En la línea de petardas al volante, mi momento
estúpida del día:
Circulando por la urbe por una vía con preferencia. Tráfico bastante denso. En el siguiente cruce sin semáforos esperan una fila de coches su oportunidad de incorporarse al torrente automovilístico de la vía por la que circulo. Delante de mí, un aventurado conductor -hombre- se cruza con agilidad aprovechando un espacio razonable entre mi vehículo y el que me precede. Tras él, una señora a bordo de un minicoche Aixam se aventura a realizar la misma hazaña, con el desafortunado resultado de hacerme frenar a mí y al que circulaba en sentido contrario a mí. La señora, paralizada por el miedo, frena enmedio de la calzada y, ni corta ni perezosa, haciendo gala de su doctorado en estupidez, comienza a gesticular de forma despectiva, en claro gesto de indignación y crítica hacia mí, el que la precedía e incluso al que circulaba en sentido contrario, que le dedicó una merecida pitada.
En resumen, que la señora se lanza en una acción para la que ni su mierda de coche, ni mucho menos ella misma estaban preparados, fracasa, crea un mini-caos paralizando el tráfico, y la culpa es de todos menos de ella. Y para más Inri se permite la licencia de ponernos a parir a todos por hacerla quedar en ridículo
Lástima que, en lugar de servidor a bordo de mi troncomóvil, no hubiera pasado Serafín Zubiri a bordo de una apisonadora. Hija de la gran puta.