He follado universitarias hasta el aburrimiento. Docenas de ellas. Son, por lo general, buenas chicas, inocentes, trabajadoras, temerosas de dios, con un gran sentido de la moral, limpias, ordenadas. Me encantaba despertarme en casa de alguna de ellas en verano y encontrarme con sus compañeras de piso en la cocina, en bragas, sonrientes y amigables. Siempre me han cocinado muy bien, me han masajeado generosamente y me la han chupado con mucho amor, sabedoras del regalo de macho que soy. Echo de menos aquellos tiempos, joder.