Buenas tardes.
En la época del colegio, coleccioné cromos de Candy Candy, La vuelta al mundo el 80 días de Willy Fog, David el gnomo, Osos amorosos, Los pitufos, D'arcatan y los tres mosqueperros, Los Diminutos, y alguna más que olvidaré. Solía cambiarlos en la Plaza de los listillos los domingos.
También recuerdo haber coleccionado hojitas de colores y dibujos, así como cartas, y las cambiábamos en el colegio.
Por otro lado, me gustaban las gomas de borrar Milan. Cuanto más gastadas y redonditas, mejor. Solía tener varias en el estuche, y no me importaba cambiar una nueva. Tuve una bolsa con canicas de cristal, en la que contaría más de cien.
Otra cosa que me gustaba, eran los chinitos de la suerte, y las pulseras de hilo. Así como chapitas y pines. También junté llaveros, y con las mismas, se los regalé a un familiar.
Más tarde, me dio por juntar horquillas de colores, pincitas y gomas del pelo, en general. No sé ni para qué, puesto que cuando a alguna amiga o prima le gustaba alguna, se la regalaba.
A éstas, se siguieron lápices perfiladores, sombras, esmaltes, labiales, y geles de frutas de Yves Rocher. Pasaba igual que con las horquillas.
También hubo una época que me gustaba juntar pendientes y anillos de plata. Con pegatinas, entradas de discotecas e invitaciones (todas de sesiones "ligths"

), me forré varias carpetas.
Después, procuré no juntar demasiadas cosas. Aunque sí me gustaban los sellos usados (con el matasellos), y las postales. Guardo entradas de museos, exposiciones y teatros, así como recortes de periódicos de algunas noticias, y planos de metro. También algunos calendarios pequeños. Lo que sí aumento en una caja, son montones de tarjetas de restaurantes, bares y locales. Más que nada por las direcciones y teléfonos. ¡Ah, y bolígrafos! Hace años que no compro uno, y creo que tardaré en gastarlos.
Esto me recuerda que tengo que hacer limpieza de armarios y trastero.
A mi también me gustaría, aunque dudo que utilizase una sola habitación para ello, en los pisos actuales.
No colecciono libros, aunque es cierto que tengo para leer de por vida. Algunos me los han regalado familiares, y dan miedo tocarlos. Parece que se vayan a romper. Otros tantos los he comprado en ferias, así como en la Casa del Libro, en la Cuesta de Moyano y en El Rastro.
Procuro no adquirir más. Aún tengo cajas de cartón empaquetadas en el trastero. Aunque es complicado no picar con alguno.
Muchos los he leído, y alguno, releído. La mayoría aún están por leer, pero los adquirí tras leer ciertas críticas de ellos.
Si quisiera leer alguno actual, se lo pediría a familiares y amigos.
Y algo que me jode de los libros y Cd's, es que parece que se olvidan de devolverlos.