De Berlusconi, dueño de la cadena, no se diría precisamente que es un rojo recalcitrante. El modelo progre (que no izquierdista) se ha mantenido durante años porque ha sido rentable. El "problema" (la bendición, más bien) es que se han juntado una serie de factores que han precipitado la caída del programa. Así, si le sumas la tremenda deriva política que había tomado con la mierda feminista (Rociíto & co.), los desbarres Jorgejavierescos al que antes todo se le había permitido (soltando en antena que Sálvame es un programa para rojos y maricones, etc. y haciendo campaña permanente en favor de sus propios postulados políticos), la machacona e insoportable andanada LTBQ?*Ñ@, una hiriente hipersexualización, el agotamiento absoluto del formato, el cambio en los segmentos publicitarios y de consumo, los innumerables procesos judiciales que generaba (y con muchas condenas en contra), etc., etc. dan como resultado que aterricen en el guano. Yo sé de gente que durante años se ha tragado las varias horas que duraba el programa sin pestañear que hace tiempo que no lo ve porque no lo aguantaban más. Y no hablo de gente politizada (o no politizada hacia el lado conservador), hablo de gente (personas mayores) que sólo aspiraban a entretenerse un rato viendo la TV por la tarde sin tener que soportar que el presentador y sus secuaces pretendan hacerles cómplices de su sectarismo todos los días y a todas horas. El televidente medio de Sálvame es una persona de avanzada edad que quiere cotilleo puro y duro no lecciones de vida de cocainómanos, degenerados, invertidos, cocainómanos degenerados invertidos y demás lumpen.