La noche de los viernes irradia una especial magia: no sólo como fiesta, sino como anticipación de la noche del sábado, que solo es el umbral de un día venidero bastante deprimente.
¿Cuando se convirtieron en odiosos e insoportables esos dos contextos nocturnos que otrora fueron el centro de la semana, dionisíaca culminación del ciclo de 7 días?
Tal vez cuando las energías de cazador fueron menguando. Cuando, de manera clara e indeleble, comprendiste que ahí afuera no había nada para ti.
Ahora, tras miles de noches malgastadas, te niegas a sumarte al jolgorio, a pasear tus canas y tu desencanto entre gente más joven, que tira su tiempo y dinero a la basura como tú hacías antaño. Sabes que lo máximo que podrías obtener, tras muchos esfuerzos y humillaciones, sería frotar tu polla contra un desecho femenino inutilizable. Cuando eras más joven, a veces obtenías presas de cierta entidad, pero de forma muy esporádica y a un alto precio de tiempo y paciencia...
Fuiste cambiando los bares de copas por alegres cenas con los amigos. No estaba mal. Pero se fueron emparejando, reproduciendo, distanciándose, como si una invisible mano os fuese empujando a trayectorias divergentes. Poco a poco, fueron convirtiéndose en semiextraños a los que ya no añoras ni casi guardas afecto.
Has aprovechado la tarde del viernes y la mañana del sábado: has comprado libros, hecho deporte, ido a la playa. Parece que casi has salvado el fin de semana, pero cae el crepúsculo...
Te dices a ti mismo que podrías leer o ver una película, como si fuese la tarde de un martes. Pero tus sentidos no se dejan engañar: a través de los cristales te llega amortiguado el tráfico, el jolgorio. Poco a poco, la sensación de alienación te invade. No quieres sentarte sólo en un restaurante rodeado de gente acompañada, en Internet no hay más que la basura de siempre. No hay nadie ni nada para ti, en ninguna parte. Puedes paliar algo la soledad contratando a una puta. Pero sabes que después de descargar en su venal cuerpo de alquiler te sentirás peor todavía.
Llevo años sin poder despejar la incógnita de esta ecuación. No hay ninguna solución válida.