Error de syntaxis
Clásico
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- 10 Jun 2006
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El miércoles por la noche y ayer, salí de fiesta para comprobar si mi estilo de vida era el equivocado; he de reconocer que antes criticaba el lokah life style sin haber salido mucho, sólo porque me parecía despreciable desde fuera. Pero ahora, he tenido la oportunidad de experimentarlo todo en carne propia, y os puedo asegurar que estoy más convencido que nunca de que no estoy hecho para la vida en sociedad (o al menos, no para el tipo de vida en sociedad llevado a cabo por la juventud actual). La primera noche, resignándome completamente a lo que me esperaba, me bajé yo solo media botella de vodka, y los efectos hicieron acto de presencia muy pronto. No voy a decir que fue una de las mejores noches de mi vida, porque casi me dan una paliza dos veces y me hice trizas una mano por romper una botella de cristal de un puñetazo , pero es evidente que la sensación de desconexión total de la realidad resulta muy atractiva. La pérdida de la vergüenza, el actuar sin reflexionar las consecuencias y la hilaridad sin causa son buenas razones para salir fuera y emborracharse, pero ahora puedo decir que (para mí, al menos) no compensan una puta mierda: es diversión falsa, vacía, esporádica, que desaparece y no puedes guardar en la memoria, porque cuando lo recuerdas todo con la mente sin endrojar te dices a ti mismo "¿pero en qué coño estaría pensando?". Ayer por la noche no llegué a emborracharme y pude verlo todo con ojos de sobrio. No hace falta que lo describa, seguro que incluso vuestras cortas mentes pueden entender el asco que me produjo.
Conclusión: ahora tengo más razones que nunca para quedarme los sábados por la noche grabando vídeos para que un grupo de deficientes a los que ni siquiera conozco me rían las gracias. Me hace infinitamente más feliz hacer eso que salir fuera y conocer a un montón de gente que, estando sin alcohol en la sangre, me entrarían ganas de quemarlos en una hoguera a todos. No me gustan las personas.
Ah, por cierto, mientras estábamos en un concierto tributo a The Blues Brothers, conocí a una chica de diecinueve años forera de esta Santa Casa. Me reconoció en cuanto me vio, me sentí famoso y todo. Ahora entiendo lo que se siente ser Costra.
Conclusión: ahora tengo más razones que nunca para quedarme los sábados por la noche grabando vídeos para que un grupo de deficientes a los que ni siquiera conozco me rían las gracias. Me hace infinitamente más feliz hacer eso que salir fuera y conocer a un montón de gente que, estando sin alcohol en la sangre, me entrarían ganas de quemarlos en una hoguera a todos. No me gustan las personas.
Ah, por cierto, mientras estábamos en un concierto tributo a The Blues Brothers, conocí a una chica de diecinueve años forera de esta Santa Casa. Me reconoció en cuanto me vio, me sentí famoso y todo. Ahora entiendo lo que se siente ser Costra.