stavroguin 11
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Un reflote más de este hilo Ave Fenix que nunca tiene tierra suficiente encima para descansar en los nichos del foro.
Decía un Académico de la RAE (creo que Francisco Rico), lector del Quijote con cadencia anual, que envidiaba profundamente a quienes no lo habían leído nunca, porque así podían paladear el placer de descubrirlo por primera vez.
A mí me pasa lo mismo: curtido en mil batallas con el paso de los años, marcado por secuelas físicas y metaforicas inherentes a la actividad, de vuelta de muchas cosas que antaño me parecían utopicas, rejuvenezco cual quinceañero acneico (que no apneico) al leer la emoción del principiante, del que ve con ojos nuevos y fascinados un mundo ya habitual para un servidor, del que sufre la primera otitis, los nervios del crepúsculo previo, la primera sensación de ingravidez, los miedos del problema sobrevenido, la felicidad del que encuentra lo que parecía imposible luego de años de rutinas pueriles...
Amigo Kazuya, lo que ha vivido estos días quedará grabado con hierro candente en sus circunvoluciones cerebrales. Habrá profundidades mayores y bancos de peces mucho más impresionantes, pecios, escualos, nocturnas y cuevas. Pero las nuevas emociones nunca borraran la experiencia iniciatica. Quedará con letras de oro en la portada del libro que acaba de abrir en su vida: una narración en la que el aburrimiento, el adocenamiento, el conformismo y la rutina no tienen cabida, y en la que la valentía, la emoción, el reto y la novedad forman la línea conductora. Conocerá gente original e interesante, con la que descubrirá que los lazos que crea una inmersión no tienen nada que ver con los de un compañero de tute o de fútbol sala. Pero nunca se olvide de lo que ha intuido ahora: como en un duelo de spaguetti western, el asunto es solo entre el mar y usted.
Decía un Académico de la RAE (creo que Francisco Rico), lector del Quijote con cadencia anual, que envidiaba profundamente a quienes no lo habían leído nunca, porque así podían paladear el placer de descubrirlo por primera vez.
A mí me pasa lo mismo: curtido en mil batallas con el paso de los años, marcado por secuelas físicas y metaforicas inherentes a la actividad, de vuelta de muchas cosas que antaño me parecían utopicas, rejuvenezco cual quinceañero acneico (que no apneico) al leer la emoción del principiante, del que ve con ojos nuevos y fascinados un mundo ya habitual para un servidor, del que sufre la primera otitis, los nervios del crepúsculo previo, la primera sensación de ingravidez, los miedos del problema sobrevenido, la felicidad del que encuentra lo que parecía imposible luego de años de rutinas pueriles...
Amigo Kazuya, lo que ha vivido estos días quedará grabado con hierro candente en sus circunvoluciones cerebrales. Habrá profundidades mayores y bancos de peces mucho más impresionantes, pecios, escualos, nocturnas y cuevas. Pero las nuevas emociones nunca borraran la experiencia iniciatica. Quedará con letras de oro en la portada del libro que acaba de abrir en su vida: una narración en la que el aburrimiento, el adocenamiento, el conformismo y la rutina no tienen cabida, y en la que la valentía, la emoción, el reto y la novedad forman la línea conductora. Conocerá gente original e interesante, con la que descubrirá que los lazos que crea una inmersión no tienen nada que ver con los de un compañero de tute o de fútbol sala. Pero nunca se olvide de lo que ha intuido ahora: como en un duelo de spaguetti western, el asunto es solo entre el mar y usted.