Bueno, lo prometido es deuda.
Este sábado pasado me dirigí a Cheste para ver a los míticos Héroes del Silencio, uno de los grupos que más oí en mi niñez (lo ponían los mayores en la radio del cole a la hora del patio). Llegamos a Cheste con un pelín de atasco sobre las cinco, y lo primero que hicimos fue caer en la cuenta de que no llevábamos botellón ni porros, como todo el mundo que había a nuestro alrededor. Lo segundo fue reirnos del encargado de usar los sables de luz para que la gente aparcase
Total, que como somos gente precavida, nos dirigimos a la sección avituallamiento de fuera del recinto de concierto propiamente dicho.
Birras a 3 leuros y bocatas de mierda a cinco sólo era un adelanto del sablazo que te cobraban dentro. A lo de los jamones ni me acerqué, porque sólo veía gente mayor, o sea, con pasta
Menos mal que luego vinieron los socorridos punkis de cerveza fría un euro y se estabilizó la economía de mercado.
Total, que por culpa de un subnormal que venía con nosoros y cuya entrada tenía otro colega que vino más tarde, a pesar de llegar pronto y haber podido pillar un sitio de puta madre, me quedé a una distancia tal que así:
Vamos, yo a los Héroes los vi en la pantalla. Bueno, al Bunbury, que no paraba de moverse, gesticular y bailotear, todo muy bien, aunque no llegara a algunos tonos y recurriese al público para ayudarle.
Los músicos correctos y para, sin ningún alarde y ciñéndose todo el rato a la música, sin ninguna improvisación, y el Valdivia más quieto que Don Pimpón en una cama de velcro, joder, he estado en conciertos de Los Planetas más movidos.
Y no será por la gente, lo que hizo realmente grande al concierto. Increíble, señoras mayores con la camiseta de Héroes, jovencitas góticas buenorras, chavales normales, un tío con una chupa de Dark Funeral y pantalones de pitillo que parecía Joey Ramone... ahí se juntó gente de todas las clases sociales por amor a esos gañanes, y si no llega a ser por las ganas que tenían de verles, todos se habrían dado cuenta de que el concierto fue una mierda. Muchas canciones lentas, poca caña, punteados de primero de guitarra, un sonido extraño, con pocos bajos (aunque eso puede ser por mi situación), pero bueno... ver gente llorando, abrazándose por vivir un momento que llevaban esperando más de 10 años, no tiene precio. Para mí lo tuvo, 44 euros que me dolieron porque el concierto no me gustó un pelo, aunque me tajé y me eché unas risas con los que tenía al lado.
Aunque a diferencia de esas 10000 personas que se quedaron en el atasco, al menos yo lo vi
Si alguna de ellas me lee,