Esto no pretende ser una denuncia sino una exposición de un caso personal, muy reciente y que habla un poco de las formas que gasta esta compañía.
A mediados de abril apareció una oferta de trabajo de Mercadona en la que se solicitaba "Licenciados en Derecho" para desempeñar una labor fundamentada en "relaciones con organismos oficiales", sin más información. Salario generoso y jornada completa, de lunes a viernes. Buscaban gente de Bizkaia para dicho puesto.
Envié mi solicitud y, al de pocos días, me llamaron para tomar parte en el proceso de selección. Dicho proceso se efectuaría en un centro de formación profesional situado cerca de Pamplona. De momento, de las casi 200 personas inscritas, los que habíamos sido preseleccionados teníamos que hacer el viajecito hasta allí (340 km + peajes). La oferta merecía el desembolso y allí me presenté. A la hora señalada nos juntamos 8 personas en un aula, nos atendió la gerente de RRHH de la empresa P.O. que nos explicó de manera superficial en que consistía el puesto, la estructura de la empresa, valores... y, acto seguido, hicimos la típica dinámica de grupo. Todo muy bien.
Al de dos semanas me volvieron a llamar para la entrevista personal tras haber superado, con éxito, una prueba de euskera realizada por teléfono. Otro viaje a Pamplona, esta vez a la tienda en la que tienen situadas las oficinas. La entrevista muy bien, con la misma persona, que es amable hasta lo exquisito, hay que reconocerlo y en ese mismo día, test psicotécnico y "reconocimiento médico". Aquí varía un poco el discurso y se menciona que el puesto es de Relaciones Externas (en adelante RREE) y la amalgama de funciones a desempeñar dentro de esta "sección". Además, me informa de que es jornada completa de lunes a sábado (sin horarios, completa) y disponibilidad absoluta para viajar y para estar pendiente 24/7 de tu puesto de trabajo. No lo veo mal, simplemente que no se había mencionado nada en la oferta. En menos de 48 horas, me llaman para una nueva entrevista, otra vez en el mismo sitio.
Tercer viaje (¿Por qué c* no buscan gente de allí?) y esta vez la entrevista es con el coordinador de RREE de la empresa, J.L. cosa que descubriré inmediatamente que no es exactamente así. La entrevista se produce con un retraso de una hora y cuarto aproximadamente y me encuentro con que en la entrevista, además de JL, también está GS. Voy con confianza, sé que quedamos pocos y veo el puesto cerca. Pero el tono de la entrevista es radicalmente diferente a lo esperado. El tal JL parece más un gerente de discoteca que otra cosa y no se le ve muy experto en realizar entrevistas. Está claro por como transcurre la entrevista que no se ha leído el curriculum y que realiza preguntas de manera muy arbitraria. Entre otras cosas me hace contar un chiste... El trabajo finalmente resulta ser para la sección de seguridad de la empresa. 24/6 de jornada, cada noche en una ciudad y los domingos, depende como pille la cosa a pringar. El salario es muy bueno, tengo más de 30 años y no titubeo. Digo a todo que sí, en plan secta. De los 40 minutos de entrevista, 30 están dedicados a desalentarme. Que si me olvide de mi familia, de mi pareja, de mi vida en general... voy a ser un esclavo de mercadona para siempre. Que no quieren a alguien para 3 o 4 años. Una vez que entras es para siempre. No me importa, insisto con firmeza en mi deseo de aspirar a ese trabajo.
Perdonar, de corazón, por la chapa, pero es que hasta aquí todo es fantástico. Pasaron 15 días y recibí una llamada de la chica de RRHH, muy amable como siempre diciéndome que había una demora en el proceso, patatín patatán y que se retrasaría el asunto. Pues bien, se retrasó hasta hace tres semanas. Recibo una nueva llamada y digo, joder, por fin, para bien o para mal ya está. Para mi sorpresa el motivo de la llamada es que el amigo JL está dudando y que quiere hacer una nueva entrevista con los candidatos que quedamos. Otra vez en Pamplona, en otra tienda de Mercadona. Esta vez tendría que hablar con la encargada de la tienda que, a su vez, se encargaría de ponerme en contacto con JL.
Me persono allí con 45 minutos de antelación. Doy un paseo por el local para hacer tiempo y la encargada de la tienda, muy amable, se acerca, me pregunta si soy el aspirante al puesto de trabajo y me dice que cuando llegue la hora la busque. Great. Llega la hora y me encuentro con ella. Aparte de su trabajo tiene que estar pendiente para recibir como se merece a JL. Pasa casi una hora sin noticias del caballero en cuestión y me ofrezco a acompañarla en su ronda para que no pierda tiempo. En este rato advierto como funcionan las cosas allí. En cada vuelta que da la encargada tiene que llamar la atención a todos los trabajadores, a todos. No vi a ninguno holgazanear ni mucho menos, estaban centrados en su desempeño, pero había p**a para cada uno. Me pareció terrorífico. A la pescatera que estaba dale que te pego limpiando unos pescados, que si el chicharro (por ejemplo) no tenía buena pinta, que lo atendiese. Al chico que estaba con la fruta que recogiese una bolsa del suelo, que había que cuidar la imagen. Al que estaba con las latas de refresco que las reorganizase. Latas que están en palés en el suelo, no en baldas. El chico le comenta como lo piensa hacer pero a ella no le vale y le exige que reestructure todo... Recibe una llamada. JL se va a retrasar. Me acompaña fuera y quedamos en una hora. No puedo evitar observar como la encargada emite un suspiro que delata claramente que no es una tirana sino que no le queda más narices que hacer lo que hace. Al de una hora vuelvo y JL tarda un rato más. Esto es, a los 45 minutos de adelanto por mi parte, sumémosle 2 hora y media más de espera. Eso desarma a cualquiera, joder. Esperando en la entrada del comercio le veo llegar con otro al que no conozco, un tal E. cuyo apellido desconozco. La entrevista definitiva se realiza en la p**a de un mercadona... Lo primero que me pide JL es que cuente otro chiste. Llega GS, el de la otra vez, coordinador de zona norte de seguridad, por cierto. Tres contra uno en la p**a del mercadona, señores. Me hacen contar el chiste otra vez para que lo escuche el recién llegado y, acto seguido, JL me pide que le enseñe el contenido de la cartera donde llevo unos documentos. A partir de ahí la entrevista la realiza el tercero en discordia el tal E. que se sitúa a mi izquierda con su cara aproximadamente a 40-50 cm de la mía. Toda la entrevista es un desánimo brutal, están buscando que renuncie al puesto. Es una prueba pénsé, no caigas. Todo el rato diciéndome que con mi perfil (máster de derecho empresarial) que busque cualquier otra cosa, que seguro que me sale. No existe familia, renunciaré a mi pareja. Acabo cediendo en que me costará al principio adaptarme porque mis experiencias laborales previas no han ido en ese sentido y sólo deseo marcharme de allí. Me desvelan que solo quedamos dos para el puesto. No quiero seguir, pero consiguieron que el mero hecho de pensar en trabajar con ellos me produjera pavor.
Finalmente otros 15 días de espera, en los que me reafirmo en que he de aceptar el puesto y darlo todo. Que es una gran oportunidad. Me llama P.O. la de RRHH de siempre y me dice que no he sido seleccionado. Iba a decirle cuatro burradas pero me muerdo la lengua y me despido con un hasta siempre. Ahora lo entiendo, había preferido a mi adversario y querían que renunciara al puesto.
Pero el remate es que ayer mirando una conocida web de empleo, la misma donde encontré la oferta de mercadona, se anunciaba la misma oferta, pero ocultando el nombre de la empresa (importante de distribuidora, Valencia, 74000 empleados... blanco y en botella). Vamos que tras el tiempo y el dinero perdido, no nos cogen a ninguno.
En fin, qué época nos está tocando vivir.