Jose David
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- 2 Jul 2006
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Señores, Señoritas, foreros todos…
Voy a salir de mi egoísmo, ahora que me encuentro saciado sexualmente y con una gran sensación de generosidad hacia la humanidad, y entregaros la clave a todos vosotros, seres sexuales, para que consigáis que una mujer, ya esa a si misma, o a vuestra pareja sexual, si soy varones, tenga un orgasmo de una hora o más de duración. (tiempo siempre estimado, obviamente)
Decir antes de nada que esto es fruto de mi pura experiencia, precedida de un arduo trabajo de I+D, en el que se han incluido desde textos leídos en Internet hasta infinidad de conversaciones con personas más capacitadas que yo, pasando por la enseñanza directa de alguna que otra “prostituta de lujo”, que me ayudó mucho a adquirir estos conocimientos.
Para nada os vais a poner cachondos con el tema, avisados estáis. Esto es una clase puramente teórica y descriptiva, nada más.
Lo primero.
“¿Es cierto que una mujer puede llegar a tener un orgasmo de una hora?”
Si. Es completamente cierto, yo lo he presenciado en tres ocasiones, dos de ellas con la misma chica.
Siendo esto así, ¿cómo es que tiene más de mito que de realidad?, ¿y cómo es posible si nunca habéis visto ni notado algo así?
Porque los orgasmos de una hora no son naturales, claro está. Son producidos de forma artificial, y se tienen que dar unas circunstancias previas que requieren de tiempo y esfuerzo para ello.
¿Puede tenerlo cualquier mujer?
No. Pero me atrevo a decir que muchas pueden, sólo que no están dispuestas a pasar por el proceso requerido para experimentarlo. Sus ansias por lo inmediato lo hacen difícil, si no imposible, y su falta de experiencia en el tema les hace creer que no pueden conseguirlo.
Bien, he aquí cómo es posible que una mujer tenga un orgasmo de una hora.
A estas alturas todo el mundo sabe que la calidad de un orgasmo se debe de forma directamente proporcional, entre otros factores, al tiempo existente desde el último que se experimentó: No es lo mismo experimentar un orgasmo a las seis horas del anterior, que a los seis días. En este último caso el orgasmo será mucho más intenso y agradable. Esto es así para ambos sexos.
Para obtener un orgasmo de una hora, una chica que tenga por costumbre habitual masturbarse casi cada día, o cada dos días, debe esperar un mínimo de entre seis y ocho días antes del día D.
Esto no es tan sencillo como pueda parecer. Cuando tenemos ganas nos masturbamos si no hay mejor forma de saciarnos. Cuando debido a las circunstancias no podemos (porque estamos en el trabajo, o en una reunión de amigos, o en la calle, o simplemente no es el momento adecuado), estamos deseando estar en la intimidad para dar rienda suelta a las pulsiones. Es algo imperativo.
Retrasarlo todo un día no hace que se pasen las ganas, sino todo lo contrario, y acontecen los siguientes síntomas durante el periodo de abstinencia de 6-8 días:
La sensación de hambre remite hasta casi anularse. De comidas normales se pasa a picar algo sólamente, y se suelen perder algunos kilogramos de masa corporal.
El insomnio suele llegar al segundo día: cuesta mucho dormirse, y empiezan las fantasías sexuales recurrentes que nos impelen a masturbarnos. Al despertar, la sensación suele ser también muy intensa, y cuesta mucho volver a las tareas cotidianas del día a día sin antes desahogarse.
Una sensación de “sentirse morbosa” la acompaña a ratos. No en todo momento, pero a lo largo del día empiezan a tenerse fantasías sexuales con los chicos que se encuentran en el día a día. Sus avances son un suplicio, sus insinuaciones son casi tenidas en consideración. Los deseos de perderse y tocarse, son fuertes.
Hay cierta sensación de agresividad y desasosiego, y durante esos días, especialmente a partir del cuarto, hay un cierto “nerviosismo y torpeza” para concentrarse y realizar tareas cotidianas.
Supongamos que se ha conseguido, han transcurrido seis días (ocho para las menos activas sexualmente) y quedáis con vuestra pareja sexual, supuestamente preparada para daros ese orgasmo.
La única forma de obtenerlo es: mediante masturbación de la propia chica O mediante sexo oral por parte del chico. En este último caso, el orgasmo no sólo tiene esa duración, sino que su intensidad es ostensiblemente mayor.
PASOS A REALIZAR
Primero: El masaje.
Es duro sentir las manos del amante en tales circunstancias y dejarse realizar un buen masaje erótico, cuando lo que se pide a gritos es FOLLAR YA, pero sentir el contacto de su piel entre diez y quince minutos por todo el cuerpo, transmite testosterona mediante la piel (la testosterona puede transmitirse así sin dificultad) del hombre a la mujer, y ejerce un doble efecto de relajación – excitación muy necesario.
Segundo: Los pechos.
Por favor, no os limitéis a darles cuatro o cinco lametones y bajarse abajo. Los pechos de las mujeres no son los nuestros, y sus terminaciones nerviosas son tan ricas y numerosas, y proporcionan de hecho tanto placer, que sólo me atrevería a compararlo con la estimulación que da la punta de una lengua sobre el glande masculino.
Dedicadles el suficiente tiempo como para que ella se sienta completamente a gusto, y sus pezones adquieran un cierto grado de dureza, así como un oscurecimiento de la aureola un par de tonos más de su color habitual.
Tercero: Sexo oral.
Ya expliqué en otro hilo cómo comerse un coño, de forma breve y saltándome puntos como la succión y el “tiempo de espera”, así como el mantenimiento de la líbido, pero puede valer. Cierto es que entonces sabía bastante menos que ahora. Pero básicamente se trata de comérselo bien hasta llevarla cerca del orgasmo.
He dicho cerca, no a las mismas puertas.
La forma de hacerlo debe ser lenta, aunque cada chica es un mundo y algunas requieren de un cierto ímpetu, e incluso de la introducción de dedos, pero hacerlo lentamente y llevarla cerca del orgasmo es la meta en cuestión.
Bien, no se pueden dar cifras exactas, pero yo aconsejaría parar justo antes de que le queden, aproximadamente, diez o quince segundos para correrse.
Cuando digo parar no me refiero a dejar de comérselo, sino a comérselo de forma sustancialmente distinta.
Ella ya está cerca, sólo necesita seguir por el mismo camino, pero si aun no nota el principio del orgasmo, pueden estimularse sus labios mayores y menores, así como el clítoris, de tal forma que esos diez segundos se transformen fácilmente en diez minutos.
Su nerviosismo preorgásmico será la clave para que paséis a los lametones en los labios mayores e ingles, para volver a comérselo normalmente, pero a un ritmo algo menor, más lento.
Muchos pensareis que su excitación, de prolongar esto, bajará. Pero no es así.
Los seis (u ocho) días sin orgasmos han causado cambios físicos que le impiden que se queden “frías”. Podríais parar diez minutos sin tocarla y seguiría caliente.
Su sangre está llena de progesterona y testosterona, y el centro de placer del cerebro reacciona al más mínimo estímulo.
Es una condición física ideal para ir acercándola lentamente y sin prisas cada vez más al orgasmo.
No lo convirtáis en una maratón, pero tampoco se lo deis demasiado pronto, recordad que la lentitud en hacerlo, pero sin dejar de estimularla, provocarán una desesperación brutal, pero realmente puede mantenerse así durante mucho tiempo.
Una técnica muy buena es grabar “historias” con vuestra voz, contándole las cosas que más le gustan, o cómo le haríais el amor o, si la imaginación falla, leyéndole algún relato erótico que saquéis de Internet, y que lo escuche a través de unos auriculares mientras se lo hacéis.
En esos momentos de acercamiento al orgasmo se aprecian mucho cosas como tomarla firmemente por las caderas y atraerla hacia vosotros (vuestra boca) con ganas. Acariciar suavemente sus muslos y culo si se alza de la cama, tomarla de la mano y acariciársela, pasar dicha mano por su vientre, estimular su pubis muy lentamente y de forma suave con el dedo índice y corazón, justo por encima del punto G, etc.
Cuando el orgasmo esté cerca, podéis tomarla ya libremente, volviendo a los lametones suaves y normales, o de la forma que a ella le guste (su cuerpo os lo dirá) para llevarla al orgasmo. Es interesante introducirle uno o dos dedos, siempre de forma suave al principio en la vagina, y moverlos rotativamente, para acabar intentando alcanzar con la yema el techo vaginal, así como el tejido previo al punto G, si se logra alcanzar.
Una delicada succión con los labios, pero siendo la lengua lo único que fastidie el clítoris, siempre por la zona inferior, casi por dentro de la vagina, pueden llevarla al empujón final.
Y se corre.
Bien, en ese momento debéis pasar a dar unos lametones muy pero que muy suaves sobre la zona clitoriana, sin apretar, dejando que simplemente la lengua se deslice por encima, si es posible sin usar la punta de esta, sino el centro. A su vez moveréis los dedos dentro y fuera también muy despacio, marcando un recorrido no superior a un centímetro o dos, y empujando hacia arriba con la yema del dedo corazón, en dirección al punto G.
El orgasmo de ella durará tanto como podáis mantener ese equilibrio entre lengua y dedos, alternándolo con paradas de uno o dos segundos máximo, donde dedos y lengua seguirán en contacto, pero completamente quietos, para seguir de nuevo despacio.
Si notáis que el orgasmo disminuye, volveréis a lamer con más intensidad y giraréis los dedos dentro, justo como antes de llevarla al orgasmo, pero esta vez con algo más de intensidad, para que “vuelva a correrse”, y pasaréis de nuevo a la fase de lengua y dedos en equilibrio con las oportunas paradas.
Requiere mucha práctica, lo reconozco, y yo mismo tuve que probar con una amiga, con la que lo conseguí finalmente gracias su voluntad sumisa (tuve que ordenarle fehacientemente que no se masturbara, prometiéndole el deleite de dicho orgasmo) y al propio deseo y tremendas ganas de experimentarlo.
¿Realmente dura una hora?
Si, COMO MÁXIMO, pero dura, incluso algo más si alcanzáis la maestría necesaria.
Bien, dicho esto, diré que aun no basta: ella debe tener lo que yo llamo “pautas mentales” apropiadas para que, durante el proceso previo, y durante el propio orgasmo, todo acontezca tal y como debe ser.
Previamente, debe centrarse en dos cosas:
1. No buscar el orgasmo, hacerse a la idea de que por muy desesperada que esté después de tantos días sin correrse, el orgasmo no es la meta. No debe pensar en él como finalidad.
2. Disfrutar de las sensaciones en si mismas como fin, no como medio para conseguir más. (eso es algo que siempre debe hacerse, pero aquí es difícil controlar el deseo, por lo que es importante que se sugestione de esa forma adrede).
Durante el orgasmo, cinco cosas a tener en cuenta:
1. Debe sentirse “morbosa” y pensar en el placer que siente, recreándose en él. Debe abstraerse de todo lo demás, y debe centrarse en el disfrute en si mismo, querer estar así “para siempre”
2. Evitar pensamientos que distraigan. Los más habituales son pensar “al fin me estoy corriendo”, o “¿sabrá el chico lo que tiene que hacer ahora, me lo hará bien, estará el bien, pensará que soy una zorra? Otros pueden ser completamente banales, y seguro que muchas habrán sentido, en un orgasmo normal, como no ha sido todo lo fuerte que desearían, ni ha durado lo que debería, precisamente porque en el momento en que se corren, en lugar de recrearse y disfrutar del orgasmo, piensan en otra cosa o se sienten culpables.
3. Junto a ese recrearse en el orgasmo, es positivo hacer todo lo contrario de “sentirse culpable”, que no es otro que “sentirse viciosa” o como cada una lo quiera denominar. Debe pensar que es la más viciosa, zorra, puta, morbosa (eso ya cada una, que elija el pensamiento-palabra que más le guste) de todo el mundo en ese momento (y de hecho, lo será). Y debe sentirse BIEN por ello, debe desearlo sin culpabilidades.
4. La respiración: os costará respirar y se hará involuntaria, pero en cierta medida podréis dirigirla de la siguiente manera: a) conteniendo la respiración aumentareis el placer b) respirando muy rápidamente, en pequeñas “ráfagas”, aumentareis la duración. Debéis alternar cuando notéis que el placer está en una cima aceptable para que dure, o intensificarlo cuando se baje conteniendo durante varios segundos la respiración de forma completa, mientras el chico, que notará también todo el proceso, colabora para volver a intensificarlo.
5. Y por encima de todo esto, de forma ya asumida y sin ansiedad, pero con una firme convicción, debéis aceptar que vais a conseguirlo, que vais a experimentar una hora de todo esto, y que nada en el mundo podrá pararlo. Esa auto convicción es también importante, nada de inseguridades, porque es cierto que podéis hacerlo, así pues, que sea.
Si todo sale bien, lo que sin práctica y sin la preparación adecuada por parte de los dos es difícil. Tendréis la oportunidad de dar a vuestra pareja (o experimentar en vosotras mismas), ese orgasmo de una hora de duración.
Finalmente, añadir que si bien la primera vez puede que no logréis vuestro propósito, a cada “sesión” conseguiréis cada vez acercaros más. Esta amiga que os cuento lo consiguió a la segunda vez. Creo que hoy habría podido dárselo a la primera. Así que no desesperéis, que no es una tarea imposible.
Incidentalmente, hablé en cierta ocasión con una sumisa que conocí gracias a cierta página que también practicaba esto. Ella era bisexual y tenía un Ama bastante severa. Pasó por una época de “castigo” que la llevó a un mes sin orgasmos. Cuando su ama al final le dio ese megaorgasmo de una hora (que yo siempre he llamado extasis cegador, debido a que muchas veces los ojos se ponen en blanco por el placer, y que incluso algo de saliva sale por la comisura de los labios), me comentó que fue como ser alcanzada por un rayo. Pero sinceramente, no creo que sea psicológicamente saludable llegar a esos extremos, con seis días, u ocho si no sois de mucho toqueteo, será suficiente.
Y ya está.
Sólo añadir que espero que mi hermana no esté leyendo esto.
¡Un bechi!
P.D. Sería muy de agradecer que tanto unos como otras participasen en un debate serio sobre este tema, aportando conocimientos y experiencia para mayor aprendizaje de todos, e inmenso disfrute para todo aquél que nos encontremos en nuestro devenir.
Voy a salir de mi egoísmo, ahora que me encuentro saciado sexualmente y con una gran sensación de generosidad hacia la humanidad, y entregaros la clave a todos vosotros, seres sexuales, para que consigáis que una mujer, ya esa a si misma, o a vuestra pareja sexual, si soy varones, tenga un orgasmo de una hora o más de duración. (tiempo siempre estimado, obviamente)
Decir antes de nada que esto es fruto de mi pura experiencia, precedida de un arduo trabajo de I+D, en el que se han incluido desde textos leídos en Internet hasta infinidad de conversaciones con personas más capacitadas que yo, pasando por la enseñanza directa de alguna que otra “prostituta de lujo”, que me ayudó mucho a adquirir estos conocimientos.
Para nada os vais a poner cachondos con el tema, avisados estáis. Esto es una clase puramente teórica y descriptiva, nada más.
Lo primero.
“¿Es cierto que una mujer puede llegar a tener un orgasmo de una hora?”
Si. Es completamente cierto, yo lo he presenciado en tres ocasiones, dos de ellas con la misma chica.
Siendo esto así, ¿cómo es que tiene más de mito que de realidad?, ¿y cómo es posible si nunca habéis visto ni notado algo así?
Porque los orgasmos de una hora no son naturales, claro está. Son producidos de forma artificial, y se tienen que dar unas circunstancias previas que requieren de tiempo y esfuerzo para ello.
¿Puede tenerlo cualquier mujer?
No. Pero me atrevo a decir que muchas pueden, sólo que no están dispuestas a pasar por el proceso requerido para experimentarlo. Sus ansias por lo inmediato lo hacen difícil, si no imposible, y su falta de experiencia en el tema les hace creer que no pueden conseguirlo.
Bien, he aquí cómo es posible que una mujer tenga un orgasmo de una hora.
A estas alturas todo el mundo sabe que la calidad de un orgasmo se debe de forma directamente proporcional, entre otros factores, al tiempo existente desde el último que se experimentó: No es lo mismo experimentar un orgasmo a las seis horas del anterior, que a los seis días. En este último caso el orgasmo será mucho más intenso y agradable. Esto es así para ambos sexos.
Para obtener un orgasmo de una hora, una chica que tenga por costumbre habitual masturbarse casi cada día, o cada dos días, debe esperar un mínimo de entre seis y ocho días antes del día D.
Esto no es tan sencillo como pueda parecer. Cuando tenemos ganas nos masturbamos si no hay mejor forma de saciarnos. Cuando debido a las circunstancias no podemos (porque estamos en el trabajo, o en una reunión de amigos, o en la calle, o simplemente no es el momento adecuado), estamos deseando estar en la intimidad para dar rienda suelta a las pulsiones. Es algo imperativo.
Retrasarlo todo un día no hace que se pasen las ganas, sino todo lo contrario, y acontecen los siguientes síntomas durante el periodo de abstinencia de 6-8 días:
La sensación de hambre remite hasta casi anularse. De comidas normales se pasa a picar algo sólamente, y se suelen perder algunos kilogramos de masa corporal.
El insomnio suele llegar al segundo día: cuesta mucho dormirse, y empiezan las fantasías sexuales recurrentes que nos impelen a masturbarnos. Al despertar, la sensación suele ser también muy intensa, y cuesta mucho volver a las tareas cotidianas del día a día sin antes desahogarse.
Una sensación de “sentirse morbosa” la acompaña a ratos. No en todo momento, pero a lo largo del día empiezan a tenerse fantasías sexuales con los chicos que se encuentran en el día a día. Sus avances son un suplicio, sus insinuaciones son casi tenidas en consideración. Los deseos de perderse y tocarse, son fuertes.
Hay cierta sensación de agresividad y desasosiego, y durante esos días, especialmente a partir del cuarto, hay un cierto “nerviosismo y torpeza” para concentrarse y realizar tareas cotidianas.
Supongamos que se ha conseguido, han transcurrido seis días (ocho para las menos activas sexualmente) y quedáis con vuestra pareja sexual, supuestamente preparada para daros ese orgasmo.
La única forma de obtenerlo es: mediante masturbación de la propia chica O mediante sexo oral por parte del chico. En este último caso, el orgasmo no sólo tiene esa duración, sino que su intensidad es ostensiblemente mayor.
PASOS A REALIZAR
Primero: El masaje.
Es duro sentir las manos del amante en tales circunstancias y dejarse realizar un buen masaje erótico, cuando lo que se pide a gritos es FOLLAR YA, pero sentir el contacto de su piel entre diez y quince minutos por todo el cuerpo, transmite testosterona mediante la piel (la testosterona puede transmitirse así sin dificultad) del hombre a la mujer, y ejerce un doble efecto de relajación – excitación muy necesario.
Segundo: Los pechos.
Por favor, no os limitéis a darles cuatro o cinco lametones y bajarse abajo. Los pechos de las mujeres no son los nuestros, y sus terminaciones nerviosas son tan ricas y numerosas, y proporcionan de hecho tanto placer, que sólo me atrevería a compararlo con la estimulación que da la punta de una lengua sobre el glande masculino.
Dedicadles el suficiente tiempo como para que ella se sienta completamente a gusto, y sus pezones adquieran un cierto grado de dureza, así como un oscurecimiento de la aureola un par de tonos más de su color habitual.
Tercero: Sexo oral.
Ya expliqué en otro hilo cómo comerse un coño, de forma breve y saltándome puntos como la succión y el “tiempo de espera”, así como el mantenimiento de la líbido, pero puede valer. Cierto es que entonces sabía bastante menos que ahora. Pero básicamente se trata de comérselo bien hasta llevarla cerca del orgasmo.
He dicho cerca, no a las mismas puertas.
La forma de hacerlo debe ser lenta, aunque cada chica es un mundo y algunas requieren de un cierto ímpetu, e incluso de la introducción de dedos, pero hacerlo lentamente y llevarla cerca del orgasmo es la meta en cuestión.
Bien, no se pueden dar cifras exactas, pero yo aconsejaría parar justo antes de que le queden, aproximadamente, diez o quince segundos para correrse.
Cuando digo parar no me refiero a dejar de comérselo, sino a comérselo de forma sustancialmente distinta.
Ella ya está cerca, sólo necesita seguir por el mismo camino, pero si aun no nota el principio del orgasmo, pueden estimularse sus labios mayores y menores, así como el clítoris, de tal forma que esos diez segundos se transformen fácilmente en diez minutos.
Su nerviosismo preorgásmico será la clave para que paséis a los lametones en los labios mayores e ingles, para volver a comérselo normalmente, pero a un ritmo algo menor, más lento.
Muchos pensareis que su excitación, de prolongar esto, bajará. Pero no es así.
Los seis (u ocho) días sin orgasmos han causado cambios físicos que le impiden que se queden “frías”. Podríais parar diez minutos sin tocarla y seguiría caliente.
Su sangre está llena de progesterona y testosterona, y el centro de placer del cerebro reacciona al más mínimo estímulo.
Es una condición física ideal para ir acercándola lentamente y sin prisas cada vez más al orgasmo.
No lo convirtáis en una maratón, pero tampoco se lo deis demasiado pronto, recordad que la lentitud en hacerlo, pero sin dejar de estimularla, provocarán una desesperación brutal, pero realmente puede mantenerse así durante mucho tiempo.
Una técnica muy buena es grabar “historias” con vuestra voz, contándole las cosas que más le gustan, o cómo le haríais el amor o, si la imaginación falla, leyéndole algún relato erótico que saquéis de Internet, y que lo escuche a través de unos auriculares mientras se lo hacéis.
En esos momentos de acercamiento al orgasmo se aprecian mucho cosas como tomarla firmemente por las caderas y atraerla hacia vosotros (vuestra boca) con ganas. Acariciar suavemente sus muslos y culo si se alza de la cama, tomarla de la mano y acariciársela, pasar dicha mano por su vientre, estimular su pubis muy lentamente y de forma suave con el dedo índice y corazón, justo por encima del punto G, etc.
Cuando el orgasmo esté cerca, podéis tomarla ya libremente, volviendo a los lametones suaves y normales, o de la forma que a ella le guste (su cuerpo os lo dirá) para llevarla al orgasmo. Es interesante introducirle uno o dos dedos, siempre de forma suave al principio en la vagina, y moverlos rotativamente, para acabar intentando alcanzar con la yema el techo vaginal, así como el tejido previo al punto G, si se logra alcanzar.
Una delicada succión con los labios, pero siendo la lengua lo único que fastidie el clítoris, siempre por la zona inferior, casi por dentro de la vagina, pueden llevarla al empujón final.
Y se corre.
Bien, en ese momento debéis pasar a dar unos lametones muy pero que muy suaves sobre la zona clitoriana, sin apretar, dejando que simplemente la lengua se deslice por encima, si es posible sin usar la punta de esta, sino el centro. A su vez moveréis los dedos dentro y fuera también muy despacio, marcando un recorrido no superior a un centímetro o dos, y empujando hacia arriba con la yema del dedo corazón, en dirección al punto G.
El orgasmo de ella durará tanto como podáis mantener ese equilibrio entre lengua y dedos, alternándolo con paradas de uno o dos segundos máximo, donde dedos y lengua seguirán en contacto, pero completamente quietos, para seguir de nuevo despacio.
Si notáis que el orgasmo disminuye, volveréis a lamer con más intensidad y giraréis los dedos dentro, justo como antes de llevarla al orgasmo, pero esta vez con algo más de intensidad, para que “vuelva a correrse”, y pasaréis de nuevo a la fase de lengua y dedos en equilibrio con las oportunas paradas.
Requiere mucha práctica, lo reconozco, y yo mismo tuve que probar con una amiga, con la que lo conseguí finalmente gracias su voluntad sumisa (tuve que ordenarle fehacientemente que no se masturbara, prometiéndole el deleite de dicho orgasmo) y al propio deseo y tremendas ganas de experimentarlo.
¿Realmente dura una hora?
Si, COMO MÁXIMO, pero dura, incluso algo más si alcanzáis la maestría necesaria.
Bien, dicho esto, diré que aun no basta: ella debe tener lo que yo llamo “pautas mentales” apropiadas para que, durante el proceso previo, y durante el propio orgasmo, todo acontezca tal y como debe ser.
Previamente, debe centrarse en dos cosas:
1. No buscar el orgasmo, hacerse a la idea de que por muy desesperada que esté después de tantos días sin correrse, el orgasmo no es la meta. No debe pensar en él como finalidad.
2. Disfrutar de las sensaciones en si mismas como fin, no como medio para conseguir más. (eso es algo que siempre debe hacerse, pero aquí es difícil controlar el deseo, por lo que es importante que se sugestione de esa forma adrede).
Durante el orgasmo, cinco cosas a tener en cuenta:
1. Debe sentirse “morbosa” y pensar en el placer que siente, recreándose en él. Debe abstraerse de todo lo demás, y debe centrarse en el disfrute en si mismo, querer estar así “para siempre”
2. Evitar pensamientos que distraigan. Los más habituales son pensar “al fin me estoy corriendo”, o “¿sabrá el chico lo que tiene que hacer ahora, me lo hará bien, estará el bien, pensará que soy una zorra? Otros pueden ser completamente banales, y seguro que muchas habrán sentido, en un orgasmo normal, como no ha sido todo lo fuerte que desearían, ni ha durado lo que debería, precisamente porque en el momento en que se corren, en lugar de recrearse y disfrutar del orgasmo, piensan en otra cosa o se sienten culpables.
3. Junto a ese recrearse en el orgasmo, es positivo hacer todo lo contrario de “sentirse culpable”, que no es otro que “sentirse viciosa” o como cada una lo quiera denominar. Debe pensar que es la más viciosa, zorra, puta, morbosa (eso ya cada una, que elija el pensamiento-palabra que más le guste) de todo el mundo en ese momento (y de hecho, lo será). Y debe sentirse BIEN por ello, debe desearlo sin culpabilidades.
4. La respiración: os costará respirar y se hará involuntaria, pero en cierta medida podréis dirigirla de la siguiente manera: a) conteniendo la respiración aumentareis el placer b) respirando muy rápidamente, en pequeñas “ráfagas”, aumentareis la duración. Debéis alternar cuando notéis que el placer está en una cima aceptable para que dure, o intensificarlo cuando se baje conteniendo durante varios segundos la respiración de forma completa, mientras el chico, que notará también todo el proceso, colabora para volver a intensificarlo.
5. Y por encima de todo esto, de forma ya asumida y sin ansiedad, pero con una firme convicción, debéis aceptar que vais a conseguirlo, que vais a experimentar una hora de todo esto, y que nada en el mundo podrá pararlo. Esa auto convicción es también importante, nada de inseguridades, porque es cierto que podéis hacerlo, así pues, que sea.
Si todo sale bien, lo que sin práctica y sin la preparación adecuada por parte de los dos es difícil. Tendréis la oportunidad de dar a vuestra pareja (o experimentar en vosotras mismas), ese orgasmo de una hora de duración.
Finalmente, añadir que si bien la primera vez puede que no logréis vuestro propósito, a cada “sesión” conseguiréis cada vez acercaros más. Esta amiga que os cuento lo consiguió a la segunda vez. Creo que hoy habría podido dárselo a la primera. Así que no desesperéis, que no es una tarea imposible.
Incidentalmente, hablé en cierta ocasión con una sumisa que conocí gracias a cierta página que también practicaba esto. Ella era bisexual y tenía un Ama bastante severa. Pasó por una época de “castigo” que la llevó a un mes sin orgasmos. Cuando su ama al final le dio ese megaorgasmo de una hora (que yo siempre he llamado extasis cegador, debido a que muchas veces los ojos se ponen en blanco por el placer, y que incluso algo de saliva sale por la comisura de los labios), me comentó que fue como ser alcanzada por un rayo. Pero sinceramente, no creo que sea psicológicamente saludable llegar a esos extremos, con seis días, u ocho si no sois de mucho toqueteo, será suficiente.
Y ya está.
Sólo añadir que espero que mi hermana no esté leyendo esto.
¡Un bechi!
P.D. Sería muy de agradecer que tanto unos como otras participasen en un debate serio sobre este tema, aportando conocimientos y experiencia para mayor aprendizaje de todos, e inmenso disfrute para todo aquél que nos encontremos en nuestro devenir.