues no quiero escandalizar. A veces esos croutons salen de la mano de otros mocos más frescos, de esos que han pasado menos horas en barrica. Entonces mordisqueo con los caninos para notar las diferencias de textura. No solo lo hago por aburrimiento, sino que leí una vez que comerse los mocos aumenta las defensas naturales del organismo.

Luego hago otra cosa más asquerosa aún, que es aplastar las croquetas con el tenedor y formar una masa. Lo del contraste de texturas es flipante, soy una gourmet. ¿A alguien más le pasa?
 
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Me gusta sacarme mocos en los semáforos (normalmente cuando estoy en el coche), rebañar con la uña del meñique los rincones en busca de las láminas secas y crujientes, y llevármelas a la boca como quien saborea lascas de parmesano de 24 meses. Todo con mucha discreción, por supuesto, comprobando con el rabillo del ojo que ningún transeúnte esté ojo avizor, pues no quiero escandalizar. A veces esos croutons salen de la mano de otros mocos más frescos, de esos que han pasado menos horas en barrica. Entonces mordisqueo con los caninos para notar las diferencias de textura. No solo lo hago por aburrimiento, sino que leí una vez que comerse los mocos aumenta las defensas naturales del organismo.

Luego hago otra cosa más asquerosa aún, que es aplastar las croquetas con el tenedor y formar una masa. Lo del contraste de texturas es flipante, soy una gourmet. ¿A alguien más le pasa?

Es muy satisfactorio cuando alguna vez te levantas por la mañana y lo que tienes es la nariz es un molde de moco del orificio nasal. Un canutillo de moco seco. Creo que esto se vuelve muy infrecuente en adultos, según se van desarrollando los pelos de la nariz.

Un placer que solo los más refinados y tenaces hurgadores conocerán se da cuando estas recuperándote de un catarro y tus mocos tienen una densidad muy concreta.

Puedes sacar con el dedo y entonces el moco se estira del dedo a la fosa nasal, donde esta oculta, a gran profundidad, la masa madre. Entonces, con máximo cuidado, vas pellizcando el moco con el pulgar y el índice en el canto mismo de la fosa nasal, con la mano izquierda y la derecha, como quien saca un cubo de un pozo tirando de su cuerda. Si la densidad es adecuada, el moco no se rompe, y necesitas un buen rato para ir sacando en forma de hilo toda esa masa de moco que se oculta en tus vías respiratorias. Vas poco a poco, ajustando la velocidad de trabajo al diámetro que le calculas al moco (por el tacto, ya que la zona de trabajo no es accesible a la vista), para no romperlo, hasta que en un momento glorioso ese hilo de moco en tu nariz empieza a ganar densidad y grosor rápidamente, y en un instante dado notas como el núcleo primigenio de todos los mocos que has expulsado durante tu catarro se empieza a deslizar dentro de tu puto cráneo hasta que al final extraes un pequeño Flubber, que ha recorrido un largo camino, y que has sentido como un agradable cosquilleo junto al cerebro.

Es una sensación de liberación y de victoria. De quitarte de encima un ente anómalo. Como cuando cagas sin esfuerzo una buena pieza y parece que tus intestinos quedan como un jardín tras el rocío de la mañana.
 
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Puedes sacar con el dedo y entonces el moco se estira del dedo a la fosa nasal, donde esta oculta, a gran profundidad, la masa madre. Entonces, con máximo cuidado, vas pellizcando el moco con el pulgar y el índice en el canto mismo de la fosa nasal, con la mano izquierda y la derecha, como quien saca un cubo de un pozo tirando de su cuerda. Si la densidad es adecuada, el moco no se rompe, y necesitas un buen rato para ir sacando en forma de hilo toda esa masa de moco que se oculta en tus vías respiratorias. Vas poco a poco, ajustando la velocidad de trabajo al diámetro que le calculas al moco (por el tacto, ya que la zona de trabajo no es accesible a la vista), para no romperlo, hasta que en un momento glorioso ese hilo de moco en tu nariz empieza a ganar densidad y grosor rápidamente, y en un instante dado notas como el núcleo primigenio de todos los mocos que has expulsado durante tu catarro se empieza a deslizar dentro de tu puto cráneo hasta que al final extraes un pequeño Flubber, que ha recorrido un largo camino, y que has sentido como un agradable cosquilleo junto al cerebro.
¡Cómo se nota que eres de Bellas artes..!
 
Ah bueno, si los melocotones los lavas antes lo entiendo, yo pensaba que era a pelo, es realmente como lamer terciopelo. Tocar terciopelo por otro lado para mi es delicioso y adictivo, me pongo a pasar la mano a pelo-->a contrapelo-->a pelo-->a contrapelo, viendo como cambia la textura.
Jamás he comido melocotones pelados ni peras.Cuando estudiaba me pasaba los veranos trabajando en el campo y los comía directamente a medida que recolectaba. Y luego seguí la costumbre de no pelarlos.
 
Me hace muy feliz ver los entrenamientos del Sporting de Lutxana los días de invierno en que llueve y solo estoy yo en la grada hasta que me descerrajan algún balonazo en el cabezón y me hago uno con mi equipo.
La Teletienda a las tres de la mañana debiera ser de obligada visionado en las escuelas: nada tan edificante como las aventuras del chef Toni o un buen separador de juanetes.
Y los especiales de fin de año de los años 60 y 70? Oh, dios todopoderoso, eso sí que es una orgía de buen gusto, personalidad y autoafirmación en mis creencias.
Estoy muy solo.
 
Hoy he visto la etapa del tour de Francia.
Los del tropela ese pensarán que es lo más normal del mundo, pero seguro que vosotros, la gente normal, me veis como un hijo de puta por gastar así 2 horas de mi despreciable vida
 
Andar aleatoriamente por cementerios mirando nichos y tumbas, mirar las fotos que pueda haber e ir cuadrando y calculando fechas de nacimientos y muertes.
 
Me gusta la corteza del pan más que la miga
A mi me gusta el olor de los pollos a l'ast .Los fines de semana hago una ruta paseando al perro por todos los locales que tengo localizados en la ciudad. Los primeros van abriendo sobre las 8 y ya los van preparando,hasta la hora de comer me hago ese tour.A los cien metros me llega ese aroma que me chifla. Sin embargo llevo años sin comer ninguno.
 
Cuando era chaval había un bar que proponía un juego que consistía en servir un plato de aceitunas generosamente regadas con vodka y tabasco, y con unos dados ir comiéndolas según no recuerdo qué jugada que no se limitaba a puro azar, podía manipularse algo. Me imagino que el beneficio para el bar era la ronda de lo que fuera de después, para apagar el ardor. La "gracia" del juego estaba en que después de la última aceituna el perdedor debía beberse todo el jugo del plato.

Nadie quería jugar conmigo.

Porque yo quería perder.
 
Me gusta dejarme crecer la uña del dedo gordo del pie y luego cortármela y comprobar su dureza entre los dientes.
 
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