Crítica de la peli:
Si algo deseábamos los aficionados a la saga Terminator era ver de una vez por todas la guerra entre los humanos y robots en pleno esplendor. Las pequeñas pinceladas mostradas en las anteriores entregas nos hacían ver que la continuidad de la saga estaba ahí: en el futuro. Los espectadores no queríamos ver más robots del futuro viajando al pasado tratando de eliminar (o proteger) a alguno de los personajes para así evitar (o no) la futura guerra entre ambos bandos. Ahora, por fin, ese futuro ha llegado.
En un primer momento la gente puso el grito en el cielo al conocerse la noticia de que McG, director de ‘Los Ángeles de Charlie’ y su secuela, iba a ser el director. Los más pesimistas ya se imaginaban a un John Connor emulando a Cameron Diaz y bailando rodeado de un coro de T-800 mientras se pegaba azotes en el culo. Sin embargo, pese a que ‘Los Ángeles de Charlie’ puedan gustar más o menos, lo que demostró McG en ellas es que maneja la cámara como pocos. Es un director con un enorme talento y, de hecho, la persecución por el desierto (que comentaré un poco más adelante) es una de las mejores escenas acción de la historia del cine.
Una vez escogido un director apropiado para la película, la tarea principal era buscar un protagonista carismático para interpretarla ya que esta película tenía un problema añadido: la ‘ausencia’ de Schwarzenegger en ella, auténtica referencia de la saga. Ello les llevó a contratar a Christian Bale para ponerse en la piel de John Connor. El actor galés cumple su cometido con nota. Se desenvuelve como pocos en las películas de acción, ya sea enfrentándose a Dragones en un Londres apocalíptico o convirtiéndose en el caballero oscuro para la suerte de los habitantes de Gotham. Se mete en la piel de John Connor, un héroe (o profeta) para los miembros de la resistencia. Un hombre atormentado por la responsabilidad que lleva sobre sus hombros pero que no le impide tratar de cumplir con la tarea que tiene encomendada desde que nació: acabar con Skynet.
Sin embargo, John Connor tiene un papel secundario en esta entrega. De hecho, ni siquiera es el número uno en la lista de los ‘más buscados’ por las máquinas. Ese dudoso honor lo ostenta Kyle Reese, su padre, quien viajará posteriormente al pasado tratando se salvar a su madre. Las máquinas, conscientes de que si eliminan al padre de Connor antes de que este nazca, tendrán sus problemas resueltos. Pese a ello, Kyle Reese también es otra pieza secundaria en este rompecabezas. El eje central que da sentido a esta entrega es el misterioso Marcus Wright, un hombre condenado a muerte en 1999 que aparece en 2018 sin recordar nada de lo sucedido.
‘Terminator Salvation’ toma como base las dos primeras entregas olvidándose del tono cómico-festivo-casposo de la tercera entrega. El futuro en ’Terminator Salvation’ es un lugar oscuro, sombrío y desolador. Su atmosfera apocalíptica casi se puede sentir gracias a la fantástica fotografía de Shane Hurlbut. Mientras que la resistencia sobrevive como puede, las máquinas han evolucionado hasta límites insospechados. La escena del desierto que antes comentábamos es un prodigo técnico a todos los niveles. La aparición de la colosal cosechadora de humanos y como de ella, a modo de piezas de mecano, surgen nuevos Terminators para la posterior persecución es impresionante. Todo ello rodado con un ritmo frenético donde McG da lo mejor de sí mismo.
Como era de esperar la película tiene sus pequeños homenajes: John Connor diciendo ‘¡Volveré!’ a sus hombres, la lucha contra el T-800 en la base de Skynet o el pseudo-guiño a James Cameron y su ’Piraña 2’ con el ataque de los bichos acuáticos.
Aun así ‘Terminator Salvation’ no acaba de ser redonda al tratar de ser demasiado emotiva con el espectador (Kate Connor embarazada, la niña sin habla, la relación Marcus-Blair, los discursos radiofónicos de John…). Emotividad que roza lo cursi en su epílogo que perfectamente podría haberse resuelto de otra forma.
En definitiva, ‘Terminator Salvation’ es el lavado de cara que necesitaba la saga. Una saga que vuelve con más fuerza que nunca y que promete seguir entreteniendo en los próximos años.
Lo Mejor: La dirección de McG.
Lo Peor: Un final demasiado blando.