Werther rebuznó:
María tuvo que partir a Valencia para cursar filología clásica.
Si estudia eso ha de ser bella, inteligente y melancólica. Y gran mujer, en todo caso.
Leer las líneas de Werther me ha hecho recordar algo.
Hace poco leí en una novela (omitiré título y autor para no desvelar parte del argumento) que una bella joven rubia y de ojos azules llevaba enamorada desde su adolescencia de un compañero de instituto que la contemplaba con ojos fraternos e indiferentes a sus encantos. Ella también le pasaba los apuntes y se sentía en el séptimo cielo cuando ambos quedaban para estudiar. Él, uno de los dos hermanos protagonistas y que está desprovisto de todo deseo sexual a lo largo de las páginas, siempre la vio como una amiga.
Finalmente, al cabo de un par de décadas, vuelven a encontrarse y durante la noche llegan a pertenecerse (afortunada expresión para referirse a lo que uds. ya se imaginan y que copio de uno de mis autores predilectos).
El idilio, tan breve, no acaba bien, repentinamente aparece la Parca y se lleva a la chica de modo particularmente triste. Amargo premio para un amor tan constante.
Ojo, no piensen mal, que no estoy diciendo que Werther se haya inspirado en alguna obra para su historia pues ya saben que la Realidad siempre supera a la Ficción más imaginativa.