usuariodeputalocura
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Supongo que todos hemos tenido en las cercanías sociales a algún tonto. Mas de lo normal, quiero decir. Mas que nosotros mismos que ya es bastante. Ese chaval que tardaba mas en coger los chistes si llegaba a ese triunfo. Estos que terminan no fiándose ni de su puta madre por que los "amigos" lo tienen como objetivo de toda clase de putadas según se les van ocurriendo. Vale. Imaginad ese ser a los 12-13 años y con el extra de hermana unos años mayor, guapa, pelín guarrona y con las tetitas adolescentes recien incorporadas al interés de la chavalería del barrio.
Tarde otoñal. Plaza de pueblo cualquiera. 5 niñatos cansados de caerse de los monopatines reposando en un banco y hablando de la hermana de la criaturita del párrafo anterior. En esto uno comenta que le debe de saber el coño a fresa y su hermano, presente, confirma. No todo el mundo está de acuerdo. Polémica abierta. Unos piensan que el sabor será sublime -mejor, incluso que un helado del sabor preferido- y otros que comerle el chochete a la chica es lo mas parecido a meter la lengua en una bosta de vaca. Bandos enfrentados e irreconciliables No recuerdo cómo, ni quién sentenció que la unica forma de resolver la cuestión era efectuar una prueba empírica. Lamer directamente el objeto de estudio o algo que tenga el suficiente contacto en tiempo y forma con ese objeto.
Tras unos instantes de silencio y el paso de una Derbi Variant revientasiestas surgió lo invetable: Había que conseguir una compresa de la hermana del tonto. Lógicamente el soldado mas indicado para tal misión era el mismo tonto y así se le encomendo. Ni insistirle hizo falta. Recuerdo al chaval corriendo hacía el bloque de pisos dónde vivia antes de que se le terminara de pedir el favor.
-¡Usada! ¡Nueva no la traigas!- le gritó uno de los chavales.
Veinte minutos después. Aún tarde otoñal. Descampado con campo de futbol improvisado gracias a cuatro piedras gordas. Había que decidir quién realizaba la cata. Estoy seguro que todos estábamos deseosos de acercarla a nuestros morros y aspirar profunda y avariciosamente lo que la compresa quisiera regalarnos. Pero chupar es otro cantar. El tono levemente amarillento en una mancha que tenía no invitaba a la degustación. Oficialmente nadie quería probar aquello. Ni siquiera los que habían defendido que era una delicia unos minutos antes. Al final, como no, le tocó al tonto que asumió su destino cuando se le comentó que al ser entre hermanos las posibles enfermedades presentes en la compresa ya estarían en él mismo por lo que no corria ningún riesgo. Estoy seguro que mas de uno de los presentes, aún hoy día, creen que ese argumento es verdad.
El Tonto recelosamente extendió su lengua como una felatriz de vídeo porno que espera el brote de semen final. Se restregó con suavidad la compresa y cerró la boca. Todos miramos espectantes.
-Está rico...- Y le dió otro lametón.
Aquello provocó un frenesí de deseo. Todos queríamos probar aquello. Pero el tonto, pese a su condición, vió una oportunidad comercial. Y reclamó veinte duros. Como si alguien llevara encima tal cantidad. Eran tiempos del Street Fighter II. Hacía mucho que ningún chaval conseguía acumular cien pesetas en ese barrio. Así que cada uno echó mano de lo que disponía en los bolsillos. 0, una pelusa, 15 y 55 fueron las ofertas. Lógicamente ganó la mas alta que se llevó inmediatamente el tesoro a su casa lo mas rápido que pudo. No quiso compartir, ni siquiera a modo de espectáculo.
El tonto logró completar el Street Fighter II con Blanka gracias al dinero extra invertido en continues. Hubo gran regocijo.
Años mas tarde rememorando el acontecimiento con algunas cervezas en el cuerpo, el tonto, desveló que ese día no encontró compresa alguna de su hermana. Pero de su madre si. Una mole enorme a lo ancho cual Falete distorsionado panorámicamente que no quiero imaginar lo que albergaría entre los pliegues y repliegues de su entrepierna. Colgajos de carne que asomaban por debajo de las batas que solía llevar.
El comprador, ignorante de esta última confidencia, aún mantiene que la compresa realmente sabía bien. Sin dar mas explicaciones. Hoy día es chef en un hotel de 5 estrellas.

A mi es que eso de comer coños... tiene que ser una una doll de esas o una humana que lo parezca. Lo hice una vez nada mas y a la siguiente me dijo que lo dejara, que luego le dejaba mal aliento en el chocho.