Torquemada2.0
El calzonazos del Xanadú
- Registro
- 5 May 2008
- Mensajes
- 19.250
- Reacciones
- 7.983
Qué tal shavales?
El otro día me acordé de vusotros. Desgraciadamente por quedar con unos amigos, antiguos vecinos, nos propusieron ir a la piscina municipal de Bronxtoles. La verdad es que no me hacia ni puta gracia, no bajo ni a la de mi urbanización por no compartir conversaciones insustanciales con vecinos medio gilipollas, ir a una municipal se me antojaba como un Via Crucis.
Y no me confundí. Otrora, la piscina municipal era uno de los lugares donde la mocedad disfrutaba con alborozo y alegría, lugar de obligado peregrinaje de todos los veranos. Tocar carne haciendo aguadillas a la tetuda, darte el lote tumbado en la toalla, jugar a las cartas con un bocadillo de tortilla. Esos recuerdos debían haber quedado inmaculados en la memoria. Hasta un día de hace dos semanas.
No sé por qué, pero ahí me vi, sacando entradas para la piscina municipal del Soto.
Los vestuarios ya olían raro, una mezcla entre orín y sobaca mora. Dejas tu ropa con la inquietud de si vas a volver a verla.
Pasamos y de pronto el puto horror. Si mirabas a un lao veías a 20 panchitos alrededor de altavoz oyendo reggeaton o como se diga, al otro unos moros dando toques con chanclas a un balón que regalaban con las galletas, eso cuando no había unos gitans fumando canutos mientras sus desechos genéticos sembraban el pánico. Y lo más descorazonador eran la gente normal, españoles de bien que antes iban a la piscina. Ya no hay. El remanente que queda es familias pauper que no difiere mucho de la jauría multicultural que he descrito antes.
Con la esperanza de no seguir viendo semejante panorama decidí echarme al agua. Las piscinas son las mismas que hace 40 años, la olímpica, la L y la chocolate, esta última debe el nombre a qué se dice que no era raro ver zurullos torpederos flotando en el agua.
Al agua que fui, y tampoco mejoró la cosa. Nada más meterme en laLhabía unos negros pegando unos alaridos en la zona donde no cubría, nunca les vi abandonar esa zona de seguridad. Me fui a la olímpica que hay siempre cubre, no había negros, pero si gitans bañándose con algo que no padecían bañadores porque obviamente no lo eran, encima el más choto lanzándose a bomba. Me meto a donde más cubre y me pasa uno como un motobarco pegando unas brazadas que salpicaban hasta el pueblo de Cocreto. Yo no sabía si estaba en una piscina o Twin Peaks summer Edition.
El colofón fue la comida que entra la amiga y mi mujer, hicieron unas viandas que no se las come ni el conde de Montecristo. Una hizo una tortilla de patatas más sosa que su Puta madre y mi mujer una kitsch que después de unas cuantas horas era un chicle boomer. Menos mal que había unos nachos sabor guacamole del Mercadona, que con tinto de verano Don Simón me permitieron comer algo.
Yo intenté echarme alguna siesta, pero entre el escándalo y las desechos genéticos gitans merodeando no consegui pegar ojo.
No veía el final de aquello. Me metí otra vez y esta vez hubo lol porque tuvieron que sacar a un viejo que le estaba dando un vahído. Esperanzado que iba a ver algo, al final sólo fue una bajada de tensión.
Nada más montarme en el coche, le dije a mi mujer que ni una más, cosa que ella reafirmó.
Piede que la piscina municipal sea de cierto interés para el pauper talaverano y ver mocitas marcando pezoncillos mientras el se bebe una lata de cerveza del ALDI y se come cacahuetes alesto, pero es que por lo demás es muy marrón todo.
puede que yo tenga idealizado el recuerdo del piscineo adolescente, puede que me estoy haciendo muy mayor, puede que sea un pobretaco burgués, pero es que aquello fue demencal.
Contar vuestras experiencias pisciniles y si últimamente habéis ido a alguna como la descrita por mi
El otro día me acordé de vusotros. Desgraciadamente por quedar con unos amigos, antiguos vecinos, nos propusieron ir a la piscina municipal de Bronxtoles. La verdad es que no me hacia ni puta gracia, no bajo ni a la de mi urbanización por no compartir conversaciones insustanciales con vecinos medio gilipollas, ir a una municipal se me antojaba como un Via Crucis.
Y no me confundí. Otrora, la piscina municipal era uno de los lugares donde la mocedad disfrutaba con alborozo y alegría, lugar de obligado peregrinaje de todos los veranos. Tocar carne haciendo aguadillas a la tetuda, darte el lote tumbado en la toalla, jugar a las cartas con un bocadillo de tortilla. Esos recuerdos debían haber quedado inmaculados en la memoria. Hasta un día de hace dos semanas.
No sé por qué, pero ahí me vi, sacando entradas para la piscina municipal del Soto.
Los vestuarios ya olían raro, una mezcla entre orín y sobaca mora. Dejas tu ropa con la inquietud de si vas a volver a verla.
Pasamos y de pronto el puto horror. Si mirabas a un lao veías a 20 panchitos alrededor de altavoz oyendo reggeaton o como se diga, al otro unos moros dando toques con chanclas a un balón que regalaban con las galletas, eso cuando no había unos gitans fumando canutos mientras sus desechos genéticos sembraban el pánico. Y lo más descorazonador eran la gente normal, españoles de bien que antes iban a la piscina. Ya no hay. El remanente que queda es familias pauper que no difiere mucho de la jauría multicultural que he descrito antes.
Con la esperanza de no seguir viendo semejante panorama decidí echarme al agua. Las piscinas son las mismas que hace 40 años, la olímpica, la L y la chocolate, esta última debe el nombre a qué se dice que no era raro ver zurullos torpederos flotando en el agua.
Al agua que fui, y tampoco mejoró la cosa. Nada más meterme en laLhabía unos negros pegando unos alaridos en la zona donde no cubría, nunca les vi abandonar esa zona de seguridad. Me fui a la olímpica que hay siempre cubre, no había negros, pero si gitans bañándose con algo que no padecían bañadores porque obviamente no lo eran, encima el más choto lanzándose a bomba. Me meto a donde más cubre y me pasa uno como un motobarco pegando unas brazadas que salpicaban hasta el pueblo de Cocreto. Yo no sabía si estaba en una piscina o Twin Peaks summer Edition.
El colofón fue la comida que entra la amiga y mi mujer, hicieron unas viandas que no se las come ni el conde de Montecristo. Una hizo una tortilla de patatas más sosa que su Puta madre y mi mujer una kitsch que después de unas cuantas horas era un chicle boomer. Menos mal que había unos nachos sabor guacamole del Mercadona, que con tinto de verano Don Simón me permitieron comer algo.
Yo intenté echarme alguna siesta, pero entre el escándalo y las desechos genéticos gitans merodeando no consegui pegar ojo.
No veía el final de aquello. Me metí otra vez y esta vez hubo lol porque tuvieron que sacar a un viejo que le estaba dando un vahído. Esperanzado que iba a ver algo, al final sólo fue una bajada de tensión.
Nada más montarme en el coche, le dije a mi mujer que ni una más, cosa que ella reafirmó.
Piede que la piscina municipal sea de cierto interés para el pauper talaverano y ver mocitas marcando pezoncillos mientras el se bebe una lata de cerveza del ALDI y se come cacahuetes alesto, pero es que por lo demás es muy marrón todo.
puede que yo tenga idealizado el recuerdo del piscineo adolescente, puede que me estoy haciendo muy mayor, puede que sea un pobretaco burgués, pero es que aquello fue demencal.
Contar vuestras experiencias pisciniles y si últimamente habéis ido a alguna como la descrita por mi
Última edición: