stavroguin 11
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- 14 Oct 2010
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Y hasta aquí hemos llegado. Ni un puto milímetro más. Esta vez la cosa ha tocado fondo hasta enterrarse en tres metros de limo.
No voy a descubrir aquí las sopas de ajo, ni el Mediterráneo ni la tabla del 9. Todos sabemos cómo son las mujeres. Y las leyes de este puto país. Y las consecuencias de darle poder omnímodo a seres amorales con rencor africano y cerebro de mosquito.
Esta vez le ha tocado a un buen amigo. Sesentón. Ya abuelo. Generoso, amable, y pacífico. Con bodega siempre abierta a la sed y la gula de sus amigos. Con mujer retorcida y vulpina que no supo asumir una separación y le regaló el combo completo de calabozo, orden de alejamiento y pérdida de acceso a su lugar de trabajo. Operé dos veces a esa mala puta con buen resultado; ahora lamento no haberle metido el puto bisturí hasta el cayado de la aorta. Me queda el consuelo de que tiene el apoyo incondicional de su hija, esa mujer a la que tal vez hubiese metido ficha si un buen amigo no ocupase la plaza en propiedad.
25 años votando a la izquierda (nacionalista gallega, of course). Odiando todo lo que representa la derecha mesetaria, españolista, insolidaria, casposa, mentirosa y ladrona. Pero en las situaciones de emergencia se impone la ley marcial. Estamos a dos milímetros de que la presunción de inocencia de los varones valga menos que un paquete de acciones en el crack del 29. Y no estoy dispuesto a que el próximo golpe me caiga aun más cerca. Tapándome las narices y con arcadas de pura náusea, en las próximas elecciones votaré a VOX.
No voy a descubrir aquí las sopas de ajo, ni el Mediterráneo ni la tabla del 9. Todos sabemos cómo son las mujeres. Y las leyes de este puto país. Y las consecuencias de darle poder omnímodo a seres amorales con rencor africano y cerebro de mosquito.
Esta vez le ha tocado a un buen amigo. Sesentón. Ya abuelo. Generoso, amable, y pacífico. Con bodega siempre abierta a la sed y la gula de sus amigos. Con mujer retorcida y vulpina que no supo asumir una separación y le regaló el combo completo de calabozo, orden de alejamiento y pérdida de acceso a su lugar de trabajo. Operé dos veces a esa mala puta con buen resultado; ahora lamento no haberle metido el puto bisturí hasta el cayado de la aorta. Me queda el consuelo de que tiene el apoyo incondicional de su hija, esa mujer a la que tal vez hubiese metido ficha si un buen amigo no ocupase la plaza en propiedad.
25 años votando a la izquierda (nacionalista gallega, of course). Odiando todo lo que representa la derecha mesetaria, españolista, insolidaria, casposa, mentirosa y ladrona. Pero en las situaciones de emergencia se impone la ley marcial. Estamos a dos milímetros de que la presunción de inocencia de los varones valga menos que un paquete de acciones en el crack del 29. Y no estoy dispuesto a que el próximo golpe me caiga aun más cerca. Tapándome las narices y con arcadas de pura náusea, en las próximas elecciones votaré a VOX.