Hombre masa.

¿Es ustec algún tipo de librepensador anarquista? ¿Le gusta David Delfín? ¿Cena seitán?

Librepensador anarcocapitalista.

David Delfín me parecía un tipo curioso porque registro su propia ttf.

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De esto

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y esto

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no me podría poner el traje porque tengo cuádriceps, aunque el pantalón rosa me lo podría poner con un largo de pierna aceptable. La camiseta no porque no gasto camisetas de manga larga.

Ah, y nunca ceno, aunque me como las tapitas que me ponen con las cañas pero considero que Seitán es el verdadero Deus Caos y que Yahvé es Enlil, el malvado dios sumerio.
 
Criticar/repulsa a camisetas rosas es muy de cuñados rancios rollo no soy rasista, me gustan los kebabs.
 
Criticar/repulsa a camisetas rosas es muy de cuñados rancios rollo no soy rasista, me gustan los kebabs.
Yo me quedé en mi época juvenil en la que haber llevado una camiseta rosa hubiera supuesto terribles palizas y anatemas al portador.
 
A la urtikarianal esa deierda que dice que los que vestimos sin personalidad estamos muretos por dentro. Que todo puede ser yo le respondo que solo los pecesuertos siguen la corriente del rio. Y esa camiseta de los sex pistols da sidra
 
Llevar camisas hawaianas ahora SI ES DE GILIPOLLAS.

De gilipollas es llevar la de los Sex Pistols, que apesta a rockero rancio que tira para atrás. Seguro que te crees en la onda porque escuchas las mismas canciones que ponen ad nauseam en Rock FM una y otra vez. Te has convertido en una parodia de ti mismo, igual que los AC/DC. Tu eres el verdadero muerto en vida.
 
Última edición por un moderador:
Explícame tu cómo puedes salir a la calle sin sentir vergüenza de ser la encarnación de una suma clichés.
 
Mayor cliché es creerse único y especial por la forma de vestir, pedazo de mono trisómico, que confundes ética y estética.

¿Te quedaste atrapado en la adolescencia y no has salido de ahí?
 
Última edición por un moderador:
Normalemente visto de vaqueros, camiseta monocolor (la mayoría de veces negra) y zapatillas casual. Nunca pantalón corto, por favar. Que ya tenemos una edad.

Si tengo que socializar, en invierno visto de traje.

Si hace mucho calor, polo monocolor y un chino a juego. Zapatos de vestir marrones o negros. Lustrosos siempre.

Rapado (bueno, ya no tanto, me ha crecido ya el pelo) y barba canosa que luzco con orgullo. Me la perfilo una vez a la semana, y la recorto una vez al mes. Cuando me canso de ella, afeitado diario.

¿Tengo estilo propio o soy un hombre masa? Creo que hace diez años sí sería un triste anónimo, pero viendo este lunes las pintas que tenía la gente en un acto empresarial, trufado de la flor y nata local, me atrevo a decir que soy la excepción.

Un panorama de treintañeros, cuarentones y cincuentones vestidos de adolescentes o directamente de payasos. Menopáusicas enseñando pellejos y tatuajes de puta. Todos peleándose por los canapés y la cerveza, sin hacer caso al motivo por el que estaban allí. Todos con sus selfies, y también haciendo cola para hacerse la foto con el anfitrión, alguien al que un minuto antes les importaba nada lo que en el escenario contaba, y un minuto después de la publicación de la foto en redes sociales, fue perfectamente olvidado.

Los únicos que podrían pasar por gente de verdadero estilo, tanto en vestir como en actitud, eran una pareja madura, ambos se dedican al marketing y diseño. Sí tenían estilo propio. Y elegancia, sobre todo ella. Él se le notaba que su elegancia era adquirida y estudiada, como si hubiera sido moldeada por su acompañante, que la tiene natural. Aún así, el resultado era propio.

Podría argumentarse que a fin de cuentas, era un acto en una mierda de ciudad de provincias, con algunas ínfulas. Y que a fin de cuentas, los presentes éramos unos paletos de pueblo. Pero es que cuando asisto a eventos similares en Madrid o Barcelona, las pintas ya son estrafalarias tirando a mamarrachos.

Son las nuevas tendencias, dicen.
 
A mí los que más me camelan son los rebeldes sin causa que se han tragado todos los anuncios de Diesel Only the brave, pero luego a recoger el algodón 40 a 60 horas a la semana, como (casi) todos.
 
Última edición:
Normalemente visto de vaqueros, camiseta monocolor (la mayoría de veces negra) y zapatillas casual. Nunca pantalón corto, por favar. Que ya tenemos una edad.

Si tengo que socializar, en invierno visto de traje.

Si hace mucho calor, polo monocolor y un chino a juego. Zapatos de vestir marrones o negros. Lustrosos siempre.

Rapado (bueno, ya no tanto, me ha crecido ya el pelo) y barba canosa que luzco con orgullo. Me la perfilo una vez a la semana, y la recorto una vez al mes. Cuando me canso de ella, afeitado diario.

¿Tengo estilo propio o soy un hombre masa? Creo que hace diez años sí sería un triste anónimo, pero viendo este lunes las pintas que tenía la gente en un acto empresarial, trufado de la flor y nata local, me atrevo a decir que soy la excepción.

Un panorama de treintañeros, cuarentones y cincuentones vestidos de adolescentes o directamente de payasos. Menopáusicas enseñando pellejos y tatuajes de puta. Todos peleándose por los canapés y la cerveza, sin hacer caso al motivo por el que estaban allí. Todos con sus selfies, y también haciendo cola para hacerse la foto con el anfitrión, alguien al que un minuto antes les importaba nada lo que en el escenario contaba, y un minuto después de la publicación de la foto en redes sociales, fue perfectamente olvidado.

Los únicos que podrían pasar por gente de verdadero estilo, tanto en vestir como en actitud, eran una pareja madura, ambos se dedican al marketing y diseño. Sí tenían estilo propio. Y elegancia, sobre todo ella. Él se le notaba que su elegancia era adquirida y estudiada, como si hubiera sido moldeada por su acompañante, que la tiene natural. Aún así, el resultado era propio.

Podría argumentarse que a fin de cuentas, era un acto en una mierda de ciudad de provincias, con algunas ínfulas. Y que a fin de cuentas, los presentes éramos unos paletos de pueblo. Pero es que cuando asisto a eventos similares en Madrid o Barcelona, las pintas ya son estrafalarias tirando a mamarrachos.

Son las nuevas tendencias, dicen.

El otro día estuve en la inauguración de una tienda, y había dos que era directamente para echarlos a la hoguera.
Yo creo que el dueño les dio 50 € para que se diesen sus paseos de marifloros tienda arriba, tienda abajo, transmitiendo así una imagen de hiperposhmodernidac y desenfado.
 
Mayor cliché es creerse único y especial por la forma de vestir, pedazo de mono trisómico, que confundes ética y estética.

¿Te quedaste atrapado en la adolescencia y no has salido de ahí?
Pero pedazo clon de algún veterano subnormal ¿Quien ha dicho que se sienta único o especial por eso?
Que pongas tu ropa " persona especial"
 
Ya se habrá comentando, pero lo que he visto mucho en la juventud ultimamente es tatuarse todo el dorso de la mano con un motivo bien grande y putapénico.

Aunque mirando el lado positivo ahorrará cantidad de trabajo a los entrevistadores de trabajo: tatu en la zarpa, currículum a la papelera y siguiente.
 
Ya se habrá comentando, pero lo que he visto mucho en la juventud ultimamente es tatuarse todo el dorso de la mano con un motivo bien grande y putapénico.

Aunque mirando el lado positivo ahorrará cantidad de trabajo a los entrevistadores de trabajo: tatu en la zarpa, currículum a la papelera y siguiente.

¿Y quien te asegura que el entrevistador no lleva otro tatuaje similar?

Relee lo que comenté más arriba. Evento empresarial. Empresarios, Jefes, gerentes, en masculino y en femenino.

Todos tatuados
 
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