Hygge

Tienes a las gremios estereotipados. Abre la mente, que no todo es blanco o negro.
 
De niño, en un bonito atardecer de otoño, volviendo con el coche de una barbacoa en el campo, en estado semi inconsciente por el cansancio de todo el dia persiguiendo gatos y de haber inhalado humo en exceso.

De fondo suena Carrusel Deportivo.


La vida.
 
Esto es una incongruencia. No tienes ni puta idea de qué es una ninfa. Es que eres muy retrasado. De hecho, no creo que sepas, ni puedas, distinguir una ninfa de una vulgar hembra.

No sabes en que tono lo estoy diciendo, a parte tampoco era para ponerse así. A la gente le puede afectar tus insultos, intenta ser mas amable.
 
Toda esta puta mierda de maricones nórdicos se resume en esto:

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Humanos que quieren ser caracoles y volver a las cavernas, pero yo digo ¡NO! Hay que salir ahí fuera, donde moran los monstruos, donde todo es frío y hostil, desconcertante como un laberinto. Hay que volver al origen, que no es el coño de una mujer, sino el espacio, las estrellas.

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Este nuevo cáncer que es el hygge es propio de culturas subdesarrolladas, de ancestros débiles que fueron expulsados de los cálidos paraísos hacia el norte. Culturas que no han desarrollado el Mediterráneo concepto del espacio público, del ágora y el foro. El enésimo intento del NWO por aislaros y ensimismaros, para que no reconozcáis a un camarada y no reconstruyáis las legiones que levantaron la más gloriosa de las civilizaciones.

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Hay que volver ahí fuera. Y matar a todos nuestros enemigos. Zeus vult.
 
Toda esta puta mierda de maricones nórdicos se resume en esto:

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Humanos que quieren ser caracoles y volver a las cavernas, pero yo digo ¡NO! Hay que salir ahí fuera, donde moran los monstruos, donde todo es frío y hostil, desconcertante como un laberinto. Hay que volver al origen, que no es el coño de una mujer, sino el espacio, las estrellas.

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Este nuevo cáncer que es el hygge es propio de culturas subdesarrolladas, de ancestros débiles que fueron expulsados de los cálidos paraísos hacia el norte. Culturas que no han desarrollado el Mediterráneo concepto del espacio público, del ágora y el foro. El enésimo intento del NWO por aislaros y ensimismaros, para que no reconozcáis a un camarada y no reconstruyáis las legiones que levantaron la más gloriosa de las civilizaciones.

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Hay que volver ahí fuera. Y matar a todos nuestros enemigos. Zeus vult.


:bravo:

Nueces recuperando su carisma.
 
:bravo:

Nueces recuperando su carisma.

No recuerdo haberlo perdido nunca. A no ser que desde la moderación se me estén podando los masunos. O incluso recomendando que se eliminen mis masunos. Porque el problema no es la inactividad, sino la actividad de los foreros.

El hygge es la cosa más femenina que he visto en mucho tiempo. Me retrotrae a una infancia que nunca viví, con niños que se divierten haciendo castillos con sillas, sábanas y grandes cojínes. Madrigueras hobbit donde un enano se siente a gusto y bajo ningún concepto querría asumir la pesada carga del anillo para ir a tomar por culo para echarlo al fuego del olvido.

El tiempo en el que estáis viviendo cómodamente como esclavos está tocando a su fin. Lucharéis o pereceréis, no tenéis otra opción.

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Desde luego, menuda manera de volver, caray eso si que es tomar al toro por los cuernos. La irrupción de nueces, tras un tiempo desaparecido sabe dios donde, ha sido aún mas apoteosica que la escena del terminator en el psiquiátrico.

Retiro todo lo dicho antes, que les follen a los rubiales y sus follamoros, viva la legión!!!
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Bueno no sé quizá la semana que viene recargue un poco las energías y me ponga a tope, ahora me apetece algo mas hygge.
 
Última edición:
No recuerdo haberlo perdido nunca. A no ser que desde la moderación se me estén podando los masunos. O incluso recomendando que se eliminen mis masunos. Porque el problema no es la inactividad, sino la actividad de los foreros.

El hygge es la cosa más femenina que he visto en mucho tiempo. Me retrotrae a una infancia que nunca viví, con niños que se divierten haciendo castillos con sillas, sábanas y grandes cojínes. Madrigueras hobbit donde un enano se siente a gusto y bajo ningún concepto querría asumir la pesada carga del anillo para ir a tomar por culo para echarlo al fuego del olvido.

El tiempo en el que estáis viviendo cómodamente como esclavos está tocando a su fin. Lucharéis o pereceréis, no tenéis otra opción.

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¡¡¡ GRANDÈRRIMO !!!
:izqporra::wikinueces::porra:
 
Tienes a las gremios estereotipados. Abre la mente, que no todo es blanco o negro.

Es que en esta sociedad enferma se asocia la actividad de una persona a lo que esa persona es. Tal cual.

"Eres (adjuntese profesión) y por tanto tienes tales características como persona"

En una cosa si tiene razón. Yo no soy camionero. Eso es lo que hago en este momento. Como en su día realice actividades de encargado de obra, o contable o autónomo en temas de informática.

Definir a alguien por su profesión es lo que se hace ahora. La gente es así y no se le puede pedir más.

Por supuesto, si no trabajas ERES un desempleado y por lo tanto no existes.

Así están las cosas.
 
El que saca la filosofía es pa usarla... ( Ladrillo interesante incoming)
El alma alemana y el alma meridional

«El hombre moderno es el hombre burgués. Con esto le hemos aplicado un atributo sociológico. Pero, además, el hombre moderno es un europeo occidental, y esto quiere decir que es, más o menos, germánico. Con esto le hemos dado una calificación etnológica. En la Europa meridional, el germano ha recibido dentro de sí una contención mediterránea. En Francia, una compensación celta. Kant es un germano sin compensaciones –no se advierte en él ningún síntoma de eslavismo que a veces apunta en el prusiano–, es un alemán. [...]
El alma alemana y el alma meridional son más hondamente diversas de lo que suele creerse. Una y otra parten de dos experiencias iniciales, de dos impresiones primigenias radicalmente opuestas. Cuando el alma del alemán despierta a la claridad intelectual se encuentra sola en el mundo. El individuo se halla como encerrado dentro de sí mismo, sin contacto inmediato con ninguna otra cosa. Esta impresión originaria de aislamiento metafísico decide de su ulterior desarrollo. Sólo existe para él con evidencia su propio yo; en torno a éste percibe a lo sumo un sordo rumor cósmico, como el del mar batiendo los acantilados de una isla.
Por el contrario, el meridional despierta, desde luego, en una plaza pública; es nativamente hombre de ágora, y su impresión primeriza tiene un carácter social. Antes de percibir su yo, y con superior evidencia, le son presentes el tú y el él, los demás hombres, el árbol, el mar, la estrella. La soledad no será nunca para él una sensación espontánea; si quiere llegar a ella, tendrá que fabricársela, que conquistarla, y su aislamiento será siempre artificial y precario. [...]
El alma meridional ha propendido siempre a fundar la filosofía en el mundo exterior. La cosa visible es para ella prototipo de realidad. Le es más evidente y primaria la existencia de las cosas en torno y de los otros hombres que la suya propia. De sí mismo sólo percibe –espontáneamente– la periferia, la sobrehaz del yo, donde parecen las cosas chocar, dejando su huella o impresión. En el alemán, por el contrario, la atención se halla como vuelta de espaldas al exterior y enfocando la intimidad del individuo. Ve el mundo, no directamente, sino reflejado en su yo, convertido en “hecho de conciencia”, en imagen o idea. Es un hombre que para mirar el paisaje se inclina sobre el borde del estanque y lo busca allí espejado en su fondo, transformado en líquido fantasma que el viento estremece, como el personaje de Lope de Vega en La Angélica, puesto de pechos sobre la borda de la nao que está anclada junto a Sevilla:
y por beber la octava maravilla
que la ciudad famosa representa,
como bebiendo él mismo el agua mueve,
piensa que casas y edificios bebe.

Al meridional puro le será siempre problemática, esquiva, evanescente, esa realidad del Yo-Conciencia, del Interior por antonomasia. Pero, además, reconozcamos que, no sólo desde el punto de vista meridional, sino racionalmente, es el hecho de la sensibilidad alemana algo muy extraño, sorprendente y punto menos que patológico. No existe la conciencia si no es conciencia de algo. El objeto extraconsciente es, pues, en el orden natural, el que parece ser primario. El darse cuenta de la conciencia, es decir, la conciencia como objeto, es un fenómeno secundario que supone el primero. Esta paradoja de una sensibilidad que empieza por lo que es segundo y hace de ello lo propiamente primario, debe ser reconocida como tal, bien subrayado su heteróclito carácter, si se quiere entender el espíritu alemán.
Como Midas encuentra cuanto toca permutado en oro, todo lo que el alemán ve con plena evidencia, lo ve ya subjetivado y como contenido en su yo. La realidad exterior, ajena al yo, le suena a manera de equívoco eco o resonancia vaga dentro de la cavidad de su conciencia.
Vive, pues, recluso dentro de sí mismo, y este “sí mismo” es la única realidad verdadera. Como decían los cirenaicos cuando imaginaron una propensión parecido, está condenado a habitar “cual en una ciudad sitiada” –ὣσπερ ἑν πολιορκία–, separado del universo, encerrado en sus estados personales.
Kant es un clásico de este subjetivismo nativo propio al alma alemana. Llamo subjetivismo al destino misterioso en virtud del cual un sujeto lo primero y más evidente que halla en el mundo es a sí mismo. Todo ulterior ensayo de salir afuera, de alcanzar el ser transubjetivo, las cosas, los otros hombres, será un trágico forcejeo. El contacto con la realidad exterior no será nunca, en rigor, contacto, inmediata evidencia, sino un artificio, una construcción mental precaria y sin firme equilibrio. El carácter subjetivo de la experiencia primaria se dilatará hasta el confín del universo, y dondequiera que el afán intelectual llegue, no verá sino cosas teñidas de Yo. La Crítica de la razón pura es la historia gloriosa de esta lucha. Un Yo solitario pugna por lograr la compañía de un mundo y de otros Yo -pero no encuentra otro medio de lograrlo que crearlo dentro de sí.
Y es curioso que éste ha sido perennemente el sino de la filosofía alemana, aun en las épocas más hostiles a su ingénita sensibilidad. Puesto que el yo significa la realidad ejemplar, entenderá el alemán por filosofía el ensayo de construir intelectualmente un mundo que se parezca en lo posible a un Yo. El que nace solitario jamás hallará compañía que no sea una ficción.
En cambio, el meridional, que comienza inversamente por recibir el hecho radical de la existencia ajena -cosas, personas-, vivirá recíprocamente condenado al barullo de la gran plazuela cósmica y no se hallará jamás verdaderamente solo. Su problema, al revés que para el alemán, consistirá en penetrar dentro de sí mismo, en comprender el hecho del Yo. Llega así mismo después de haber visto las cosas corporales y el tú; llega de rebote sobre ellos y trayendo hacia su interior la norma de esas primarias evidencias. Tenderá, pues, a interpretar el yo desde fuera, como vemos desde fuera las cosas y los otros sujetos. De aquí que en toda la filosofía puramente meridional se haya construido el Yo en forma parecida al cuerpo y en unión con éste. Platón y Aristóteles ignoran el yo, la conciencia de sí mismo, esa realidad sorprendente que consiste en un saberse a sí propio, en un encorvarse hacia sí formando una absoluta Intimidad. Lo que no es cuerpo es casi-cuerpo y lo llaman alma. El alma aristotélica es de tal modo una entidad semi-corporal, que se halla encargada lo mismo de pensar que de hacer vegetar la carne. Esta revela que el pensar no está aún visto desde dentro, sino como un hecho cósmico parejo al movimiento de los cuerpos.
Hay una gran excepción; verdad es que se trata de un hombre en todos sentidos y órdenes excepcional y aun extraño: San Agustín. Es la única mente del mundo antiguo que sabe de la Intimidad característica de la experiencia moderna, esto es, germánica. Durante toda la Edad Media combaten en los claustros los hombres del Norte con los del Sur por libertar el alma de toda corporeidad y hacerla íntima. Hugo de San Víctor, Duns Scoto, Occam, Nicolás de Autrecourt buscarán el intimismo; Tomás de Aquino, buen italiano, renovará la idea aristotélica del alma «corporal.»
Es de suma importancia esta distinción entre el ver desde dentro o desde fuera, entre la visión stricto sensu íntima, inmanente, y la visión extrínseca. Un ejemplo tosco que la aclara puede ser la diferencia que hay entre ver correr a otro o sentirse uno corriendo. El que corre percibe su carrera desde el interior de su cuerpo como un conjunto de sensaciones musculares, de dilatación y constricción de los vasos, de aceleración del flujo sanguíneo. El prójimo que corre es, en cambio, un espectáculo visual y externo, un desplazamiento de una forma corporal sobre un fondo de espacio. Es interesante advertir que en algunas lenguas de pueblos salvajes se expresa con palabras de distinta raíz la acción que uno ejecuta y la que ve ejecutar a los demás. Se trata, en efecto, de dos fenómenos completamente distintos.
El griego halla originariamente ante sí los movimientos de los cuerpos y los pensamientos de los otros hombres -estos últimos bajo la especie corpórea de la palabra, lógos-. El movimiento no sabe que se mueve. Tampoco el pensamiento que el griego ve sabe que piensa. Va recto a su objeto, se materializa en el verbo. Para el alemán, por el contrario, es esencial al pensamiento saberse a sí mismo. Por eso le llama conciencia -término central de toda la filosofía moderna-. El Yo alemán no es alma, no es una realidad en el cuerpo o junto a él, sino conciencia de sí mismo -Selbstbewusstsein, un término que aún no ha podido verterse cómodamente a nuestros idiomas de tradición meridional-. Durante quince años de cátedra he podido adquirir la más amplia experiencia de la enorme dificultad con que una cabeza española llega a comprender este concepto. En cambio, me sorprendió muchas veces en los seminarios filosóficos alemanes la facilidad con que el principiante penetra dentro de él. Era el pato recién nacido que se lanza recto a la laguna, su elemento.
En el español usual conserva todavía la palabra conciencia su puro sentido germánico de reflexividad; sobre todo, cuando no se omite la s. Consciencia es darse cuenta de sí mismo, de nuestras ideas, pasiones, etc.: en suma, de nuestro yo.
¡Extraña naturaleza la de este Yo! Mientras las demás cosas se limitan a ser lo que son -la luz a iluminar, el son a sonar, la blancura a blanquear-, ésta sólo es lo que es en la medida en que se da cuenta de lo que es. Fichte, que fue el enfant terrible del kantismo, que dice a voz en grito lo que Kant musitaba o retenía, define taxativamente el Yo como el ser que se sabe a sí mismo, que se conoce a sí mismo. Su realidad no es otra que esta reflexividad. El yo está siempre consigo, frente afrente de sí mismo; su ser es un Ser-para-sí. A Hegel debemos la acuñación de esta nueva categoría –Fürsichsein.
En cambio, Aristóteles, sólo al cabo de su metafísica, cima y última adquisición de su conocimiento, descubre este fenómeno del pensarse a si mismo, y le parece cosa tan sublime y remota, que lo considera como exclusivo de Dios.
Cuando Sócrates propone a los griegos su gran imperativo Conócete a ti mismo, pone al descubierto el secreto meridional. Para el alemán no puede valer tal mandamiento; el alemán no conoce bien sino a sí mismo. En vez de un desideratum, es para él su realidad auténtica, la primaria experiencia. Pero el griego sólo conoce al prójimo -el yo visto desde fuera-, y su yo es, en cierto modo, un tú. Platón no usa apenas, y nunca con énfasis, la palabra yo. En su lugar, habla de nosotros. Es el hombre agoral y de foro. Viceversa, el puro germano, ¿por qué es tan torpe en la percepción del mundo plástico?, ¿por qué carece de gracia en sus movimientos?, ¿por qué es tan poco perspicaz en todo lo que implica fina intuición del prójimo? -en la política, en la conversación, en la novela-. Evidentemente, porque no ve con claridad el tú, sino que necesita construirlo partiendo de su yo. El alemán proyecta su yo en el prójimo y hace de él un falso tú, un alter ego. Su convivencia social será un perpetuo desacierto. El tú empieza precisamente donde el yo acaba, y es lo absolutamente distinto de mí.
Precisamente, esta diferencia entre mí y el otro es lo que el meridional considera como yo. De aquí su gracia incomparable en el trato, su astucia psicológica, su maquiavelismo originario. Percibe del tú y del yo las vertientes contrapuestas que el uno presenta al otro en el tráfico social. Casi hemos perdido la noción de la sociabilidad antigua. Para un romano o un griego, el destierro, el quedarse solo, era una de las penas máximas. Como el yo alemán vive de sentirse a sí mismo, el yo del Sur consiste principalmente en mirar al tú. Separado de éste, queda vacío. Cuando en las postrimerías del mundo antiguo el alma melancólica de Marco Aurelio intenta quedarse sola, sus Soliloquios nos suenan extrañamente a diálogo. No vemos allí un espíritu que se recoge dentro de sí mismo, sino, al contrario, un yo que se proyecta fuera de sí en ficticia duplicación, que hace de sí mismo un amigo exterior y le dirige prudentes amonestaciones y tibias confidencias. En la obra de Marco Aurelio falta precisamente intimidad.
Sólo sabe de intimidad quien sabe de soledad: son fuerzas recíprocas, Einsamkeit, Innerlichkeit... Tal vez no haya otras palabras que resuenen más insistentemente a lo largo de la historia alemana. En plena Edad Media, tiene la audacia el maestro Eckhart de afirmar que la realidad suma -la divina- se halla, no fuera, sino en lo más íntimo de la persona, y llama a esa realidad «el desierto silencioso de Dios». Leibniz fabricará intelectualmente un mundo compuesto de Yos, en cada uno de los cuales nada penetra. Las mónadas no tienen ventanas. Kant da el paso decisivo. Deja sólo una mónada, deja un solo y único Yo, centro y periferia de toda realidad.
Descartes y Kant, las dos figuras mayores de la filosofía moderna, levan ancla con idéntico estado de ánimo: la suspicacia. Más pronto surge la modalidad dispar en ambos. A primera vista parece que siguen coincidiendo: en los dos, la duda concluye cuando encuentran el yo. Pero Descartes no encuentra el yo solitario, sino junto, al lado de la materia, de la corporeidad. Para él son pensée y étendue dos realidades igualmente primarias. La consecuencia es que la pensée en Descartes queda teñida de una cierta materialidad meridional. La prueba es que la pensée se le convierte en alma, la cual habita en la extensión, es inquilina de lo externo. Y no le basta con localizarla vagamente, sino que la aloja en la glándula pineal. ¿Se concibe el Yo de Kant avecindado en una glándula? La subjetividad de Kant es incompatible con toda otra realidad: ella es todo. Nada positivo queda fuera. Se ha abolido el Fuera, hasta el punto de que, lejos de estar la conciencia en el espacio, es el espacio quien está en la conciencia.»
[Ortega y Gasset, José: “Kant. Reflexiones de centenario” (1929). En: Obras completas. Madrid: Revista de Occidente, 1962, vol. IV, pp. 32-38]
 
Última edición:
Yo no soy camionero.

Tú eres camionero porque te encanta el hygge de tu cabina. Estar parado en medio de una gasolinera o polígono de noche, con el tenue brillo naranja de las farolas. Meterte en el cubículo de detrás de los asientos y taparte con el saco de dormir mientras haces mierdas con tu portatil. Sí, eso te gusta mucho. De repente llaman a la puerta y te asomas desconcertado por la ventanilla. Son dos agentes de la Gendarmería Nacional que te reclaman en un exquisito francés comprobar tu tacógrafo. Pero tú lo llevas trucado, así que te ofreces amablemente a chuparles las pollas y disfrutar de tu culo en la parte trasera de tu cabina. Y como son franceses, acceden gustosos. Y los cristales de tu cabina se empañan. El hygge.
 
Un microjiguer de esos que además puede hacerse en cualquier lado es cuando te pica el ojete y lo rascas con una sonora y larga expulsión de gas. Esos 2-3 segundos de felicidad y confort son dificilmente superables por cualquier orgía con checas y demás cosas que habéis puesto por aquí.
 
El que saca la filosofía es pa usarla... ( Ladrillo interesante incoming)
El alma alemana y el alma meridional

«El hombre moderno es el hombre burgués. Con esto le hemos aplicado un atributo sociológico. Pero, además, el hombre moderno es un europeo occidental, y esto quiere decir que es, más o menos, germánico. Con esto le hemos dado una calificación etnológica. En la Europa meridional, el germano ha recibido dentro de sí una contención mediterránea. En Francia, una compensación celta. Kant es un germano sin compensaciones –no se advierte en él ningún síntoma de eslavismo que a veces apunta en el prusiano–, es un alemán. [...]
El alma alemana y el alma meridional son más hondamente diversas de lo que suele creerse. Una y otra parten de dos experiencias iniciales, de dos impresiones primigenias radicalmente opuestas. Cuando el alma del alemán despierta a la claridad intelectual se encuentra sola en el mundo. El individuo se halla como encerrado dentro de sí mismo, sin contacto inmediato con ninguna otra cosa. Esta impresión originaria de aislamiento metafísico decide de su ulterior desarrollo. Sólo existe para él con evidencia su propio yo; en torno a éste percibe a lo sumo un sordo rumor cósmico, como el del mar batiendo los acantilados de una isla.
Por el contrario, el meridional despierta, desde luego, en una plaza pública; es nativamente hombre de ágora, y su impresión primeriza tiene un carácter social. Antes de percibir su yo, y con superior evidencia, le son presentes el tú y el él, los demás hombres, el árbol, el mar, la estrella. La soledad no será nunca para él una sensación espontánea; si quiere llegar a ella, tendrá que fabricársela, que conquistarla, y su aislamiento será siempre artificial y precario. [...]
El alma meridional ha propendido siempre a fundar la filosofía en el mundo exterior. La cosa visible es para ella prototipo de realidad. Le es más evidente y primaria la existencia de las cosas en torno y de los otros hombres que la suya propia. De sí mismo sólo percibe –espontáneamente– la periferia, la sobrehaz del yo, donde parecen las cosas chocar, dejando su huella o impresión. En el alemán, por el contrario, la atención se halla como vuelta de espaldas al exterior y enfocando la intimidad del individuo. Ve el mundo, no directamente, sino reflejado en su yo, convertido en “hecho de conciencia”, en imagen o idea. Es un hombre que para mirar el paisaje se inclina sobre el borde del estanque y lo busca allí espejado en su fondo, transformado en líquido fantasma que el viento estremece, como el personaje de Lope de Vega en La Angélica, puesto de pechos sobre la borda de la nao que está anclada junto a Sevilla:
y por beber la octava maravilla
que la ciudad famosa representa,
como bebiendo él mismo el agua mueve,
piensa que casas y edificios bebe.

Al meridional puro le será siempre problemática, esquiva, evanescente, esa realidad del Yo-Conciencia, del Interior por antonomasia. Pero, además, reconozcamos que, no sólo desde el punto de vista meridional, sino racionalmente, es el hecho de la sensibilidad alemana algo muy extraño, sorprendente y punto menos que patológico. No existe la conciencia si no es conciencia de algo. El objeto extraconsciente es, pues, en el orden natural, el que parece ser primario. El darse cuenta de la conciencia, es decir, la conciencia como objeto, es un fenómeno secundario que supone el primero. Esta paradoja de una sensibilidad que empieza por lo que es segundo y hace de ello lo propiamente primario, debe ser reconocida como tal, bien subrayado su heteróclito carácter, si se quiere entender el espíritu alemán.
Como Midas encuentra cuanto toca permutado en oro, todo lo que el alemán ve con plena evidencia, lo ve ya subjetivado y como contenido en su yo. La realidad exterior, ajena al yo, le suena a manera de equívoco eco o resonancia vaga dentro de la cavidad de su conciencia.
Vive, pues, recluso dentro de sí mismo, y este “sí mismo” es la única realidad verdadera. Como decían los cirenaicos cuando imaginaron una propensión parecido, está condenado a habitar “cual en una ciudad sitiada” –ὣσπερ ἑν πολιορκία–, separado del universo, encerrado en sus estados personales.
Kant es un clásico de este subjetivismo nativo propio al alma alemana. Llamo subjetivismo al destino misterioso en virtud del cual un sujeto lo primero y más evidente que halla en el mundo es a sí mismo. Todo ulterior ensayo de salir afuera, de alcanzar el ser transubjetivo, las cosas, los otros hombres, será un trágico forcejeo. El contacto con la realidad exterior no será nunca, en rigor, contacto, inmediata evidencia, sino un artificio, una construcción mental precaria y sin firme equilibrio. El carácter subjetivo de la experiencia primaria se dilatará hasta el confín del universo, y dondequiera que el afán intelectual llegue, no verá sino cosas teñidas de Yo. La Crítica de la razón pura es la historia gloriosa de esta lucha. Un Yo solitario pugna por lograr la compañía de un mundo y de otros Yo -pero no encuentra otro medio de lograrlo que crearlo dentro de sí.
Y es curioso que éste ha sido perennemente el sino de la filosofía alemana, aun en las épocas más hostiles a su ingénita sensibilidad. Puesto que el yo significa la realidad ejemplar, entenderá el alemán por filosofía el ensayo de construir intelectualmente un mundo que se parezca en lo posible a un Yo. El que nace solitario jamás hallará compañía que no sea una ficción.
En cambio, el meridional, que comienza inversamente por recibir el hecho radical de la existencia ajena -cosas, personas-, vivirá recíprocamente condenado al barullo de la gran plazuela cósmica y no se hallará jamás verdaderamente solo. Su problema, al revés que para el alemán, consistirá en penetrar dentro de sí mismo, en comprender el hecho del Yo. Llega así mismo después de haber visto las cosas corporales y el tú; llega de rebote sobre ellos y trayendo hacia su interior la norma de esas primarias evidencias. Tenderá, pues, a interpretar el yo desde fuera, como vemos desde fuera las cosas y los otros sujetos. De aquí que en toda la filosofía puramente meridional se haya construido el Yo en forma parecida al cuerpo y en unión con éste. Platón y Aristóteles ignoran el yo, la conciencia de sí mismo, esa realidad sorprendente que consiste en un saberse a sí propio, en un encorvarse hacia sí formando una absoluta Intimidad. Lo que no es cuerpo es casi-cuerpo y lo llaman alma. El alma aristotélica es de tal modo una entidad semi-corporal, que se halla encargada lo mismo de pensar que de hacer vegetar la carne. Esta revela que el pensar no está aún visto desde dentro, sino como un hecho cósmico parejo al movimiento de los cuerpos.
Hay una gran excepción; verdad es que se trata de un hombre en todos sentidos y órdenes excepcional y aun extraño: San Agustín. Es la única mente del mundo antiguo que sabe de la Intimidad característica de la experiencia moderna, esto es, germánica. Durante toda la Edad Media combaten en los claustros los hombres del Norte con los del Sur por libertar el alma de toda corporeidad y hacerla íntima. Hugo de San Víctor, Duns Scoto, Occam, Nicolás de Autrecourt buscarán el intimismo; Tomás de Aquino, buen italiano, renovará la idea aristotélica del alma «corporal.»
Es de suma importancia esta distinción entre el ver desde dentro o desde fuera, entre la visión stricto sensu íntima, inmanente, y la visión extrínseca. Un ejemplo tosco que la aclara puede ser la diferencia que hay entre ver correr a otro o sentirse uno corriendo. El que corre percibe su carrera desde el interior de su cuerpo como un conjunto de sensaciones musculares, de dilatación y constricción de los vasos, de aceleración del flujo sanguíneo. El prójimo que corre es, en cambio, un espectáculo visual y externo, un desplazamiento de una forma corporal sobre un fondo de espacio. Es interesante advertir que en algunas lenguas de pueblos salvajes se expresa con palabras de distinta raíz la acción que uno ejecuta y la que ve ejecutar a los demás. Se trata, en efecto, de dos fenómenos completamente distintos.
El griego halla originariamente ante sí los movimientos de los cuerpos y los pensamientos de los otros hombres -estos últimos bajo la especie corpórea de la palabra, lógos-. El movimiento no sabe que se mueve. Tampoco el pensamiento que el griego ve sabe que piensa. Va recto a su objeto, se materializa en el verbo. Para el alemán, por el contrario, es esencial al pensamiento saberse a sí mismo. Por eso le llama conciencia -término central de toda la filosofía moderna-. El Yo alemán no es alma, no es una realidad en el cuerpo o junto a él, sino conciencia de sí mismo -Selbstbewusstsein, un término que aún no ha podido verterse cómodamente a nuestros idiomas de tradición meridional-. Durante quince años de cátedra he podido adquirir la más amplia experiencia de la enorme dificultad con que una cabeza española llega a comprender este concepto. En cambio, me sorprendió muchas veces en los seminarios filosóficos alemanes la facilidad con que el principiante penetra dentro de él. Era el pato recién nacido que se lanza recto a la laguna, su elemento.
En el español usual conserva todavía la palabra conciencia su puro sentido germánico de reflexividad; sobre todo, cuando no se omite la s. Consciencia es darse cuenta de sí mismo, de nuestras ideas, pasiones, etc.: en suma, de nuestro yo.
¡Extraña naturaleza la de este Yo! Mientras las demás cosas se limitan a ser lo que son -la luz a iluminar, el son a sonar, la blancura a blanquear-, ésta sólo es lo que es en la medida en que se da cuenta de lo que es. Fichte, que fue el enfant terrible del kantismo, que dice a voz en grito lo que Kant musitaba o retenía, define taxativamente el Yo como el ser que se sabe a sí mismo, que se conoce a sí mismo. Su realidad no es otra que esta reflexividad. El yo está siempre consigo, frente afrente de sí mismo; su ser es un Ser-para-sí. A Hegel debemos la acuñación de esta nueva categoría –Fürsichsein.
En cambio, Aristóteles, sólo al cabo de su metafísica, cima y última adquisición de su conocimiento, descubre este fenómeno del pensarse a si mismo, y le parece cosa tan sublime y remota, que lo considera como exclusivo de Dios.
Cuando Sócrates propone a los griegos su gran imperativo Conócete a ti mismo, pone al descubierto el secreto meridional. Para el alemán no puede valer tal mandamiento; el alemán no conoce bien sino a sí mismo. En vez de un desideratum, es para él su realidad auténtica, la primaria experiencia. Pero el griego sólo conoce al prójimo -el yo visto desde fuera-, y su yo es, en cierto modo, un tú. Platón no usa apenas, y nunca con énfasis, la palabra yo. En su lugar, habla de nosotros. Es el hombre agoral y de foro. Viceversa, el puro germano, ¿por qué es tan torpe en la percepción del mundo plástico?, ¿por qué carece de gracia en sus movimientos?, ¿por qué es tan poco perspicaz en todo lo que implica fina intuición del prójimo? -en la política, en la conversación, en la novela-. Evidentemente, porque no ve con claridad el tú, sino que necesita construirlo partiendo de su yo. El alemán proyecta su yo en el prójimo y hace de él un falso tú, un alter ego. Su convivencia social será un perpetuo desacierto. El tú empieza precisamente donde el yo acaba, y es lo absolutamente distinto de mí.
Precisamente, esta diferencia entre mí y el otro es lo que el meridional considera como yo. De aquí su gracia incomparable en el trato, su astucia psicológica, su maquiavelismo originario. Percibe del tú y del yo las vertientes contrapuestas que el uno presenta al otro en el tráfico social. Casi hemos perdido la noción de la sociabilidad antigua. Para un romano o un griego, el destierro, el quedarse solo, era una de las penas máximas. Como el yo alemán vive de sentirse a sí mismo, el yo del Sur consiste principalmente en mirar al tú. Separado de éste, queda vacío. Cuando en las postrimerías del mundo antiguo el alma melancólica de Marco Aurelio intenta quedarse sola, sus Soliloquios nos suenan extrañamente a diálogo. No vemos allí un espíritu que se recoge dentro de sí mismo, sino, al contrario, un yo que se proyecta fuera de sí en ficticia duplicación, que hace de sí mismo un amigo exterior y le dirige prudentes amonestaciones y tibias confidencias. En la obra de Marco Aurelio falta precisamente intimidad.
Sólo sabe de intimidad quien sabe de soledad: son fuerzas recíprocas, Einsamkeit, Innerlichkeit... Tal vez no haya otras palabras que resuenen más insistentemente a lo largo de la historia alemana. En plena Edad Media, tiene la audacia el maestro Eckhart de afirmar que la realidad suma -la divina- se halla, no fuera, sino en lo más íntimo de la persona, y llama a esa realidad «el desierto silencioso de Dios». Leibniz fabricará intelectualmente un mundo compuesto de Yos, en cada uno de los cuales nada penetra. Las mónadas no tienen ventanas. Kant da el paso decisivo. Deja sólo una mónada, deja un solo y único Yo, centro y periferia de toda realidad.
Descartes y Kant, las dos figuras mayores de la filosofía moderna, levan ancla con idéntico estado de ánimo: la suspicacia. Más pronto surge la modalidad dispar en ambos. A primera vista parece que siguen coincidiendo: en los dos, la duda concluye cuando encuentran el yo. Pero Descartes no encuentra el yo solitario, sino junto, al lado de la materia, de la corporeidad. Para él son pensée y étendue dos realidades igualmente primarias. La consecuencia es que la pensée en Descartes queda teñida de una cierta materialidad meridional. La prueba es que la pensée se le convierte en alma, la cual habita en la extensión, es inquilina de lo externo. Y no le basta con localizarla vagamente, sino que la aloja en la glándula pineal. ¿Se concibe el Yo de Kant avecindado en una glándula? La subjetividad de Kant es incompatible con toda otra realidad: ella es todo. Nada positivo queda fuera. Se ha abolido el Fuera, hasta el punto de que, lejos de estar la conciencia en el espacio, es el espacio quien está en la conciencia.»
Un ladrillo de texto es algo bastante mal visto en la mayoría, y de hecho prácticamente en todas, las comunidades virtuales, incluyendo foros, sistemas de chat, redes sociales y la wikinueces. No deberías ladrillear porque podría comportarte un ban en muchos sitios, a no ser que el sitio implícitamente alente los ladrillos. Particularmente dudo que exista tal sociedad cibernética que apoye algo tan irritante y molesto como los ladrillos, pero sabiendo que en internet hay de todo no me precipito en mi juicio y admito que podría ser posible que existiera, ya que a menos que estés muerto todo es posible. De todos modos no estoy en condiciones de asegurarlo, es solamente una hipótesis un poco absurda. O no tan absurda si te paras a pensarlo bien, puedes crear un sitio que apoye la creación de ladrillos, pero serías realmente odiado si hicieras eso, incluso por sus propios miembros aficionados a cagar ladrillos, así que no te recomiendo que lo hagas. De todos modos puedes hacerlo si lo deseas, pero no sería una práctica aconsejable. En lo que respecta a los ladrillos en sí, son tan antiguos como las comunidades que los odian. Los ladrillos se inventaron cuando se inventó internet, aunque de hecho era una versión muy primitiva y lenta de internet que no se parece a la actual red que conocemos y en la que nos comunicamos intentanto evitar los ladrillos de texto. En algún momento internet se volvió más rápido, pero eso no cambió para nada la percepción respecto a los ladrillos, de hecho vino a reforzarla ya que admitió la creación de más comunidades virtuales capaces de albergar ladrillos y también usuarios que odian los ladrillos. Dudo que ninguna comunidad quisiera pasar a ser conocida como la "creadora de los ladrillos", pero no es descabellado conjeturar que tal comunidad existió en algún punto de la historia, aunque el rechazo sistemático de los ladrillos posiblemente hace que incluso los usuarios primigenios de esa plataforma quisieran olvidarlo y desmarcarse de ostentar ese dudoso honor. Así que básicamente nadie en la actualidad sabe a ciencia cierta quién ni dónde inventó los ladrillos, pero es evidente que alguien tuvo que hacerlo en algún lugar, atentando contra el sentido común y la netiquette. Probablemente lo hiciera un noob, aunque no es seguro. Quizás fue un usuario veterano deseoso de dinamitar la reputación de su comunidad virtual desde dentro para provocar que la comunidad fuera conocida como la "creadora original de ladrillos", que son un concepto que la gente odia, y precisamente por eso te desaconsejo que los crees. Los ladrillos normalmente están llenos de información totalmente inútil o redundante. La información inútil no tiene por qué ser redundante, pero casi toda la información redundante es inútil, y realmente sólo es inútil y redundante cuando además de no tener utilidad se repite en varios puntos del ladrillo. Normalmente la información inútil de los ladrillos es relativa a la comunidad que los aloja, pero los peores ladrillos, los más irritantes, son los que además de contener información inútil contienen información aleatoria, que no tiene por qué ser inútil, aunque normalmente sí que lo es. Por eso los ladrillos acostumbran a cabrear a los lectores, no tanto porque saturen la red como hacían antaño, cuando internet era más lento y transmitir los datos era más costoso, sino porque son molestos ya que contienen estímulos informativos que no han sido requeridos por sus destinatarios. En realidad alguna gente puede tolerarlos, simplemente los ignoran. Una parte todavía más pequeña de lectores no sólo puede tolerarlos, además también los lee. Esa gente no tiene una capacidad de focalizar la atención tan mala como la mayoría, normalmente son esa clase de personas grises y pacientes que no tienen nada mejor que hacer o que tienen mucho tiempo libre y se toman las cosas con calma. Pero como son minoría significa que hay una mayoría de gente que no soporta los ladrillos, en realidad los odia. Es por eso que en la mayoría de comunidades virtuales son denostados, y el castigo para sus creadores varía en función de las reglas de cada comunidad y la rigidez y diligencia de los moderadores en su cumplimiento. Las penas también pueden cambiar según la pureza y la insidia del ladrillo en cuestión. Para ser realmente puro un ladrillo no debería contener links, ni fuentes de distinto tipo o color, sets de carácteres en codificaciones no estándar ni otros elementos que desvíen la atención de la contundencia del ladrillo. Es cierto que a menudo la simple extensión basta en muchas comunidades para catalogar un pedazo de texto como ladrillo, aunque necesariamente no tiene por qué ser así. Etimológicamente un ladrillo tampoco debe ser generado concatenando contenidos sin sentido porque desmonta el propio concepto del ladrillo, que debería ser una entidad de texto sólida con un significado propio. Obviamente también debe omitir los espacios, los saltos de línea y el texto que resalte respecto al resto del texto del ladrillo, como las frases en mayúsculas, en la medida de lo posible, para reforzar su contundencia y su apariencia de solidez. Es por eso que los párrafos normalmente no tienen cabida en los ladrillos de texto normativos y que a la gente le causan hastío, cansancio y confusión y otros efectos que si no relato no es porque no los sepa, sino porque es un "otros" retórico en el que emplazo al lector a imaginar conjuntos de efectos similares a los ya listados en base a la asociación de parecidos y la experiencia propia o ajena, por ejemplo, náusea, aburrimiento extremo, explosión craneal, etc, es algo evidente que no necesita explicación y realmente si alguien cree que con "otros" o "etc" se pretende desviar la cuestión respecto al listado de efectos completos debido a un presunto desconocimiento de toda su extensión, en lugar de un ahorro comprensible de caracteres y de esfuerzo al lector, sabiendo que fácilmente puede asociar debidamente esos otros efectos gracias a ese recurso retórico, es que es idiota. Por eso creo que deberías ser advertido sobre la inconveniencia de seguir generando ladrillos molestos como este, en el que reiteras una y otra vez los mismos conceptos para generar un efecto cómico realmente divertido pero que queda eclipsado por lo molesto que resulta el ladrillo. Los ladrillos pueden ser adaptados para parecer más amigables, en primer lugar borrándolos y reescribiendo su contenido para que sea más concreto, conciso, compacto, sintético, preciso y resumido, quepa en menos caracteres, contenga menos redundancia de datos y sea más legible por el lector o, en segundo lugar, reestructurándolos, modificándolos, editándolos, reorganizándolos y separando su contenido en párrafos. Lógicamente hay otras vías pero esas son las principales. De todos modos la gente que crea ladrillos como el tuyo suele ser considerado una molestia y francamente prescindible, así que eso podría ser el final de tu estancia entre nosotros. Aunque es aplaudible que crees tus ladrillos generando el contenido al vuelo cada vez, en lugar de copiando y pegando frase que ya has dicho anteriormente en el mismo post y reescribiéndola de maneras distintas para que parezca que estás ofreciendo un nuevo argumento cuando en realidad estás repitiendo lo mismo de antes, sólo que expresado de una forma distinta. Sería como si yo copiara todo lo que llevo escrito ya del tirón, por ejemplo, repitiendo innecesariamente que un ladrillo de texto es algo bastante mal visto en la mayoría, y de hecho prácticamente en todas, las comunidades virtuales, incluyendo foros, sistemas de chat, redes sociales y la wikinueces. No deberías ladrillear porque podría comportarte un ban en muchos sitios, a no ser que el sitio implícitamente alente los ladrillos. Particularmente dudo que exista tal sociedad cibernética que apoye algo tan irritante y molesto como los ladrillos, pero sabiendo que en internet hay de todo no me precipito en mi juicio y admito que podría ser posible que existiera, ya que a menos que estés muerto todo es posible. De todos modos no estoy en condiciones de asegurarlo, es solamente una hipótesis un poco absurda. O no tan absurda si te paras a pensarlo bien, puedes crear un sitio que apoye la creación de ladrillos, pero serías realmente odiado si hicieras eso, incluso por sus propios miembros aficionados a cagar ladrillos, así que no te recomiendo que lo hagas. De todos modos puedes hacerlo si lo deseas, pero no sería una práctica aconsejable. En lo que respecta a los ladrillos en sí, son tan antiguos como las comunidades que los odian. Los ladrillos se inventaron cuando se inventó internet, aunque de hecho era una versión muy primitiva y lenta de internet que no se parece a la actual red que conocemos y en la que nos comunicamos intentanto evitar los ladrillos de texto. En algún momento internet se volvió más rápido, pero eso no cambió para nada la percepción respecto a los ladrillos, de hecho vino a reforzarla ya que admitió la creación de más comunidades virtuales capaces de albergar ladrillos y también usuarios que odian los ladrillos. Dudo que ninguna comunidad quisiera pasar a ser conocida como la "creadora de los ladrillos", pero no es descabellado conjeturar que tal comunidad existió en algún punto de la historia, aunque el rechazo sistemático de los ladrillos posiblemente hace que incluso los usuarios primigenios de esa plataforma quisieran olvidarlo y desmarcarse de ostentar ese dudoso honor. Así que básicamente nadie en la actualidad sabe a ciencia cierta quién ni dónde inventó los ladrillos, pero es evidente que alguien tuvo que hacerlo en algún lugar, atentando contra el sentido común y la netiquette. Probablemente lo hiciera un noob, aunque no es seguro. Quizás fue un usuario veterano deseoso de dinamitar la reputación de su comunidad virtual desde dentro para provocar que la comunidad fuera conocida como la "creadora original de ladrillos", que son un concepto que la gente odia, y precisamente por eso te desaconsejo que los crees. Los ladrillos normalmente están llenos de información totalmente inútil o redundante. La información inútil no tiene por qué ser redundante, pero casi toda la información redundante es inútil, y realmente sólo es inútil y redundante cuando además de no tener utilidad se repite en varios puntos del ladrillo. Normalmente la información inútil de los ladrillos es relativa a la comunidad que los aloja, pero los peores ladrillos, los más irritantes, son los que además de contener información inútil contienen información aleatoria, que no tiene por qué ser inútil, aunque normalmente sí que lo es. Por eso los ladrillos acostumbran a cabrear a los lectores, no tanto porque saturen la red como hacían antaño, cuando internet era más lento y transmitir los datos era más costoso, sino porque son molestos ya que contienen estímulos informativos que no han sido requeridos por sus destinatarios. En realidad alguna gente puede tolerarlos, simplemente los ignoran. Una parte todavía más pequeña de lectores no sólo puede tolerarlos, además también los lee. Esa gente no tiene una capacidad de focalizar la atención tan mala como la mayoría, normalmente son esa clase de personas grises y pacientes que no tienen nada mejor que hacer o que tienen mucho tiempo libre y se toman las cosas con calma. Pero como son minoría significa que hay una mayoría de gente que no soporta los ladrillos, en realidad los odia. Es por eso que en la mayoría de comunidades virtuales son denostados, y el castigo para sus creadores varía en función de las reglas de cada comunidad y la rigidez y diligencia de los moderadores en su cumplimiento. Las penas también pueden cambiar según la pureza y la insidia del ladrillo en cuestión. Para ser realmente puro un ladrillo no debería contener links, ni fuentes de distinto tipo o color, sets de carácteres en codificaciones no estándar ni otros elementos que desvíen la atención de la contundencia del ladrillo. Es cierto que a menudo la simple extensión basta en muchas comunidades para catalogar un pedazo de texto como ladrillo, aunque necesariamente no tiene por qué ser así. Etimológicamente un ladrillo tampoco debe ser generado concatenando contenidos sin sentido porque desmonta el propio concepto del ladrillo, que debería ser una entidad de texto sólida con un significado propio. Obviamente también debe omitir los espacios, los saltos de línea y el texto que resalte respecto al resto del texto del ladrillo, como las frases en mayúsculas, en la medida de lo posible, para reforzar su contundencia y su apariencia de solidez. Es por eso que los párrafos normalmente no tienen cabida en los ladrillos de texto normativos y que a la gente le causan hastío, cansancio y confusión y otros efectos que si no relato no es porque no los sepa, sino porque es un "otros" retórico en el que emplazo al lector a imaginar conjuntos de efectos similares a los ya listados en base a la asociación de parecidos y la experiencia propia o ajena, por ejemplo, náusea, aburrimiento extremo, explosión craneal, etc, es algo evidente que no necesita explicación y realmente si alguien cree que con "otros" o "etc" se pretende desviar la cuestión respecto al listado de efectos completos debido a un presunto desconocimiento de toda su extensión, en lugar de un ahorro comprensible de caracteres y de esfuerzo al lector, sabiendo que fácilmente puede asociar debidamente esos otros efectos gracias a ese recurso retórico, es que es idiota. Por eso creo que deberías ser advertido sobre la inconveniencia de seguir generando ladrillos molestos como este, en el que reiteras una y otra vez los mismos conceptos para generar un efecto cómico realmente divertido pero que queda eclipsado por lo molesto que resulta el ladrillo. Los ladrillos pueden ser adaptados para parecer más amigables, en primer lugar borrándolos y reescribiendo su contenido para que sea más concreto, conciso, compacto, sintético, preciso y resumido, quepa en menos caracteres, contenga menos redundancia de datos y sea más legible por el lector o, en segundo lugar, reestructurándolos, modificándolos, editándolos, reorganizándolos y separando su contenido en párrafos. Lógicamente hay otras vías pero esas son las principales. De todos modos la gente que crea ladrillos como el tuyo suele ser considerado una molestia y francamente prescindible, así que eso podría ser el final de tu estancia entre nosotros. Pero sería redundante porque eso es lo que he escrito al principio, y justamente por eso no lo voy a hacer. En lugar de eso, para evitar caer en la repetición absurda, lo que debería hacer tras un punto y aparte es articular una nueva línea de discurso que de hecho podría ser la más importante, la tesis del post no tiene por qué ser anunciada precisamente en su inicio, y de hecho si fuera así podrías ignorar tranquilamente todo lo que he escrito hasta ahora y concentrarte en este nuevo argumento. Los ladrillos de texto fueron inventados por ingenieros usando máquinas de escribir. Anteriormente la escritura manual dificultaba enormemente la tarea de creación de ladrillos a los aficionados a los ladrillos, que eran públicamente repudiados porque la gente los odiaba a ellos y a sus ladrillos, y de hecho lo sigue haciendo. Así que todo el contenido del ladrillo estaba escrito en tipografía de máquina, porque realmente eran escritos a máquina y su objetivo era usar todo el papel posible, ya que era un artículo de lujo no tan disponible como los bytes de almacenamiento en una base de datos. Por eso ahorraban los márgenes en la medida de lo posible, si dejaban más centímetros de los deseables en el encabezado estaban desperdiciando espacio de otra manera ladrilleable, y por eso no lo hacían. Pero actualmente en los ladrillos digitales es fácil cambiar la fuente dentro del mismo ladrillo, por ejemplo, insertando enmedio del contenido una frase en comic sans, que es una fuente horrible, pero sirve a modo de ejemplo porque es diferente de la que estaba usando previamente y por lo tanto es fácilmente distinguible del resto del texto, lo cual no deberías hacer nunca para que tus ladrillos fueran realmente normativos y puros. Aunque de todos modos no deberías estar creando ladrillos así que es irrelevante qué deberías hacer o dejar de hacer para crear ladrillos más puros y superiores, eso para empezar.
 
Un ladrillo de texto es algo bastante mal visto en la mayoría, y de hecho prácticamente en todas, las comunidades virtuales, incluyendo foros, sistemas de chat, redes sociales y la wikinueces. No deberías ladrillear porque podría comportarte un ban en muchos sitios, a no ser que el sitio implícitamente alente los ladrillos. Particularmente dudo que exista tal sociedad cibernética que apoye algo tan irritante y molesto como los ladrillos, pero sabiendo que en internet hay de todo no me precipito en mi juicio y admito que podría ser posible que existiera, ya que a menos que estés muerto todo es posible. De todos modos no estoy en condiciones de asegurarlo, es solamente una hipótesis un poco absurda. O no tan absurda si te paras a pensarlo bien, puedes crear un sitio que apoye la creación de ladrillos, pero serías realmente odiado si hicieras eso, incluso por sus propios miembros aficionados a cagar ladrillos, así que no te recomiendo que lo hagas. De todos modos puedes hacerlo si lo deseas, pero no sería una práctica aconsejable. En lo que respecta a los ladrillos en sí, son tan antiguos como las comunidades que los odian. Los ladrillos se inventaron cuando se inventó internet, aunque de hecho era una versión muy primitiva y lenta de internet que no se parece a la actual red que conocemos y en la que nos comunicamos intentanto evitar los ladrillos de texto. En algún momento internet se volvió más rápido, pero eso no cambió para nada la percepción respecto a los ladrillos, de hecho vino a reforzarla ya que admitió la creación de más comunidades virtuales capaces de albergar ladrillos y también usuarios que odian los ladrillos. Dudo que ninguna comunidad quisiera pasar a ser conocida como la "creadora de los ladrillos", pero no es descabellado conjeturar que tal comunidad existió en algún punto de la historia, aunque el rechazo sistemático de los ladrillos posiblemente hace que incluso los usuarios primigenios de esa plataforma quisieran olvidarlo y desmarcarse de ostentar ese dudoso honor. Así que básicamente nadie en la actualidad sabe a ciencia cierta quién ni dónde inventó los ladrillos, pero es evidente que alguien tuvo que hacerlo en algún lugar, atentando contra el sentido común y la netiquette. Probablemente lo hiciera un noob, aunque no es seguro. Quizás fue un usuario veterano deseoso de dinamitar la reputación de su comunidad virtual desde dentro para provocar que la comunidad fuera conocida como la "creadora original de ladrillos", que son un concepto que la gente odia, y precisamente por eso te desaconsejo que los crees. Los ladrillos normalmente están llenos de información totalmente inútil o redundante. La información inútil no tiene por qué ser redundante, pero casi toda la información redundante es inútil, y realmente sólo es inútil y redundante cuando además de no tener utilidad se repite en varios puntos del ladrillo. Normalmente la información inútil de los ladrillos es relativa a la comunidad que los aloja, pero los peores ladrillos, los más irritantes, son los que además de contener información inútil contienen información aleatoria, que no tiene por qué ser inútil, aunque normalmente sí que lo es. Por eso los ladrillos acostumbran a cabrear a los lectores, no tanto porque saturen la red como hacían antaño, cuando internet era más lento y transmitir los datos era más costoso, sino porque son molestos ya que contienen estímulos informativos que no han sido requeridos por sus destinatarios. En realidad alguna gente puede tolerarlos, simplemente los ignoran. Una parte todavía más pequeña de lectores no sólo puede tolerarlos, además también los lee. Esa gente no tiene una capacidad de focalizar la atención tan mala como la mayoría, normalmente son esa clase de personas grises y pacientes que no tienen nada mejor que hacer o que tienen mucho tiempo libre y se toman las cosas con calma. Pero como son minoría significa que hay una mayoría de gente que no soporta los ladrillos, en realidad los odia. Es por eso que en la mayoría de comunidades virtuales son denostados, y el castigo para sus creadores varía en función de las reglas de cada comunidad y la rigidez y diligencia de los moderadores en su cumplimiento. Las penas también pueden cambiar según la pureza y la insidia del ladrillo en cuestión. Para ser realmente puro un ladrillo no debería contener links, ni fuentes de distinto tipo o color, sets de carácteres en codificaciones no estándar ni otros elementos que desvíen la atención de la contundencia del ladrillo. Es cierto que a menudo la simple extensión basta en muchas comunidades para catalogar un pedazo de texto como ladrillo, aunque necesariamente no tiene por qué ser así. Etimológicamente un ladrillo tampoco debe ser generado concatenando contenidos sin sentido porque desmonta el propio concepto del ladrillo, que debería ser una entidad de texto sólida con un significado propio. Obviamente también debe omitir los espacios, los saltos de línea y el texto que resalte respecto al resto del texto del ladrillo, como las frases en mayúsculas, en la medida de lo posible, para reforzar su contundencia y su apariencia de solidez. Es por eso que los párrafos normalmente no tienen cabida en los ladrillos de texto normativos y que a la gente le causan hastío, cansancio y confusión y otros efectos que si no relato no es porque no los sepa, sino porque es un "otros" retórico en el que emplazo al lector a imaginar conjuntos de efectos similares a los ya listados en base a la asociación de parecidos y la experiencia propia o ajena, por ejemplo, náusea, aburrimiento extremo, explosión craneal, etc, es algo evidente que no necesita explicación y realmente si alguien cree que con "otros" o "etc" se pretende desviar la cuestión respecto al listado de efectos completos debido a un presunto desconocimiento de toda su extensión, en lugar de un ahorro comprensible de caracteres y de esfuerzo al lector, sabiendo que fácilmente puede asociar debidamente esos otros efectos gracias a ese recurso retórico, es que es idiota. Por eso creo que deberías ser advertido sobre la inconveniencia de seguir generando ladrillos molestos como este, en el que reiteras una y otra vez los mismos conceptos para generar un efecto cómico realmente divertido pero que queda eclipsado por lo molesto que resulta el ladrillo. Los ladrillos pueden ser adaptados para parecer más amigables, en primer lugar borrándolos y reescribiendo su contenido para que sea más concreto, conciso, compacto, sintético, preciso y resumido, quepa en menos caracteres, contenga menos redundancia de datos y sea más legible por el lector o, en segundo lugar, reestructurándolos, modificándolos, editándolos, reorganizándolos y separando su contenido en párrafos. Lógicamente hay otras vías pero esas son las principales. De todos modos la gente que crea ladrillos como el tuyo suele ser considerado una molestia y francamente prescindible, así que eso podría ser el final de tu estancia entre nosotros. Aunque es aplaudible que crees tus ladrillos generando el contenido al vuelo cada vez, en lugar de copiando y pegando frase que ya has dicho anteriormente en el mismo post y reescribiéndola de maneras distintas para que parezca que estás ofreciendo un nuevo argumento cuando en realidad estás repitiendo lo mismo de antes, sólo que expresado de una forma distinta. Sería como si yo copiara todo lo que llevo escrito ya del tirón, por ejemplo, repitiendo innecesariamente que un ladrillo de texto es algo bastante mal visto en la mayoría, y de hecho prácticamente en todas, las comunidades virtuales, incluyendo foros, sistemas de chat, redes sociales y la wikinueces. No deberías ladrillear porque podría comportarte un ban en muchos sitios, a no ser que el sitio implícitamente alente los ladrillos. Particularmente dudo que exista tal sociedad cibernética que apoye algo tan irritante y molesto como los ladrillos, pero sabiendo que en internet hay de todo no me precipito en mi juicio y admito que podría ser posible que existiera, ya que a menos que estés muerto todo es posible. De todos modos no estoy en condiciones de asegurarlo, es solamente una hipótesis un poco absurda. O no tan absurda si te paras a pensarlo bien, puedes crear un sitio que apoye la creación de ladrillos, pero serías realmente odiado si hicieras eso, incluso por sus propios miembros aficionados a cagar ladrillos, así que no te recomiendo que lo hagas. De todos modos puedes hacerlo si lo deseas, pero no sería una práctica aconsejable. En lo que respecta a los ladrillos en sí, son tan antiguos como las comunidades que los odian. Los ladrillos se inventaron cuando se inventó internet, aunque de hecho era una versión muy primitiva y lenta de internet que no se parece a la actual red que conocemos y en la que nos comunicamos intentanto evitar los ladrillos de texto. En algún momento internet se volvió más rápido, pero eso no cambió para nada la percepción respecto a los ladrillos, de hecho vino a reforzarla ya que admitió la creación de más comunidades virtuales capaces de albergar ladrillos y también usuarios que odian los ladrillos. Dudo que ninguna comunidad quisiera pasar a ser conocida como la "creadora de los ladrillos", pero no es descabellado conjeturar que tal comunidad existió en algún punto de la historia, aunque el rechazo sistemático de los ladrillos posiblemente hace que incluso los usuarios primigenios de esa plataforma quisieran olvidarlo y desmarcarse de ostentar ese dudoso honor. Así que básicamente nadie en la actualidad sabe a ciencia cierta quién ni dónde inventó los ladrillos, pero es evidente que alguien tuvo que hacerlo en algún lugar, atentando contra el sentido común y la netiquette. Probablemente lo hiciera un noob, aunque no es seguro. Quizás fue un usuario veterano deseoso de dinamitar la reputación de su comunidad virtual desde dentro para provocar que la comunidad fuera conocida como la "creadora original de ladrillos", que son un concepto que la gente odia, y precisamente por eso te desaconsejo que los crees. Los ladrillos normalmente están llenos de información totalmente inútil o redundante. La información inútil no tiene por qué ser redundante, pero casi toda la información redundante es inútil, y realmente sólo es inútil y redundante cuando además de no tener utilidad se repite en varios puntos del ladrillo. Normalmente la información inútil de los ladrillos es relativa a la comunidad que los aloja, pero los peores ladrillos, los más irritantes, son los que además de contener información inútil contienen información aleatoria, que no tiene por qué ser inútil, aunque normalmente sí que lo es. Por eso los ladrillos acostumbran a cabrear a los lectores, no tanto porque saturen la red como hacían antaño, cuando internet era más lento y transmitir los datos era más costoso, sino porque son molestos ya que contienen estímulos informativos que no han sido requeridos por sus destinatarios. En realidad alguna gente puede tolerarlos, simplemente los ignoran. Una parte todavía más pequeña de lectores no sólo puede tolerarlos, además también los lee. Esa gente no tiene una capacidad de focalizar la atención tan mala como la mayoría, normalmente son esa clase de personas grises y pacientes que no tienen nada mejor que hacer o que tienen mucho tiempo libre y se toman las cosas con calma. Pero como son minoría significa que hay una mayoría de gente que no soporta los ladrillos, en realidad los odia. Es por eso que en la mayoría de comunidades virtuales son denostados, y el castigo para sus creadores varía en función de las reglas de cada comunidad y la rigidez y diligencia de los moderadores en su cumplimiento. Las penas también pueden cambiar según la pureza y la insidia del ladrillo en cuestión. Para ser realmente puro un ladrillo no debería contener links, ni fuentes de distinto tipo o color, sets de carácteres en codificaciones no estándar ni otros elementos que desvíen la atención de la contundencia del ladrillo. Es cierto que a menudo la simple extensión basta en muchas comunidades para catalogar un pedazo de texto como ladrillo, aunque necesariamente no tiene por qué ser así. Etimológicamente un ladrillo tampoco debe ser generado concatenando contenidos sin sentido porque desmonta el propio concepto del ladrillo, que debería ser una entidad de texto sólida con un significado propio. Obviamente también debe omitir los espacios, los saltos de línea y el texto que resalte respecto al resto del texto del ladrillo, como las frases en mayúsculas, en la medida de lo posible, para reforzar su contundencia y su apariencia de solidez. Es por eso que los párrafos normalmente no tienen cabida en los ladrillos de texto normativos y que a la gente le causan hastío, cansancio y confusión y otros efectos que si no relato no es porque no los sepa, sino porque es un "otros" retórico en el que emplazo al lector a imaginar conjuntos de efectos similares a los ya listados en base a la asociación de parecidos y la experiencia propia o ajena, por ejemplo, náusea, aburrimiento extremo, explosión craneal, etc, es algo evidente que no necesita explicación y realmente si alguien cree que con "otros" o "etc" se pretende desviar la cuestión respecto al listado de efectos completos debido a un presunto desconocimiento de toda su extensión, en lugar de un ahorro comprensible de caracteres y de esfuerzo al lector, sabiendo que fácilmente puede asociar debidamente esos otros efectos gracias a ese recurso retórico, es que es idiota. Por eso creo que deberías ser advertido sobre la inconveniencia de seguir generando ladrillos molestos como este, en el que reiteras una y otra vez los mismos conceptos para generar un efecto cómico realmente divertido pero que queda eclipsado por lo molesto que resulta el ladrillo. Los ladrillos pueden ser adaptados para parecer más amigables, en primer lugar borrándolos y reescribiendo su contenido para que sea más concreto, conciso, compacto, sintético, preciso y resumido, quepa en menos caracteres, contenga menos redundancia de datos y sea más legible por el lector o, en segundo lugar, reestructurándolos, modificándolos, editándolos, reorganizándolos y separando su contenido en párrafos. Lógicamente hay otras vías pero esas son las principales. De todos modos la gente que crea ladrillos como el tuyo suele ser considerado una molestia y francamente prescindible, así que eso podría ser el final de tu estancia entre nosotros. Pero sería redundante porque eso es lo que he escrito al principio, y justamente por eso no lo voy a hacer. En lugar de eso, para evitar caer en la repetición absurda, lo que debería hacer tras un punto y aparte es articular una nueva línea de discurso que de hecho podría ser la más importante, la tesis del post no tiene por qué ser anunciada precisamente en su inicio, y de hecho si fuera así podrías ignorar tranquilamente todo lo que he escrito hasta ahora y concentrarte en este nuevo argumento. Los ladrillos de texto fueron inventados por ingenieros usando máquinas de escribir. Anteriormente la escritura manual dificultaba enormemente la tarea de creación de ladrillos a los aficionados a los ladrillos, que eran públicamente repudiados porque la gente los odiaba a ellos y a sus ladrillos, y de hecho lo sigue haciendo. Así que todo el contenido del ladrillo estaba escrito en tipografía de máquina, porque realmente eran escritos a máquina y su objetivo era usar todo el papel posible, ya que era un artículo de lujo no tan disponible como los bytes de almacenamiento en una base de datos. Por eso ahorraban los márgenes en la medida de lo posible, si dejaban más centímetros de los deseables en el encabezado estaban desperdiciando espacio de otra manera ladrilleable, y por eso no lo hacían. Pero actualmente en los ladrillos digitales es fácil cambiar la fuente dentro del mismo ladrillo, por ejemplo, insertando enmedio del contenido una frase en comic sans, que es una fuente horrible, pero sirve a modo de ejemplo porque es diferente de la que estaba usando previamente y por lo tanto es fácilmente distinguible del resto del texto, lo cual no deberías hacer nunca para que tus ladrillos fueran realmente normativos y puros. Aunque de todos modos no deberías estar creando ladrillos así que es irrelevante qué deberías hacer o dejar de hacer para crear ladrillos más puros y superiores, eso para empezar.
Ladrillos no, por favor.
El que quiera entender la diferencia entre el hombre del norte y el del sur, que se lea mi ladrillo prestado por Ortega y Gasset. El que no, que pique el ladrillo y se lo esnife.
Capinchi?
 
Podrías habernos hecho un resumen, un haiku de esos que tanto te molan.
¿Tan adocenaditos estáis?
Venga, va.
Hombre del Norte.
Weltanschauung.
Hombre del Sur.
Cosmovisión.
IslasFeroe.png

El homo septentrional ve la realidad de dentro afuera. Es más individualista y no necesita gente. La rubia de ABBA se pilló una isla para no tener que aguantar a la gente.
:121
La hamérica blanca (Mid West) se construyó con sangre de europeos del norte. Su individualista visión del mundo no es fruto del azar.

chirigota+estamos+en+casa.jpg

Para el hombre del sur, el mogollón, el ruido, el jaleo es la Bida. El silencio y la soledad son los peores castigos.

A mí me agrada un modelo mixto cual manflorita. Instrospectivo, con derecho a sol y café decente pero sin socializar demasiado. Me agobian hasta los que me caen bien.
¿Qué le voy a contar, estimado y grimoso compañero de taras?
 
Última edición:
Humanos que quieren ser caracoles y volver a las cavernas, pero yo digo ¡NO! Hay que salir ahí fuera, donde moran los monstruos, donde todo es frío y hostil, desconcertante como un laberinto. Hay que volver al origen, que no es el coño de una mujer, sino el espacio, las estrellas.

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Yo pensaba así
Hasta que me dì cuenta que el futuro de la consciencia humana es dejar de ser mamiferos y adentrarnos en lo interior, en el matrix, en la misma dimensión donde pupulan la información, las matematicas, los mercados, internet, el lenguaje, los videjuegos,la literatura, las leyes, las religiones, el honor, los valores, los prejuicios, es decir, la dimensión de lo intangible, de los sueños, de la información pura, el metaverso
Y ahí es donde nos dirigimos
No hay que salirse fuera, ni ver las estrellar. No es hacia afuera si no volver adentro, transpasar nuestras conciencias al metaverso, al internet que haya en el futuro, y ser libres al fin de una puta vez, sin que nos tengan que llamar vagos por el simple hecho de estar una tarde tumbado en el sillón , es decir, por ser ser mamíferos
 
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¿Tan adocenaditos estáis?
Venga, va.
Hombre del Norte.
Weltanschauung.
Hombre del Sur.
Cosmovisión.

El problema de ese texto es que es una patraña desde un punto de vista psicológico, pero un bello ejercicio decimonónico de dialéctica volksgeística. Mira cómo concuerdan con tus expectativas todos los norteños que colonizan Mallorca y Málaga. Lo que realmente diferencia a los bárbaros de nosotros, los civilizados, no es el clima, es el ejercicio de la guerra. Ellos forman hordas, turbas; nosotros falanges y centurias. Ellos son el caos y nosotros el orden. Nunca han ganado una guerra ordenada porque no saben. Por eso necesitan el hygge, como forma de admitir su incapacidad frente a un mundo que les es hostil. Nosotros sometemos al mundo a nuestro orden, por eso ha habido Imperio Romano o Imperio Español, pero no Imperio Finlandés.
 
El problema de ese texto es que es una patraña desde un punto de vista psicológico, pero un bello ejercicio decimonónico de dialéctica volksgeística. Mira cómo concuerdan con tus expectativas todos los norteños que colonizan Mallorca y Málaga. Lo que realmente diferencia a los bárbaros de nosotros, los civilizados, no es el clima, es el ejercicio de la guerra. Ellos forman hordas, turbas; nosotros falanges y centurias. Ellos son el caos y nosotros el orden. Nunca han ganado una guerra ordenada porque no saben. Por eso necesitan el hygge, como forma de admitir su incapacidad frente a un mundo que les es hostil. Nosotros sometemos al mundo a nuestro orden, por eso ha habido Imperio Romano o Imperio Español, pero no Imperio Finlandés.
Por eso beben vino para hacerse los chachis que saben apreciar la vida y tal, pero luego no saben lo que es disfrutar de una sobremesa.
Se levantan guindilla en culo, y a seguir funcionando como el roboc aspirador ese que atiende al nombre de Rumba.
:face:
 
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Yo pensaba así
Hasta que me dì cuenta que el futuro de la consciencia humana es dejar de ser mamiferos y adentrarnos en lo interior, en el matrix, en la misma dimensión donde pupulan la información, las matematicas, los mercados, internet, el lenguaje, los videjuegos,la literatura, las leyes, las religiones, el honor, los valores, los prejuicios, es decir, la dimensión de lo intangible, de los sueños, de la información pura, el metaverso
Y ahí es donde nos dirigimos
No hay que salirse fuera, ni ver las estrellar. No es hacia afuera si no volver adentro, transpasar nuestras conciencias al metaverso, al internet que haya en el futuro, y ser libres al fin de una puta vez, sin que nos tengan que llamar vagos por el simple hecho de estar una tarde tumbado en el sillón , es decir, por ser ser mamíferos

Nada, yo ya he estado allí y ese no es el futuro. El metaverso no es más que una consciencia colectiva que sigue un desarrollo mental similar al de un humano. Al principio internet era para establecer una comunicación básica, la infancia. Luego vino el despertar sexual y el torrente de pronografía, la adolescencia. Ahora mismo está en la fase de socilización y relaciones, la juventud. Los siguientes pasos son evidentes, así como los negocios asociados en los que hay que invertir para hacerse multimillonario. No tiene mayor recorrido que el de madurar para volver al origen como consciencia colectiva: las estrellas.

Por eso beben vino para hacerse los chachis que saben apreciar la vida y tal, pero luego no saben lo que es disfrutar de una sobremesa.
Se levantan guindilla en culo, y a seguir funcionando como el roboc aspirador ese que atiende al nombre de Rumba.
:face:

@Morzhilla es vasco, los vascos son una sociedad sumamente femenina. Es normal que haya encajado perfectamente en los países nórdicos, algo que un griego o un romano jamás podría hacer sino transofrmando esa mierda de cultura que busca el hygge en algo mejor, civilizado.
 
Hygge es ese instante en el que acabas un libro o una peli güenos, justo antes de cerrar la tapa o que pasen los créditos finales y empieces a preguntarte qué coño acaba de pasar. Si estar a cubierto es condición necesaria para que el Hygge brote, pues supongo que si se hace medio a oscuras, mejor.

Sosiego consciente .
Voy a hacer un libro chorras y a venderlo como churros. Ahora vengo.
 
También da el hygge ese cuando haces caca fuera de casa, en un bar, y la haces así rapido, tranquilo, de esto que sale una buena cantidad de caca y casi ni tienes que limpiarte el culo por lo sano y preciso de la deposición, y luego sales zumbando (como si nada) y el baño se queda oliendo a jabón (y detrás del jabón levemente un ligero olor a cacota...) y encima el camarero te despide contento e ilusionado ¡Hasta pronto! Y uno se va pensando toma hygge café y cigarro sabiduría popular.
 
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