naxo rebuznó:
LOLASO
¿Para qué coño necesitan sanitarios e ingenieros?
La gente que yo conozco que lo practica son, sobre todo, tías.
Madre del amor hermoso. Al último pongo mi cuello a que lo conozco. Y si no es él, es clavado y tiene la misma pinta de gordo gilipollas flipado. Esta gente es muy tremenda, se creen militares, le gusta el rollo militar pero no se les pasa por la cabeza meterse en el ejército ni nada parecido.
Tengo yo una anécdota curiosa con esta gente. No sé si con este grupo en concreto o con otro. El caso es que hice una colaboración con la Universidad de Granada, para la Escuela de Arquitectura. Uno de los temas de Proyecto Fin de Carrera iba a ser la remodelación de una antigua fábrica cementera en Atarfe. Parece ser, y ya me habían avisado, que aquel entorno de forjados rotos, ventanas con cristales estallados y el aspecto general, gris y desértico, se la ponía dura a estos subseres y por allí que se iban algunos fines de semana. La frase textual fue:
"parace ser que por allí a veces van los frikis gordos estos que se compran pistolitas y se creen militares, ten cuidao no te vayan a manchar la ropa de colorao". Pues para allí que me voy yo con mi señora, que siempre se viene a estas cosas, el perro y dos becarias.
Aquello es una inmensidad de descampados y ruinas de edificios con escaleras medio derruidas que no llegan a ningún lado, cubas de cemento vacías y cosas por el estilo. Vamos, que mola mucho. Como había que tomar medidas, hacer algún dibujo a mano y fotos, estamos allí sobre las 8 de la mañana de un otoño frío y no veo a nadie, así que digo,
pues los pancetas no han venido. Total, que le digo a cada becaria cómo nos organizamos el trabajo, yo me quedo con una parte y le digo a mi señora que haga lo que quiera, pero que no se pierda demasiado por si tiene que ayudar a medir o lo que sea.
Yo me subo a lo más alto de la torre más alta, para echar fotos y mirar a las becarias que tienen un golpe y veo venir, por fuera unos coches. Los pancetas, y claro, me entra la risilla pero me callo. Salen, hablan un rato entre ellos, se dividen en dos grupos y echan a correr cada uno por su lado. El espectáculo de ver correr a 20 gorditos pinchauvas que en su vida han hecho deporte cargados con ropa militar de abrigo y armas de simulación es de lo más cómico que he visto en la vida. Se esconden, unos cerca de lo que era un edificio administrativo y otros en unas toberas de arena. Y empiezan a moverse: andando en cuclillas; haciendo hasta volteretas para pasar de un escondite a otro, bueno, volteretas por llamarlo de alguna forma, desparramándose por el suelo sería más ajustado a la realidad; haciéndose señales con los dedos como si fuera un despliegue militar en busca del mayor terrorista conocido.
Total, uno de los grupos visiona a las becarias que están midiendo uno de los patios. Dos chicas muy monas, una morena de 1,70 y largos bastante exuberante y la otra más menuda, morena también y de aspecto más aniñado. El jefe del grupo, un pancetas con una especie de ropa militar de pelos que le cubre todo el cuerpo como si estuviera en Siberia, pone cara de WTF pero hace un gesto al resto de la compañía que se despliega rodeando la posición de las chavalas. Yo me lo veía venir, y ya había avisado a las muchachas de que algo así podía pasar, no tan así, pero sí que podían toparse con chicos que disparan
pistolillas de aire comprimido.
Las cercan y el pancetas líder se incorpora y grita CIVILES, ESTÁN EN UN TERRITORIO EN CONFLICTO, ¿QUÉ HACEN AQUÍ? Las chicas que se quedan paralizadas porque hay como 10 gordos en traje militar apuntándoles con armas bastante realistas. Mi señora que estaba por ahí dando vueltas que lo oye y se asoma. Yo, sigo despollado, claro. Mi señora que azuza al perro, que no mide más de 15 cm del suelo a por el pancetas y le dice,
tú, gordo picha corta, ya estás bajando la pistolita o te suelto una hostia que te avío. Las becarias que les da por reír, y el otro líder, con un matojo de ramas sobre un casco de camuflaje se asoma por la ventana y dice
ah, ¿que esto no es parte del juego?. Y yo que seguía partido la polla en las alturas. Mi señora que le explica lo que estamos haciendo y por qué no podían jugar hoy allí.
Si el capullo de mi novio aparece, os enseñará la documentación. Aparecí, que esa noche quería follar y no era plan de mosquearla en exceso, enseñé los pepelitos del Ayuntamiento la Universidad y su puta madre y les dije que, para no joderlos, me dieran el tlf de alguno para que nos fuéramos turnando los edificios en los que estaríamos, que así podríamos nosotros trabajar y ellos jugar. Y en eso quedamos.
Fue divertido, porque en las fotos que tomé de los edificios siempre había un gordo pancetas de fondo saltando o colándose por una ventana.