LA ALIMENTACIÓN SEGÚN LOS GRUPOS SANGUÍNEOS (IV):
Grupo A: el agricultor
Si el grupo sanguíneo 0 lo identificábamos con el hombre de Cromagnon el individuo del grupo A corresponde al hombre de Neanderthal. Se supone que este tipo de sangre surgió entre los años 25.000 y 15.000 a.C en algún lugar de Asia o de Oriente Medio para dar respuesta a las nuevas condiciones de vida y medioambientales del momento. El hombre de la Edad de Piedra, genéricamente del grupo 0, era cazador hábil puesto que su subsistencia y sus posibilidades de sobrevivir ante otros predadores dependían de ello. Sin embargo, el aumento de la población y de rivalidades por el sentido de la posesión territorial hizo disminuir las áreas de caza lo que obligó a movimientos migratorios en busca de alimentos. El grupo 0 se extendió y creció por lo que, ante la escasez de la caza, tuvo que buscar otro tipo de dieta con la que poder abastecerse. De matar animales aprendió a domesticarlos para vivir de ellos y aprendió también a plantar, dicho de otro modo, la agricultura y la ganadería pasaron a ser el modo de vida de una sociedad más sedentaria.
Este cambio tan radical, tanto en la dieta como en el medio ambiente, comportó una mutación en los sistemas digestivo e inmune de los antiguos cazadores que vieron como su organismo se volvía más resistente a infecciones comunes y se adaptaba para poder digerir los productos agrícolas y los granos que ellos mismos cultivaban. Ante la necesidad de sobrevivir acababa de nacer, en el periodo Neolítico o Nueva Edad de Piedra, el grupo sanguíneo A.
Los individuos de aquella época se establecieron en grandes comunidades agrícolas permanentes en las que unos dependían de otros y en las que el alimento dejó de ser una fuente inmediata de nutrición para convertirse en algo que había que sembrar, cultivar y planear entre todos. Si los nativos del grupo 0 se basaban en el “yo sobrevivo” y se caracterizaron por el cambio, los del grupo A pasaron al “yo me protejo” bajo la característica del control.
Con estos antecedentes no es difícil imaginar que la dieta que mejor se adapta al grupo sanguíneo A es la vegetariana, exenta de proteínas animales, puesto que su aparato digestivo recuerda a aquellos antepasados que se alimentaban de sus cultivos y por ello necesitaban menos ácido gástrico en sus estómagos para digerir los alimentos que los carnívoros del grupo 0. Metabólicamente hablando podría decirse que el tipo A es, en muchos aspectos, lo opuesto al tipo 0; mientras que al comer carne el metabolismo de los 0 se acelera y la quema como combustible energético el de los A la procesa más lentamente y la acumula como grasa. El grupo A debería, pues, eliminar la carne de su dieta o, en su defecto, elegir los cortes más magros y dar prioridad al pollo o al pavo antes que a la carne roja. Puede comer pescado y marisco con moderación pero evitando algunos pescados blancos que contienen una lectina que puede perjudicar su tubo digestivo. Por el contrario, la mayoría de las legumbres le comportan un gran beneficio debido a su riqueza en proteínas vegetales.
Al organismo del grupo sanguíneo A le sientan muy bien una amplia variedad de cereales y granos, tales como el arroz, la avena, el sésamo o la cebada, por ejemplo. Por el contrario, los productos lácteos le resultan difíciles de digerir, por lo que sus opciones ideales serían la leche de cabra o de oveja, soja, kéfir o tofu, entre otras.
Como buen vegetariano las frutas y verduras son de vital importancia para el tipo A puesto que le proporcionan minerales, antioxidantes y enzimas digestivos. Aunque no todos los vegetales son aconsejables para su correcta alimentación dispone de una amplia gama donde elegir en beneficio de su salud, sobre todo (en realidad había puesto sobre todo junto porque soy un subnormal) si tiene especial cuidado con la familia de las solanáceas, es decir, tomates y patatas, por ejemplo. También conviene evitar algunas frutas, como las tropicales (a excepción de la piña) y dar prioridad a las frutas más alcalinas, tipo fresa.
Si bien el grupo sanguíneo A necesita poca grasa para su correcto funcionamiento hay dos aceites que le resultan muy aconsejables: el de oliva y el de linaza o semilla de lino. También debería incluir en su dieta una diversa selección de semillas y frutos secos.
Por lo que respecta a las especias, la lista donde el tipo A puede elegir es muy amplia puesto que le son de gran utilidad para reforzar su sistema inmunitario. Como condimento la mostaza cumple perfectamente este objetivo en los A pero deberían mirar con recelo los compuestos a base de tomate y vinagre.
Finalmente, este grupo sanguíneo completará su calidad de vida con ejercicio moderado y sobre todo (en realidad había puesto sobre todo junto porque soy un subnormal) con técnicas de relajación que potenciaran su sistema inmunitario y con ello su capacidad de reacción ante situaciones de estrés.
Rosa M. Canas