Yo sólo he ido a uno aunque hacia tiempo que tenía ganas. Como no me gustan las aglomeraciones ni pagar el pato por ir en temporada alta, gracias a que tanto mi churri como yo podemos cogernos las vacaciones casi a nuestro antojo, fuimos en el último crucero por el Mediterráneo de ese verano, empezando sobre el 28 de septiembre y acabando 8 días después, ya en octubre.
El número de pasajeros era el ideal para que no pareciera un barco fantasma ni estuviera todo petado. En el desayuno una numerosa pandilla de puretas italianos -alguna MILF incluida- lograba colapsar la planta baja del bar pero la de arriba estaba libre. En pleno agosto eso debe ser un infierno.
Lo mismo al bajar o subir del barco, las cenas... Todo estaba bastante tranquilo. Nos tocó el Costa Mágica, hermano gemelo del malogrado Concordia. Gran parte de la tripulación, incluyendo el capitán eran los del barco naufragado. No Schettino, claro, sino el segundo de a bordo que ahora estaba de capitán. O eso nos dijeron.
All the pizza you can eat & drinks. No alcoholes destilados, claro. Por algo menos de 500€ por persona una semana a tutiplén en esta suite:
Exactamente esta, con la fruta y todo, el hilo también pero no el champán. Aunque teóricamente no está permitido, mi parienta metió un Macallan en una de las maletas (por cosas como esta la hamo) y el primer día la teníamos escondida, pero al final están por ahí a la vista y el encargado de nuestra habitación me dejaba un vaso de whisky y la hielera hasta los topes 2 veces al día. Sólo me tomaba el Macallan por la noche pero así tenía agua helada todo el día. Cada vez que entrábamos y salíamos por cualquier cosa, ni siquiera que te sentaras en la cama, bebieras agua y dejaras el vaso por allí, al volver te lo encontrabas de nuevo impecable, sin importar el número de veces que eso sucediera.
Si no volvimos más anchos que altos es porque salíamos todos los días a patear desde las 08;30 que el barco atracaba en cada puerto y apurábamos hasta que salía de nuevo, sobre las 7 de la tarde. Desayunábamos correctamente, más de lo acostumbrado en casa pero no salvajemente. Comíamos algo frugal y de las copiosas cenas incluidas en el precio sólo fuimos el primer y el último día. Al final nos apetecía más estar solos y sin tenerse que poner de gala, apañándonos con un trozo de pizza -muy fina, básica en ingredientes y deliciosa-, fruta y luego un café en el piano bar. A mí es que todas esas actividades de animadores o los espectáculos Joseluismorenescos que daban en el teatro (1000 asientos
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) y cenas con el capitán, no me van, y a ella menos.
Yo estuve de lujo, y como ya había visto en profundidad todas las ciudades (Mallorca, La Valeta, Catania, Nápoles,...) pues ya me estaba bien, pero es cierto que el contra más importante es el poco tiempo que se pasa en cada ciudad. Por eso es que me va a costar convencerla. Ella quiere ir a S.Petersburg una semana entera y a mí me flipa más lo otro.