Observo con incredulidad, asombro y pena que desde que he comentado que la vida no me va muy bien se me han echado encima una serie de foreros con ganas de despellejarme vivo, sin yo haberlos hecho nunca nada. Esto me hace reflexionar sobre la vida, la condición humana y el comportamiento del individuo cuando forma parte de un grupo social o masa.
Oléis la sangre, oléis que desprendo un tufillo a gangrena, a enfermedad mortal, a debilidad. Ahora soy vulnerable y las hienas me rodean, me atacan en grupo, cobardemente. Me echáis en cara mis defectillos, mis pequeños vicios que no hacen daño a nadie, os burláis de mis necesidades, de mis penurias, de mi deambular por la vida sin rumbo fijo.
Seguid, seguid, que cuando salga de esta ya arremeteré como un animal salvaje acorralado.