CRÍTICA DE CINE
El Adrian´s
Antonio Boñar
Hace poco, en una de esas listas a las que tan aficionados son los americanos, se valoraban las frases más célebres de la historia del cine. Pues bien, en el puesto ochenta se encontraba aquel grito desgarrador de Rocky al terminar su primer combate contra Apollo Creed: "Adriaaaannnn". Ha pasado mucho tiempo desde que Stallone apareciera en Hollywood con la historia de este sencillo boxeador de Filadelfia bajo el brazo. Y gracias al éxito de esa primera entrega (la cinta ganó los oscars a mejor película, director y montaje), él se convirtió de la noche a la mañana en una estrella y su personaje en el protagonista de una saga que ha durado hasta hoy, treinta años y seis películas después. ¿Y qué es lo que nos encontramos hoy? Pues han cambiado algunas cosas, por supuesto. Para empezar, Rocky tiene sesenta castañas y es un hombre viudo que echa de menos a su querida Adrian. Regenta un pequeño restaurante en el sur de Filadelfia (el Adrian´s, no podía ser de otra manera), donde el mayor reclamo es su presencia y donde se dedica a recorrer las mesas contando batallitas a los clientes. Está su hijo, un aspirante a ejecutivo cuyo drama personal es que la sombra de su célebre padre no le deja emprender el vuelo. También nos encontramos a un histórico de la saga, Paulie, el hermano díscolo pero entrañable de Adrian. Y por último aparece un nuevo personaje femenino, Marie, que poco a poco ablandará el corazón de Rocky. Y con estos retales ha hecho Silvester Stallone una película que entronca espiritual y formalmente con la primera de la saga. Una cinta que no vende pretensiones de gran drama y que consigue entretener con su apuesta sencilla y esquemática. Porque todo va por el libro en este filme. Me explico. Algo más de una hora de metraje en la que vemos cómo Rocky echa de menos a Adrian y habla con su hijo, con Marie, con Paulie... Luego llega el desafío, y después, sí, lo que se imaginan, la melodía que tienen en la cabeza, el chándal gris y a correr y subir escaleras. Y para terminar, el combate. Nada nuevo, pero funciona.
Tengo algún amigo que siempre se ríe cuando utilizo la palabra digna u honesta para referirme a una cinta, por aquello del tópico. Pero en este caso he de decirlo: Rocky Balboa es un trabajo digno y honesto