Tampoco creo que debas prepararlo en exceso. O sea, déjate un par de días libres, para repetir a algo que os haya gustado o para tomároslo de tranqui, que vais a acabar con los pies destrozados de tanto andar Manhattan parriba y Manhattan pabajo. Los últimos días, estuve dos semanas, me iba al hotel a las cinco de la tarde, reventado, a dormir un poco antes de salir a cenar algo... o no. También ten en cuenta que la planificación de un día y la de otro son perfectamente intercambiables salvo por cosas que estén cerradas, etc. Todo es coger el Metro por la mañana (infecto), colocarse en la zona que te quieres patear y punto.
Consejos variados:
*El Metropolitano es el puto mejor museo que he visto en mi vida. Sólo pude estar unas cuatro o cinco horas y me fui con la frustración de haber pasado a la carrera por la mitad de las salas. Plantéate volver un segundo día si te mola el primero.
*No hagas caso a las chorreces de que con ver la Estatua de la Libertad desde el ferry de Staten Island vas sobrado. Ni punto de comparación con llegarse a Liberty Island en sí. Que a mí me gustó el paseo en ferry, pero volví en el siguiente (tampoco merece mucho la pena Staten en general salvo que te haga ilusión algo muy concreto) y para la Estatua. No se puede subir a ella, sólo a un museo que hay en el pedestal y las plazas son limitadas. Se pueden prerreservar antes o algo así. Yo no lo hice y no quedaban para ese día ni de coña, pero bueno. Aún así moló mucho darle la vuelta a Miss Liberty y sacarle cuarenta fotos en contrapicado. El museo de la inmigración de Ellis Island al que te llevan después no tiene mucho que ver más que el edificio en sí, lo que tiene dentro son tres tonterías, EMHO. Si vas justo de tiempo ni desembarques allí.
*No tengas miedo cuando los chinos os metan en un almacén escondido y superchungo para enseñaros los bolsos de imitación y tal. Acojona pero es lo más normal del mundo, al parecer. Tampoco te mosquees si un taxista para cuando te lleva a algún sitio para colocar a un yuppie en el asiento de delante para aprovechar la carrera, resulta que también es costumbre.
*Hay un deli en el cruce de Broadway con Grand St., en la acera de la derecha si vas dirección a Howard St., a las afueras de Chinatown, que es el más cojonudo que vi nunca. Jubilee Marketplace se llama. (Tienen otros repartidos por Manhattan parece ser pero ya ni idea.) Impagables las macedonias de frutas recién cortadas con cereales y yogur que me metía entre pecho y espalda para desayunar. Y pizzas, focaccias, sandwiches, comida al peso, etc. Buenísimo todo. En general me quedé muy impresionado por lo que valoran los neoyorquinos la fruta fresca, batidos recién hechos, etc. Igual es porque en la dieta americana normal la fruta no es tan común como aquí, pero flipé con las colas que se montaban en cualquier carrito que vendiera fruta a la hora del almuerzo en el distrito financiero. Aprovecha y no te nutras siempre de tortitas con bacon, huevos y sirope de arce.