Bueno, aunque sea sin el beneplácito de mundele os voy a contar la:
HISTORIA DE JUANITO
Nombre ficticio para salvaguardar la privacidad del protagonista
DESCRIPCIÓN Y PRELIMINAR:
Juanito tiene 30 años y es virgen. Es introvertido, canijo, feo, achapardao, lleva unas gafas como las del jefe de policía en Starky y Hutch y tiene unos pelos en la espalda asín de largos: ----------------------------------------
Pero lo peor de Juanito -que es un ser cándido con unos conocimientos culturales un tanto superiores a la media- es su voz: suena estridente, como de pito, parece una mala imitación humorística, y no tiene ni puta idea de tratar con mujeres, se siente a priori rechazado.
Juanito ha sido profesor de inglés en un colegio, y los alumnos se reían de él. La única mujer que se ha interesado por él es de bilbao, perroflauta, delgada como un insecto-palo y lívida con cara de cadáver.
Cierta noche me lo presentó un amigo común, y al contarme promenorizadamente su vida y hazañas le dije a Juanito: "oye, que nos vamos de putas, ¿te vienes?"
-No, yo es que... ya me he masturbado hoy.
-Pues mejor, así aguantas más.
Y, asombrosamente, al saberse respaldado por un putero con cierta experiencia, dijo que tenía que ir a sacar dinero antes, pero que sí que se venía con nosotros.
CARIBE, II y I:
Total, que salimos los tres, Juanito para en un BBVA y saca 100 leuros (ya llevaba 15 en la cartera), y el insensato se lo mete todo en el mismo sitio. Yo le advierto que separe el dinero, bla bla bla, viéndome venir que con la cara de tonto que tiene la puta le podía robar 115 euros por un cuarto de hora.
Salimos para el Caribe II -un sitio de Salamanca donde no hay mal ganao-, y putada, estaba cerrado. Pedimos indicaciones para ir al Caribe I, y al cruzar la cortina para entrar al pub nos asalta un olor mitad ano sucio mitad raticida, y vemos a tres prostitutas, sudamericanas, con malformaciones físicas evidentes, tumores en sitios extraños, piel color agua de alcantarilla, en fin, los más feo que he visto en mi puta vida:
Una estaba con el móvil, tenía las piernas cruzadas y le salían unas lorzas colgantes que no tenían lógica anatómica, llenas de varices. La otra estaba limándose las uñas rojo-puta que tenía, y la tercera, lo juro, estaba DURMIENDO sobre la barra del garito. Por supuesto, no había ni un puto cliente.
En cuanto salió la camarera (que tenía una pinta de travelo que parecía la Veneno pero sin tetas), le dije a Juanito que nos fuéramos de allí, que él se merecía estrenarse con algo mejor.
POR FIN UN SITIO DECENTE:
Un poco desmoralizados, entramos en otro sitio llamado Top Secret, con buen ambiente, gente tomanda farla, gitanillos, música cutre de bar de carretera y un harén de señoritas bien escogido: había una negra, una china, una española, rubias, morenas, gordas, flacas... una buena selección, vamos.
Nos vamos a la barra y nos pedimos tres putas Coca-Colas. Yo le voy diciendo a Juanito que mire si le gusta alguna, pero, asombrosamente, no se atrevía ni siquiera a mirar a una puta a los ojos. Cuando alguna puta le ponía el ojo encima Juanito agachaba la cabeza como un niño pequeño avergonzado.
Yo le dije que invitara a la que le gustara a algo de beber. No quiso. Allí la gente no paraba de trajinarse a las guarras esas, fumar platas y esnifar y él no se atrevía a pagarle un ron a una puta.
Yo y mi colega le animábamos, le decíamos que no estuviera nervioso, que esas señoras estaban acostumbradas a tratar con todo tipo de gente, etc, pero el tío no a lo más que aspiraba era a que le olieran los calzones a mierda, tan nervioso que después de pagar 5 euros por una Coca-Cola ni se acordó de ella.
DESENLACE:
A punto de cerrar, una de las putas, española rubia de buen ver, se nos acercó y nos preguntó si queríamos algo -porque nos veía, con razón, apartados e indecisos-. Yo le dije que mi colega Juanito había venido para pillarse alguna jaca, y ella se le acercó, se le puso delante, y Juanito se encogió y acartonó, se quedó blanco y paralizado.
La puta le decía, con mucho tacto, "¿tú qué quieres?", y Juanito no respondía, "¿Te apetece pasar un buen rato?" "...", "¿Tienes miedo? ¡No te voy a morder!" "...", y lo único que hizo al final la puta, desesperada, fue acariciarle la cara como aun perro para compadecerse de él e irse a recoger su bolso.
Retomemos: Juanito, 30 años, virgen, no folla ni en un puticlub con 115 euros en el bolsillo y tiene miedo de mirar a una puta.
Yo salí un tanto mosqueado, porque había pensando que el hijodeputa iba a pillar esa noche, y porque pagar 5 euros por una Coca-Cola está bien si te vas a tirar a una guarra luego, pero así a secas no.
Juanito estaba agobiado, confuso, humillado.
A día de hoy, evidentemente, sigue siendo virgen y no sé hasta cuando lo será, o siquiera si dejará de serlo.