Pérez Reverte y 300(cuanta verdad y mala baba:más articulos)

El Puto Brujo rebuznó:
hikaru rebuznó:
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y tú quién cojones eres: ramoncín?
anda que, ponerse ese gif en un foro friki.

TONTO DEL CULO

Me pareció más freakie que poner un castor o un gif de la edad de los 8 bits. El gif pertenece a la campaña oficial del ministerio de cultura contra la cultura, que podéis visitar si queréis reiros un rato (o no, si piensas que tus impuestos se traducen en una página marrana con vocación de pásalo que además tiene como objetivo acrecentar los beneficios de alejandro sanz.)
La intención, sobra decirlo, era y es satírica (al igual que la frase de corso, dicho sea de paso).

Como fuere, ya sea una frase o una palabra, elogiar a esa naturaleza inferior que es arturo vaaaaalls, es un error de bulto.


Hostia, ya lo abdujo
https://www.elmundo.es/elmundo/2007...cf9c7000df0e183bf25059b74b9c8303&t=1178816548
 
Ya tocaba, ¿no? :lol:

Arturo Pérez-Reverte rebuznó:
La Carrera del Erizo

Era una autovía aburridísima, desierta, sin árboles ni bares para espabilarte tomando un café; una de esas carreteras donde la aguja se queda clavada en los ciento veinte kilómetros por hora mientras entornas los ojos de tedio y sueño. Un paraje perfecto para que uno se quede torrado al volante y luego se rompa los cuernos en la primera curva, de no ser porque te mantiene en vela el continuo sobresalto de los Bemeuves que pasan zumbando por el carril de tu izquierda, a ciento ochenta o más, dándote las luces cuando adelantas a un camión, como si tuvieran mucha prisa por llegar a su pueblo y retirar a su anciana madre de trabajar en la calle.

Detesto las autovías. Es cierto que son más cómodas y seguras; y si no te quedas frito y la palmas conduciendo, llegas antes a donde quieras ir. Pero para quienes, como el arriba firmante, viajar fue durante largos años una forma de vida, esa dobles cintas de asfalto y cemento sustituyen con notable ordinariez a aquellas otras carreteras que tenían árboles y paisajes y pueblos a los lados, donde uno podía detenerse a menudo para un refresco o un bocadillo, compartiendo telenovela de las cuatro con el ventero y las moscas, o calzarse un par de cafés de madrugada entre un camionero y una pareja de la Guardia Civil. Ahora la noche no es más que una larga cinta de asfalto iluminada por tus faros, con la oscuridad y el vacío a derecha e izquierda; y si encontrar una venta durante el día ya se hace raro - todo son gasolineras con supermercado, máquina de café y vasos de plástico-, dar con una abierta más allá de medianoche es como Sofía Mazagatos leyendo el Ulises de James Joyce: posible, pero improbable. El caso es que iba el arriba firmante, como les contaba, por una de esas carreteras malditas, y de pronto me encontré con el erizo. Ignoro cual es la velocidad de crucero de un erizo adulto, pero les aseguro que aquel cortaba el asfalto de derecha a izquierda a toda leche. Hice un movimiento con el volante, intentando no pasarle por encima, y cuando miré al costado izquierdo vi que el muchacho seguía su afanosa carrera hasta la protección de la cuneta, tiquitiquití, con la misma desesperada rapidez. Por un momento imaginé su punto de vista: a ras del suelo, acojonado, teniendo ante sí la extensión negra del asfalto, equivalente para nosotros a la anchura de un campo de fútbol, una raya blanca en medio y, a intervalos, una especie de truenos violentos y mortíferos que pasan como exhalaciones infernales. Me acordé del conejo Frambueso de “La colina de Watership”, o de aquel bellísimo poema sobre el despertar de un erizo que escribió en euskera el entrañable Bernardo Atxaga. Habría querido detener el coche y volver atrás para socorrer al bicho en su peligrosa aventura - aún le quedaba la carretera del otro lado para estar a salvo- , pero no era cuestión de ponerse a maniobrar en la autovía.

De modo que seguí adelante, echando un vistazo por el retrovisor hasta que perdí de vista el pequeño y veloz puntito que se la jugaba con un par de huevos, tiquitiquití, a cara o cruz, en vez de quedarse en la cuneta, a salvo. Que llegues, le deseé. Que alcances el campo al otro lado, pequeño y valiente Erinaceus, allí donde te esperan insectos sabrosos, o lo que diablos comáis los de tu especie; y tal vez también una eriza impresionante, acogedora y tibia, mamífera como tú - incluso muy mamífera- que se abra de púas y te haga olvidar los sinsabores de la vida y te llene la madriguera de erizitos corajudos como su papi, capaces de cruzar a puro huevo las carreteras que los estúpidos hombres ponemos en vuestro camino. Sin duda ignoras, chaval, que no estás tan solo como crees estar; porque todas las carreteras y todos los rincones de todo el mundo están llenas de otros pequeñajos como tú: anónimos camaradas que corren el mismo albur, quedan despanzurrados o sobreviven, porque no se resignaron a quedarse agazapados viéndolas venir; porque salieron a cazar para su gente, o simplemente a pelear con la vida. Supongo que ahí, en mitad de ese asfalto negro e interminable como la muerte, sudoroso en tu carrera a doble o nada, te sientes miserable y vulnerable. Ojalá supieras que alguien -uno de esos hombres estúpidos que cortan árboles y construyen trampas mortales , presenció tu minúscula epopeya, y deseó que llegaras sano y salvo .

Arturo Pérez Reverte - 7 de Diciembre de 1997 - Incluido en "Patente de corso"
 
mítico :lol:

y la segunda parte, más chanante si cabe:

La carrera de la eriza

Pues me van ustedes a disculpar, pero metí la gamba. ¿Se acuerdan de aquel erizo del que les hablé hace unas semanas, el que cruzaba la autovía a toda leche entre los coches, tiquitiquití, con dos cojones? Bueno, pues no. Quiero decir que no era erizo, sino eriza. Descubrimiento que debo a algunas cartas de lectoras femeninamente correctas interrogándome sobre si desde el coche tuve oportunidad de verle los huevos al bicho. Debo confesar que no. Sé que debí hacerlo, que mi obligación era parar y mirarle la bisectriz antes de hacer tan frívolas afirmaciones. Pero qué quieren que les diga. Yo iba con cierta gana de llegar, y además la autovía no era sitio para dar marcha atrás (imagínense a un picoleto diciéndome hola buenas libreta en mano, y yo contándole algo sobre los cojoncillos de un erizo). Así que, lo confieso, no paré. Lo supuse al verlo, y punto. Luego, las cartas poniendo el dedo en la llaga me han hecho reflexionar y ver la luz. Y ahora estoy en condiciones de entonar el mea culpa afirmando que, en efecto, el erizo en cuestión podía ser tanto macho como hembra. Y que eso de que en la madriguera lo esperaban su eriza y sus ericitos supone una arriesgada, abyecta y machista suposición por mi parte. La verdad es que yo solito nunca habría caído en ello, sobre todo porque a la hora de hablar de un erizo, pues bueno; tal vez me salió de forma automática la asociación con el sexo masculino. Por más que -me apresuro a matizar- los valores a plantear en la reflexión originada por el asunto sean perfectamente extensibles a lo femenino. Aunque la verdad es que me parece una gilipollez andar matizando si el erizo en cuestión era macho con valores compartibles por las hembras o viceversa, o si era un erizo homosexual y quien lo esperaba en su madriguera era otro erizo con tatuajes. Puestos a ser rigurosos, incluso podía tratarse de un erizo solitario, que cruzase la autovía de vuelta de comprarse el Penthouse y el Private en el kiosco de la gasolinera, y tuviese la madriguera llena de púas viejas sin lavar y restos de insectos y hierbajos y cosas -he averiguado también que son omnívoros- sin recoger y sin nada. Pero no sé si eso habría templado la ira epistolar de las antedichas damas, pues tal vez atribuir actitudes de descuido hogareño exclusivamente a los erizos machos sea caer en el mismo pecado sexista. Así que no sé. A mí, la verdad, me pareció un erizo normal, de infantería. Un erizo con libro de familia. De cualquier modo, y tras esas indagaciones a las que antes aludía, hoy les ofrezco por fin la auténtica verdad sobre el erináceo: Era un erizo hembra, o sea, vale, una eriza todavía de buen ver, ligeramente ancha de caderas, de carácter emotivo, activo y secundario, que había cruzado la autovía para buscar algo que comer porque el vago y el imbécil de su marido estaba en la madriguera tumbado a la bartola, sin seguro de paro y sin nada, viendo la tele con un topo amigo suyo -ese sí he comprobado que era topo, y no topa- y hechos los dos unos cerdos de tanto fútbol y tanta cerveza. Y la eriza, que estaba de su marido y del amigote hasta los ovarios, tuvo que cruzar la carretera para agenciarse, de cara a la cena, unas trufas chachis que crecen junto al arcén del otro lado. Y volvía con la mala leche que pueden ustedes imaginar cuando estuve a punto de atropellarla, por eso corría tanto, y también corría porque había puesto unos saltamontes en el horno y se le iban a quemar si no espabilaba. Y he sabido que por fin, cuando llegó a la madriguera blasfemando en arameo, les echó una bronca de narices al erizo y al gorrón del topo, mangutas, que sois unos mangutas, que si no fuera por mí en esta madriguera no se comía caliente, yo por ahí que casi me esclafa en la carretera un hijoputa con ruedas, y vosotros aquí viendo el fútbol. Y todavía, luego, cuando se piró el topo de los cojones, después de cenar, el marido empezó a poner ojitos y a ponerse tierno, ábrete de púas, corazón. Y la eriza le dijo que de púas se va a abrir tu puñetera madre, cacho capullo, que tienes más morro que un oso hormiguero. Que encima no has sido capaz ni de preñarme en ocho años, tontolhaba. Así que por mí como si te la picotea el búho de guardia. Y luego, cuando el erizo se fue a dormir muy mosqueado, farfullando como el mierdecilla que era, la eriza estuvo un rato leyendo a Stendhal, y luego salió a la puerta de la madriguera a fumarse un cigarrillo mirando las estrellas. Un día, pensó, me lo voy a hacer con el topo. Para fastidiar a este imbécil.
 
Si es que el hijo de puta arremete contra las feminazis como nadie.
 

a veces yo mismo critico a la gente por no ver ironía o sarcasmo en un gif o frase. Si es que estoy tonto, joder

mis disculpas
 
Vaaa, no es como si me hubierais llamado Ramoncín....


Hijos de puta!!!



Va, sin acritud, le puede ocurrir a cualquiera.
 

:lol: :lol: :lol:

Desde esa palabra, que me hace gracia por motivos personales y estúpidos, no he parado de reir.

Como articulista me gusta bastante, de hecho hasta me da morbo, como escritor no tengo ni idea porque nunca he tenido un libro suyo en mis manos.
 
Pues léase cualquiera, todos están bien. Ahora, no se espere nada sesudo ni profundo. Y los finales son MALOS. Te dejan indiferente.
 
No me fío de una persona a la que le gusta Terminator 3 y Poli de guardería, sabe. Le miro de soslayo cual oriental oliendo a purín y me apartado del ordenador cuando veo que postea. Digo, éste no es trigo limpio.

¿Cuál me recomienda?
 
A mí me gustaron mucho La Piel del Tambor, La Tabla de Flandes y El Club Dumas, en ese orden. La Reina del Sur tampoco está mal, aunque agobia un poco con tanta jerga mejicana, como pasa en Cabo Trafalgar con la marinera. Y por supuesto, los Alatriste. Aunque me han dicho que el mejor es El Maestro de Esgrima, que lo tengo por ahí.
 
Clark Gable rebuznó:
A mí me gustaron mucho La Piel del Tambor, La Tabla de Flandes y El Club Dumas, en ese orden. La Reina del Sur tampoco está mal, aunque agobia un poco con tanta jerga mejicana, como pasa en Cabo Trafalgar con la marinera. Y por supuesto, los Alatriste. Aunque me han dicho que el mejor es El Maestro de Esgrima, que lo tengo por ahí.

Pues a mi La piel del tambor me aburrió sobremanera. Lo dejé por la mitad y no se como llegué hasta tanto. Con los Alatriste ni lo intenté... no me gusta mucho el tema, la verdad.
 
Yo he leído La piel del Tambor y Territorio comanche. Se leen muy fáculmente, pero no aportan nada de nada. Ygual que sus artículos periodísticos: mucha mala leche, pero ningún objetivo claro.

Pérez Reverte es un pesao, y su opinión sobre los 300 me la refanfinfla. No entiendo que haya tantos hilos en tantos subforos dedicados al tema. (Y menos entiendo aún esta necesidad que tengo de participar en todos ellos.)
 
Ustedes leen como los gays? Yo prefiero jugar a los videojuegos y ver la television.
 
Pherseo rebuznó:
Ustedes leen como los gays? Yo prefiero jugar a los videojuegos y ver la television.

como los gays leerás tú.
Yo leo tumbado en el sofá o en la cama, a veces en un sillón


Por cierto, panzi...¿como coño leen los gays?
con la cara en la almohada?


FESTIVAL DEL HUMOR ANTE LO TRISTE DEL POST PANCETIL
 
Piel de Tambor es el truñaco mas grande del universo, y eso de que al final el juanker sea la vieja no se lo cree ni su puta madre ( un viejo juanker autodidacta con los azulejos de flores, yeah )
 
En mi opinión lo único decente que tiene Reverte con forma de novela son sus libros del principio, esto es, la tabla de flandes, el club dumas y el maestro de esgrima. A estos tres se podría añadir territorio comanche.

El resto es un ñordo alrededor de un palo.
 
hikaru rebuznó:
En mi opinión lo único decente que tiene Reverte con forma de novela son sus libros del principio, esto es, la tabla de flandes, el club dumas y el maestro de esgrima. A estos tres se podría añadir territorio comanche.

El resto es un ñordo alrededor de un palo.

Léete El pintor de Batallas.
 
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