ilovegintonic rebuznó:
¿Entonces qué es lo propugnas? ¿El no ligar? ¿El no entrar? ¿El no querer follárselas? ¿La inacción? ¿La abstinencia? ¿Acaso ves mal que un tío quiera follarse a una tía? ¿A quién tiene que quere follarse? ¿Al enchufe de la tele? ¿A nadie?
Yo no propugno nada. Me limito a describir lo patético de la condición humana.
A ver, este tema se está desviando, por culpa de la petarda de Niandra, hacia una ficción sexual de lo más absurda, que es presuponer que las mujeres tienen claro si van a follar o no con Fulanito desde el primer momento. Y eso no es así. Hay que tener en cuenta dos cosas:
1. Que el cóctel hormonal femenino conlleva una libido minúscula que hace que ellas no se acuerden de que existe una cosa llamada follar durante la mayor parte del tiempo. Se hizo un estudio en una universidad norteamericana que consistía en poner a sujetos varones y sujetos hembras delante de una pantalla de cine y hacerlos ver una escena donde un hombre y una mujer tomaban café en un bar mientras charlaban animadamente. Los sujetos tenían colocados unos electrodos en la cabeza para que los científicos observaran sus reacciones cerebrales. Pues bien, el estudio desveló que ante la escena de hombre-mujer tomando café en un bar, a los varones se les encendían las zonas del cerebro que rigen la respuesta sexual, mientras que a las mujeres no. Es decir, que los hombres veían la escena como un acontecimiento de cariz sexual, mientras que ellas sólo veían a dos amigos charlando en un bar. También hay otros estudios que indican que los varones pensamos en sexo una vez por minuto, mientras que ellas sólo una vez al día. Por lo tanto, no es tan habitual como creéis que las mujeres entiendan que el hombre que habla con ellas se las quiere follar. Si fuese así, no existiría el fenómeno pagafantas o
amigo gusiluz, que hace que muchas tías tengan a un hombre-mascota al que consideran un amigo a pesar de que cualquiera desde fuera puede ver que el amigo se pajea cada noche soñando con lamerle las braguitas a la diosa a la que pagafantea. Y, aunque a los tíos nos parezca increíble, ellas pueden ser realmente muy ingenuas en ese aspecto y creer realmente que él es sólo un amigo y que no hay nada sexual entre ellos. Los impulsos libidinales de la fémina son tan minúsculos que les cuesta entender que los tíos estemos pensando en sexo las 24 horas del día y que para nosotros todo agujero es trinchera.
2. Que incluso en el caso de que la mujer se sienta atraída por un hombre, jamás se verá embargada por la lujuria de buenas a primeras, sino que el primer sentimiento que le domina es la
curiosidad. Fijaos en que, cuando una tía ve a un tío atractivo, nunca dice: "Joder, ké bueno está, me lo kiero follar", sino "Uy, ese xico tiene algo especial, que alguien me lo presenteeee". La hembra, ante un macho atractivo, lo que necesita no es follárselo, sino conocerlo, examinarlo, ponerlo a prueba, saber de qué pie cojea, para determinar si es un macho de alto rango como las apariencias indican, y, lo más importante, si es digno de confianza y si le puede confiar el uso y disfrute de su sobrevalorado coño. Por lo tanto, pequeños padawanes, ni puto caso a Niandra, porque la naturaleza femenina les exige marear al macho y someterle a mil y una pruebas, sobre todo cuando el macho les atrae, ergo no hay mujer a la que le guste que el macho, por muy atractivo que sea, les proponga directamente follar. Es como si a vosotros una tía buena a la que acabáis de conocer os propusiera casaros y tener hijos. ¿A que la propuesta os parecería disonante y altamente despalotizadora? Pues a ellas les pasa lo mismo con el follar. La hembra se excita más mareando al macho o yendo de compras que follando. Eso no lo dudéis.