En los JJ.OO. de Los Angeles, no participó la URSS para devolverle el boicot que los yanquis les hicieron en los JJ.OO. de Moscú anteriores.
España se clasificó jugando un torneo preolímpico, en el que quedó segunda. La URSS quedó primeroa, y ganó a España en ese torneo por 46 puntos de ventaja, en un partido de esos en los que a uno le entran ganas de nacionalizarse japonés o marciano, y mira que el equipo español era bueno y barría a los demás equipos. Pero el seleccionador nacional era Antonio Díaz Miguel, un tipo que por entonces tenía mucha fama de ser un supuesto experto y conocedor del baloncesto yanqui y tal y tal. Pero la verdad es que cuando el equipo se venía abajo, era incapaz de pedir un tiempo muerto aunque fuera para parar el bajón anímico de los jugadores y para evitar que dejaran de echar el balón fuera o de botarlo contra el pie pues se volvían como zombies.
Y en los JJ.OO. pasó lo mismo. Entonces como ahora, España jugó contra EE.UU. en la primera fase y luego en la final, y en ambos partidos perdió por 33 puntos, (punto arriba, punto abajo). La final no la vi, pues a esas horas entonces yo dormía como el angelito que era (del demonio, pero angelito, jejeje), pero debió ser como el partido de la primera fase y como el partido contra la URSS del preolímpico, en el que por la mitad bajaron los brazos y les calló la de dios.
A Antonio Díaz Miguel terminaron echándole unos años después, viéndose finalmente que era un
gilipollas pedante que había estado demasiados años en la selección, y que no fue mérito suyo los éxitos de la misma, pues otro entrenador lo habría hecho igual o mejor. Peleó para cobrar hasta la última peseta en los tribunales lo que reclamaba en su contrato, él que decía que no tenía apego al cargo y que casi nos hacía un favor.
Ya sabéis un poco más de historia baloncestística.